Por Agroempresario.com
El complejo exportador de carne vacuna atraviesa un fenómeno inusual en 2025: mientras el volumen embarcado se desploma más de un 20% en los primeros cinco meses del año, los ingresos en dólares muestran una mejora del 4,9%, sostenidos por un fuerte incremento en los precios internacionales, según reveló el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC), presidido por Mario Ravettino.
Durante mayo, las exportaciones de carne bovina refrigerada y congelada alcanzaron un volumen de 53.800 toneladas, generando ingresos por 293,6 millones de dólares. En comparación con abril, se observó una suba leve del 1,4% en volumen, pero con un salto del 9,4% en valor exportado. Esta mejora se explica principalmente por el precio promedio de exportación que, en el mes analizado, se ubicó en U$S5459 por tonelada, marcando una fuerte recuperación respecto a los valores de abril y del mismo mes del año anterior.
El informe del Consorcio ABC destaca que el precio medio de mayo se ubicó un 7,9% por encima del mes anterior y un 35,1% más alto que en mayo de 2024, cuando el valor era de U$S4041 por tonelada. Sin embargo, pese a la mejora, los precios aún se encuentran por debajo de los picos históricos de abril de 2022, cuando se superaron los U$S6300 por tonelada.
Desde mediados de 2022 en adelante, los precios internacionales habían iniciado una tendencia descendente que impactó fuertemente en los márgenes del negocio exportador. Pero el dato reciente sugiere un posible cambio de ciclo, favorecido por la demanda asiática.
Una vez más, China se posiciona como el principal destino de las exportaciones argentinas de carne bovina. En mayo de 2025, se despacharon hacia ese país unas 13.600 toneladas de carne con hueso y huesos producto de la despostada (por U$S27 millones), y otras 24.500 toneladas de carne deshuesada (por U$S117,7 millones), lo que representa un 70,9% del volumen total exportado en el mes.
En el acumulado de los primeros cinco meses, el gigante asiático concentró el 67% de las exportaciones. Aun así, los precios hacia ese mercado vienen mostrando una leve baja: en mayo de 2025, el valor promedio fue de U$S4802 por tonelada, frente al máximo histórico de U$S5900 alcanzado en 2022.
Además de los cortes tradicionales, las exportaciones de menudencias y productos elaborados también muestran señales de dinamismo. Durante mayo se enviaron 9.200 toneladas, por un valor de U$S16,6 millones, con precios que promedian los U$S1820 por tonelada. Productos como las lenguas bovinas alcanzaron picos de U$S3500 por tonelada, demostrando el alto valor agregado que puede capturarse con estas categorías.
En el acumulado de enero a mayo, las ventas de menudencias y preparaciones bovinas totalizaron 48.300 toneladas, por un ingreso de U$S83,5 millones, consolidando este segmento como un actor clave dentro del complejo cárnico.
Al analizar el total de exportaciones de carne bovina refrigerada y congelada de los últimos 12 meses (junio 2024 a mayo 2025), el informe del Consorcio ABC indica un volumen de 705.000 toneladas peso producto, con un ingreso total cercano a U$S3088 millones.
Este dato revela una paradoja del sector: con una oferta más ajustada, la carne argentina logra sostener e incluso mejorar sus ingresos gracias al repunte de los precios internacionales, pese a despachar casi 200.000 toneladas menos que en su récord de 2024.
La combinación de una menor oferta interna (producto de la liquidación forzada del año anterior y el escaso ritmo de retención en los rodeos) y una demanda internacional firme, principalmente de Asia, está redefiniendo el comportamiento de los envíos externos.
Las proyecciones para lo que resta del 2025 dependen de la continuidad del sendero alcista en los precios internacionales y de la capacidad del mercado interno para sostener niveles de faena que no comprometan aún más el stock ganadero.
En ese sentido, preocupa que el rodeo nacional siga en retroceso y que no se registren señales claras de retención en los campos. Un menor número de animales disponibles podría restringir aún más el volumen exportable, lo que pondría presión sobre la sostenibilidad del negocio en el mediano plazo.
Sin embargo, si los precios internacionales se mantienen firmes y la apertura de nuevos mercados continúa —como los recientes avances hacia mercados como Filipinas—, el complejo exportador podría seguir generando divisas valiosas para el país, incluso en un escenario de menor producción.