Por Agroempresario.com
Una innovación biotecnológica promete transformar el mercado del trigo: una startup chilena, junto con una semillera trasandina y otra argentina, desarrollaron una variedad de trigo editado genéticamente que genera harina blanca con un aporte de fibra dietaria cinco a diez veces superior al de los cultivares convencionales. Según los obtentores, esta edición no compromete la calidad, el sabor ni la textura de la harina, permitiendo que el pan blanco alcance virtudes nutricionales similares al integral.
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile confirmó que este material, obtenido mediante la técnica CRISPR, no corresponde a un Organismo Genéticamente Modificado (OGM), lo que facilita el cultivo de campo sin restricciones adicionales. Esta iniciativa busca enfrentar el bajo consumo de fibra en países como Chile y Argentina, donde predominan productos de harina refinada. El proyecto ya cuenta con validación en laboratorio, registro de patente provisional en 2024 y ensayos de campo programados para 2025/2026. También se están realizando gestiones con la Conabia argentina y con organismos de regulación en Brasil y Estados Unidos.
El nuevo trigo permitirá que dos rebanadas de pan blanco puedan suplir al menos la mitad de la ingesta diaria recomendada de fibra, lo que impactaría positivamente en la salud digestiva y cardiovascular. Aunque inicialmente podría tener un costo elevado, se espera que la demanda se ajuste con base en sus beneficios nutricionales, favoreciendo su adopción en mercados masivos.
Existen antecedentes de edición génica en trigo a nivel internacional. En Australia, la agencia estatal de mejoramiento de cebada, trigo y avena, junto con una compañía estadounidense de agrotecnología, comenzó en 2024 a cultivar y evaluar cientos de variedades de trigo editado genéticamente. Este proyecto busca identificar combinaciones de genes que puedan incrementar la productividad hasta un 15%. Las semillas se desarrollan en invernaderos en el sureste de Queensland, para luego sembrarse en más de 45 sitios de prueba durante la temporada 2025. La innovación incluye el uso de inteligencia artificial, que acelera la detección de variaciones genéticas a editar.
En Europa, estudios de edición génica en trigo lograron reducir en un 45% la acrilamida, un potencial carcinógeno que se genera al hornear harina. Los niveles de asparagina, precursora de la acrilamida, fueron hasta un 50% menores que en variedades convencionales. Este tipo de ensayos de campo demuestra la viabilidad del trigo editado para uso comercial, siempre que exista un marco normativo adecuado y se garantice la rentabilidad de la inversión.
Por otra parte, científicos de la Universidad de Oxford desarrollaron un trigo que permanece verde más tiempo, mediante la edición del gen SP1, presente en los cloroplastos. Estos órganos celulares realizan la fotosíntesis y generan energía para la planta. Con el ajuste genético, las hojas prolongan su verdor, alargando la fotosíntesis y aumentando la biomasa. Esto permite a la planta crecer mejor, resistir estrés ambiental y producir mayores rendimientos sin introducir genes de otras especies.
Científicos chinos también trabajan en trigo de mayor rendimiento para panificación. Mediante CRISPR-Cas9, identificaron mecanismos moleculares que afectan el desarrollo del grano, aumentando su longitud y peso. Detectaron factores de transcripción asociados con la morfología del grano, logrando optimizar la producción de harina con alto contenido de fibra y potencial comercial atractivo.
Estos desarrollos reflejan una tendencia global: el uso de edición genética para generar cultivares de trigo de alto valor agregado dentro de un mercado convencional, saturado y competitivo. Las nuevas variedades apuntan a satisfacer demandas nutricionales, aumentar el rendimiento y mejorar la eficiencia de los cultivos sin comprometer el sabor o la textura del producto final.
Aunque los avances científicos son prometedores, la comercialización de trigo editado genéticamente depende de la aprobación de organismos regulatorios y la aceptación del consumidor. En Argentina, la Conabia deberá evaluar la seguridad alimentaria, mientras que Brasil y Estados Unidos revisarán aspectos de importación y etiquetado. La diferenciación entre trigo editado y OGM es clave para facilitar la aceptación y promover la adopción comercial.
El impacto económico también será un factor determinante. La producción de trigo con mayor contenido de fibra podría abrir nichos de mercado y generar valor agregado para molinos, panaderías y consumidores. De lograrse la escala adecuada, la innovación contribuirá a posicionar a Chile, Argentina y otros países de la región como líderes en biotecnología agrícola aplicada a la alimentación saludable.
El desarrollo del trigo de alta fibra refleja un cambio de paradigma: el enfoque ya no está solo en maximizar la producción, sino en generar beneficios nutricionales y mejorar la calidad del producto final. La combinación de biotecnología, inteligencia artificial y edición de genes como SP1 representa una herramienta poderosa para enfrentar desafíos globales como el bajo consumo de fibra y la necesidad de cultivos más resilientes al cambio climático.
Con estos avances, se abre la puerta a nuevos programas de investigación y colaboración internacional, que incluyen a empresas privadas, universidades y organismos públicos de regulación. La colaboración transnacional, la inversión en innovación y la atención a la salud pública serán claves para consolidar esta tendencia.