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Por Agroempresario.com
“Estamos viviendo una revolución silenciosa”, afirmó Alessandro Cruvinel, director de la Secretaría de Innovación, Desarrollo Sostenible, Riego y Cooperación del Ministerio de Agricultura de Brasil, durante el panel “Construyendo resiliencia climática a través de la agricultura sostenible” en el World Agri-Tech South América. Esta frase sintetiza el ambicioso proceso de transformación que vive el agro brasileño para enfrentar el cambio climático mediante la articulación entre ciencia, políticas públicas y el sector privado.
En un momento global donde la presión ambiental y las exigencias comerciales por sostenibilidad crecen día a día, Brasil apuesta por un modelo agrícola innovador que combina tecnología avanzada, políticas estratégicas y una cooperación estrecha con empresas y productores. Este modelo se basa en herramientas como bioinsumos, digitalización del agro e investigación genética aplicada para hacer los cultivos más resistentes a las variaciones climáticas.
El cambio climático es uno de los mayores desafíos para la agricultura mundial. En Brasil, la respuesta se está construyendo desde la ciencia y la innovación tecnológica. Ana Euler, directora ejecutiva de Innovación, Negocios y Transferencia de Tecnología de Embrapa, la empresa pública de investigación agropecuaria de Brasil, explicó que la tecnología de fijación biológica de nitrógeno, un tipo de bioinsumo, ya se aplica en más de 46 millones de hectáreas de soja y maíz. Esta innovación no solo ha generado un ahorro económico para los productores que supera los 24.800 millones de reales (unos 4.700 millones de dólares), sino que además evitó la emisión de 78 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
“Estamos guiando la investigación hacia nuevas especies, más allá de las leguminosas, como los pastos, fundamentales para la producción de leche y carne”, detalló Euler. Además, resaltó que Embrapa cuenta con más de 10.000 tecnologías listas para ser transferidas y opera 43 unidades de investigación en todo Brasil, con un alcance nacional y territorial.
Otra línea clave de trabajo es la genómica aplicada, con la que se desarrollan cultivos adaptados a las condiciones cambiantes del clima. Este año se esperan seis nuevos bioinsumos que se lanzarán en alianza con el sector público. También se impulsa la digitalización agrícola, enfocada en mejorar la asistencia técnica, uno de los principales desafíos para escalar estas tecnologías, especialmente entre pequeños y medianos productores, que representan dos tercios de los establecimientos rurales brasileños.
El sector público juega un rol fundamental en esta revolución silenciosa. Alessandro Cruvinel destacó iniciativas como el programa “Agro Brasil + Sustentable”, una plataforma gratuita que permite a los productores demostrar prácticas agrícolas sostenibles ante mercados internacionales que exigen trazabilidad y certificación libre de deforestación. Asimismo, mencionó “Mapa Conecta”, una red digital y territorial que vincula a inversores, universidades, empresas, gobiernos subnacionales y startups en torno a la innovación agrícola.
El desarrollo de políticas públicas efectivas se evidencia también en experiencias concretas, como la gestión eficiente del agua en zonas semiáridas. Esta práctica, que se convirtió en política pública, ya fue adoptada por más de 1000 familias rurales y les permitió mantener su producción en contextos de sequía severa.
Desde la visión del sector privado, Silvia Dávila, presidenta para América Latina de Danone, enfatizó la necesidad de actuar de manera conjunta y rápida para enfrentar los desafíos climáticos y sociales. “La agricultura lo cambia todo”, afirmó, y destacó que para que el agro sea parte de la solución, debe formarse un ecosistema sólido que incluya gobiernos, empresas, productores y consumidores.
Dávila alertó que los sistemas alimentarios están bajo fuerte presión y que el tiempo para respuestas aisladas ya pasó. “Solo con reglas claras, incentivos adecuados y compromiso ambiental podremos avanzar”, subrayó. Además, remarcó que la sostenibilidad no es una opción sino una necesidad urgente, especialmente en el uso eficiente del agua y la energía.
La ejecutiva señaló que es crucial contar con claridad regulatoria y acceso a financiamiento para innovar y crecer. “Cuando existe una visión a largo plazo y estabilidad, las empresas pueden invertir e innovar con mayor confianza”, destacó.
La transformación digital en el agro es otro pilar de esta revolución silenciosa. La Embrapa y otras instituciones trabajan para integrar tecnologías de precisión, comercio electrónico y herramientas de trazabilidad que permitan aumentar la eficiencia y la sostenibilidad. La asistencia técnica digitalizada apunta a superar barreras que impiden que las innovaciones lleguen a todos los productores.
La agricultura de precisión ayuda a optimizar el uso de recursos, reducir impactos ambientales y mejorar los rendimientos productivos. Este enfoque no solo es crucial para la resiliencia frente al cambio climático, sino que también responde a las demandas internacionales de producción sustentable y transparencia.
El modelo brasileño destaca por su integración multisectorial. Ciencia, políticas públicas y sector privado trabajan de manera coordinada para construir un agro que sea al mismo tiempo productivo, sustentable y resiliente. Victoria de Sá, socia fundadora de VERT Capital, y Caio Carvalho, presidente de la Asociación Brasileña del Agronegocio, también participaron en el panel, destacando la importancia de mantener el impulso y el compromiso para consolidar estos avances.
Este enfoque puede servir como ejemplo regional y global para otros países que enfrentan desafíos similares ante el cambio climático. La “revolución silenciosa” de Brasil demuestra que la innovación y la cooperación son claves para garantizar la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible.
