Por Agroempresario.com
La industria automotriz argentina atraviesa un momento de profunda transformación. En este contexto, Daniel Herrero, CEO de Prestige-Auto, empresa que tomó el control total de la operación de Mercedes-Benz Argentina, trazó una radiografía precisa del presente del sector y proyectó un futuro en el que la eficiencia, la especialización y la innovación marcarán la diferencia. “Hoy no hay lugar para vagos ni para 12% de ausentismo”, disparó el exCEO de Toyota con su reconocida franqueza.
Prestige-Auto, compañía perteneciente a Open Cars S.A., asumió la conducción de la marca de origen alemán y presentó sus primeros modelos bajo esta nueva gestión en el emblemático Museo Juan Manuel Fangio de Balcarce. Los lanzamientos incluyeron dos versiones de la Mercedes-Benz Vito —Tourer y Furgón Mixto— importadas desde España, así como la nueva generación del sedán coupé CLA. La jornada también sirvió para introducir la app Mercedes Me, que refuerza la conexión entre el usuario y su vehículo.
En diálogo con medios especializados, Herrero destacó que el actual escenario global —marcado por la inteligencia artificial, la electrificación y la conectividad— abre una oportunidad única para reposicionar la industria automotriz argentina. “Es como cuando entra el Pace Car en una carrera: todos largamos de nuevo. La clave está en adaptarse rápido”, reflexiona.
Para el ejecutivo, la diferencia la marcarán aquellos que logren incorporar tecnología a los procesos industriales y formen personal capacitado para esta nueva era. “Un paragolpes vale 80 dólares, pero un sistema de infotainment cuesta 800. Si seguís fabricando paragolpes, vas a morir. Hay que fabricar cerebros, no carrocerías”, sintetizó.
El mercado argentino, según Herrero, también vive una etapa particular. A pesar de las dificultades económicas, considera que la apertura comercial y el impulso a la competencia pueden ser beneficiosos si se combinan con un servicio postventa sólido y una mejora en la productividad. “Hoy tenés tres millones de opciones. Si querés diferenciarte, el servicio tiene que ser impecable”, sostuvo.
Respecto a la estrategia de Prestige-Auto, el CEO explicó que el enfoque será dual: por un lado, competir en el nicho del lujo con vehículos importados; por el otro, fortalecer la producción nacional —principalmente del utilitario Sprinter— para abastecer el mercado regional y expandirse hacia nuevos destinos como África o Estados Unidos. “Tenemos que fabricar más, bajar precios y ofrecer valor agregado desde la postproducción”, explicó.
Sobre el futuro de la movilidad, Herrero cree que la industria deberá atender a mercados que aún no están en condiciones de electrificarse. “En Nigeria hay menos de un teléfono por habitante y sólo el 30% tiene luz eléctrica. No podés vender autos eléctricos ahí. Pero esos mercados existen y los tenemos que atender nosotros”, aseguró.
Consultado sobre la posibilidad de producir una versión eléctrica del Sprinter en Argentina, fue claro: “Sí se puede, pero la inversión deberá surgir de la filial local. No podemos esperar que venga todo de Alemania”. En esa línea, confía en que el equipo de trabajo heredado de Mercedes-Benz tiene el potencial necesario para dar el salto de calidad. “Un general más o menos con un buen ejército gana cualquier batalla”, ironizó, citando a Sun Tzu.
Uno de los puntos más comentados de la entrevista fue su crítica al ausentismo laboral. “No se puede ser competitivo con 12% de ausentismo. Si querés la buena noticia, vas a tener trabajo de por vida. La mala, tenés que laburar todos los días”, afirmó. Y agregó que su buena relación con SMATA y su secretario general, Ricardo Pignanelli, será clave para lograr mejoras sostenidas.
“Ellos saben que el auto eléctrico va a requerir menos mano de obra, pero también entienden que hay negocios nuevos: mantenimiento, electrónica, transporte inteligente. Hay que mirar el bosque, no el árbol”, advirtió.
Respecto al Gobierno de Javier Milei, Herrero se mostró optimista pero cauto. “Todo cambio cultural genera resistencias. Al que le afecta lo nota desde el primer día; los beneficios tardan en llegar. Pero si se mantiene el rumbo, va a haber espacio para dialogar”, expresó. También remarcó la necesidad de proteger la industria nacional sin caer en un proteccionismo extremo: “La industria automotriz genera hasta 600.000 empleos y evita la salida de 12.000 millones de dólares por importaciones. Tiene que ser parte de la solución”.
Por último, subrayó que la eficiencia será el factor decisivo para el éxito de cualquier terminal automotriz. “Se terminó el tiempo de la ineficiencia. La competencia global no espera. El que no se adapta, queda afuera”, concluyó.
Herrero, con su estilo directo y su conocimiento profundo del negocio, dejó en claro que el desafío que se avecina será mayúsculo, pero también está cargado de oportunidades para quienes estén dispuestos a innovar, invertir y comprometerse con el trabajo y la calidad.