Por Agroempresario.com
En Carmen de Patagones, provincia de Buenos Aires, un productor argentino está revolucionando el engorde bovino mediante el cultivo de remolacha forrajera (Beta vulgaris). Alejandro Pérez Iturbe implementó este sistema en su campo Don Antuco y logró producir entre 2300 y 3500 kg de carne por hectárea en solo seis meses, con un costo aproximado de US$0,50 por kilo de carne.
La clave está en el aprovechamiento intensivo de un cultivo de alto valor energético y gran producción de materia seca: entre 30 y 36 toneladas por hectárea. Esto permite una carga ganadera de hasta 26 animales/ha, con ganancias diarias de peso de entre 750 y 900 gramos por animal.
La historia comenzó en 2017, cuando Pérez Iturbe viajó junto a otros productores ganaderos a Nueva Zelanda y Australia. Allí descubrió el uso de la remolacha forrajera para alimentar ganado de manera eficiente. Inspirado por la experiencia neozelandesa, decidió adaptar el modelo a las condiciones argentinas.
“Empecé sembrando siete hectáreas en el campo, y otras en Choele Choel para ver si funcionaba. Y funcionó muy bien”, relató. Con el tiempo, y tras ensayos con semilleras, logró establecer un sistema viable y reproducible.
La remolacha forrajera tiene una composición ideal para el engorde bovino. Su raíz contiene 3 megacalorías por kilo de materia seca, comparable al maíz. Las hojas aportan alta proteína, lo que permite balancear energía y nutrientes en una sola planta.
Pérez Iturbe explicó que, con un correcto manejo, es posible evitar problemas tóxicos históricamente vinculados a este cultivo. La adaptación del ganado al nuevo alimento se realiza en 20 días, y la dieta incluye un kilo adicional de fibra, generalmente maíz.
La remolacha forrajera se siembra entre agosto y octubre, y está lista para pastoreo en marzo. Necesita alrededor de 900 mm anuales de precipitación o un sistema de riego. En Don Antuco se usa riego por gravedad, pero el modelo también ha sido implementado exitosamente con pivotes en zonas como el Valle del Río Negro y Suárez.
Los rendimientos de materia seca pueden alcanzar 36 toneladas por hectárea, permitiendo una carga de 26 animales/ha y una ganancia diaria de 750 g. Si se parte de animales de 250 kg y se llega a 410 kg, la producción neta de carne puede ser de hasta 3500 kg por hectárea.
Con rendimientos intermedios de 25 a 30 toneladas de materia seca, se obtienen entre 2300 y 3300 kg de carne/ha. El costo de la ración sigue siendo altamente competitivo: US$0,50 por kilo de carne producida. A valores actuales, el margen bruto estimado por hectárea ronda los US$800, con un precio de carne superior en la Patagonia.
El modelo también es ideal para pequeños y medianos productores. “En 4 hectáreas podés engordar 100 animales”, destacó Pérez Iturbe. Esto es particularmente relevante para economías regionales donde las superficies disponibles son menores.
El caso de Alejandro Pérez Iturbe muestra que la remolacha forrajera no solo es viable, sino altamente rentable y escalable. Su implementación podría redefinir la ganadería en zonas con limitantes para los verdeos tradicionales. Con una inversión inicial controlada, alta productividad y un modelo replicado de países líderes, la Beta vulgaris se posiciona como un cultivo clave para el futuro de la carne argentina.