Por Agroempresario.com
En un contexto donde los mercados observan con atención cada señal económica del Gobierno argentino, el viceministro de Economía, José Luis Daza, salió a dar definiciones clave sobre el modelo económico. En un evento ante inversores internacionales organizado por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), Daza defendió la política cambiaria, relativizó el déficit de cuenta corriente y aseguró que la inflación argentina podría situarse por debajo del promedio global. Además, explicó por qué el Gobierno cree que la economía ya tocó fondo y está en recuperación.
Con sede en el Banco Galicia, el foro fue una oportunidad para que Daza transmita confianza a los mercados y defienda el corazón del plan económico liderado por Luis “Toto” Caputo, en un contexto de dudas sobre la sostenibilidad del equilibrio fiscal y el impacto del tipo de cambio.
“El tipo de cambio no está planchado ni controlado, está flotando”, aseguró el funcionario.
Daza reiteró que el dólar se mueve libremente y no está administrado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA). “Se va a determinar por la oferta y la demanda”, dijo. En ese sentido, enfatizó que se está produciendo un cambio estructural en la balanza de pagos del país, donde los sectores energético y minero serán claves.
Según proyectó, los superávits de estos sectores podrían sumar entre USD 50.000 y USD 60.000 millones en el mediano plazo, lo que equivaldría —según su comparación— “a dos agros argentinos”.
Consultado por el déficit externo de USD 5.200 millones registrado en el primer trimestre del año —casi el doble de lo estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para todo 2025—, Daza le restó dramatismo. “Es razonable y esperable”, afirmó. Según su visión, es un déficit impulsado por la inversión, lo cual considera positivo en una economía “descapitalizada”.
“Nos sentimos cómodos con este nivel. Lo vamos a monitorear”, dijo.
Comparó la situación con la de países como España en 2008, donde el déficit de cuenta corriente alcanzaba el 14% del PBI. “Acá hablamos de un 2% en un país que puede crecer al 6%”, argumentó.
El eje rector del plan económico es, según Daza, el equilibrio fiscal. “Representa un quiebre con la historia reciente de Argentina y de Occidente”, sentenció. Recordó que el Gobierno asumió “al borde de la hiperinflación y del colapso financiero”, pero logró estabilizarse sin incumplimientos ni estallidos.
Daza señaló que se redujo un 30% el gasto público en términos reales durante el primer año de gestión. Además, destacó que el ajuste fue acompañado de una política monetaria sólida, un manejo ordenado de la deuda y una relación “fluida” con el FMI.
Durante su exposición, Daza compartió una conversación con la titular del FMI, Kristalina Georgieva. Recordó que cuando le plantearon el cambio a un sistema de flotación del tipo de cambio, ella se mostró escéptica, pero que luego recapacitó al ver los logros del equipo económico en tan poco tiempo.
“Hicieron lo que ningún país pudo hacer en décadas”, le habría dicho Georgieva a Luis Caputo.
En otro tramo clave de su exposición, Daza aseguró que la inflación está bajo control. “La tasa ya no define la economía. Matamos las fuentes de inflación”, afirmó. Estimó que, en el futuro cercano, Argentina podría tener una inflación más baja que el promedio mundial, proyectado por el FMI en 4,2% para 2025.
Agregó que “no hay razones” para que la inflación local supere a la de los países de la región. Además, aclaró que la desinflación no se logró a costa de la recesión. “La economía ya venía cayendo cuando asumimos. Tocó piso en marzo y está creciendo”, dijo.
Daza sostuvo que el modelo actual constituye un “ajuste fiscal expansivo”, algo que desafía los manuales clásicos. En el primer trimestre de 2025, según los datos que compartió, la inversión creció un 23% en términos reales. A esto se suma la flexibilización de reglas para importar maquinaria usada, lo que facilita el reequipamiento productivo.
“Estamos frente a un proceso de expansión liderado por la inversión”, subrayó.
El funcionario insistió en que Argentina está descapitalizada, y que el déficit externo responde, en buena medida, a la necesidad de recomponer capital. También subrayó que está siendo financiado por el sector privado, no por emisión monetaria.
Daza no se limitó a hablar del frente interno. Hizo un recorrido por el nuevo escenario global y advirtió que ya no se vive en el mismo mundo que entre 1989 y 2019. La etapa de globalización acelerada, dijo, finalizó con la pandemia y el regreso de las tensiones geopolíticas.
“El nuevo mundo crece más lento, tiene inflación más alta y está marcado por cambios demográficos profundos”, señaló. En ese marco, explicó que el dinamismo de Estados Unidos, impulsado por su flexibilidad laboral, lo separa del resto del mundo, incluyendo a Europa y, en algunos aspectos, también a China.
En cuanto al país asiático, dijo que su impacto en los precios de los commodities fue “brutal” entre 2004 y 2014, pero que hoy ese empuje ya no existe. Esto obliga a países como Argentina a revisar su matriz exportadora.
También mencionó que la inteligencia artificial será uno de los factores definitorios del crecimiento económico, concentrada en Estados Unidos y China, con una Europa rezagada.
Para cerrar, Daza dejó entrever que el Gobierno ve condiciones para iniciar un nuevo ciclo de crecimiento. Con una inflación en descenso, inversión en alza y superávits comerciales esperados, considera que el país puede abandonar la volatilidad estructural de las últimas décadas.
“El tipo de cambio es competitivo y sostenible. No hay razones para esperar una devaluación”, concluyó.
Sus declaraciones apuntan a consolidar el respaldo de los inversores internacionales, enviar una señal de estabilidad al mercado interno y reforzar el relato oficial sobre el “cambio de régimen económico” que busca instalar la administración de Javier Milei.