Por Agroempresario.com
Los anuncios del expresidente Donald Trump sobre la imposición de aranceles a Brasil y Chile han generado un impacto inmediato en Wall Street y en los mercados globales, aunque muchos inversores mantienen dudas sobre la efectividad y aplicación final de estas medidas. La noticia alteró el humor de los mercados, provocando movimientos de divisas y caídas en los índices regionales, pero las señales de los inversores norteamericanos sugieren que el efecto podría ser temporal.
Trump decidió castigar a Brasil con aranceles generalizados del 50% a partir del 1 de agosto, una medida que impactó de inmediato en la economía brasileña. La moneda local, el real, cayó más del 2%, ubicándose en 5,68 por dólar, niveles similares a los de principios de junio. Esta devaluación beneficia a las exportaciones brasileñas, pero representa un desafío para la economía del país y un impacto indirecto para Argentina, que mantiene un superávit comercial con Brasil y verá dificultada su competitividad.
En paralelo, Chile fue alcanzado por un aumento al 50% en los aranceles sobre el cobre, mineral esencial que representa una fracción significativa de sus exportaciones a Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno chileno se muestra confiado, argumentando que la demanda creciente desde China e India compensará la pérdida del mercado estadounidense, y que, además, el arancel podría no entrar en vigencia dada la dependencia que Estados Unidos tiene del cobre chileno.
La reacción de Wall Street fue una mezcla de preocupación y escepticismo. Mientras que los índices principales, como el S&P 500 y el Nasdaq, cerraron con subas significativas (+0,61% y +0,94% respectivamente), las tasas de bonos del Tesoro estadounidense descendieron ligeramente, reflejando confianza en la estabilidad del mercado pese a la incertidumbre arancelaria.
El Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq en las operaciones posteriores al cierre mostraron bajas marginales, indicando que los inversores no perciben los anuncios como un cambio estructural en el panorama financiero de Estados Unidos. Asimismo, los mercados de materias primas reaccionaron con leves descensos en los precios del petróleo (-0,30%) y en los granos como trigo, maíz y soja, mientras que el oro experimentó un leve aumento (+0,15%), posicionándo como un activo refugio en tiempos de incertidumbre.
Brasil, con una deuda externa aproximada de USD 748.000 millones y reservas por USD 350.000 millones, enfrenta ahora una presión adicional sobre su economía. La calificación crediticia Ba1 obtenida en octubre pasado fue celebrada por los mercados, pero la imposición de aranceles norteamericanos podría poner en jaque la confianza de los inversores. La cotización de empresas brasileñas en la Bolsa de São Paulo se prevé que refleje esta tensión en las jornadas siguientes, sumándose posibles ajustes en sus estrategias de negocios y finanzas.
Argentina, aunque inicialmente beneficiada por la exención de aranceles en el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos —exceptuando acero y aluminio que mantienen un gravamen del 50%—, también sufrió consecuencias indirectas. Sus bonos soberanos, que abrieron al alza en el mercado internacional tras el anuncio, comenzaron a caer junto a otros títulos de la región, evidenciando el nerviosismo entre los inversores.
El Tesoro argentino realizó pagos importantes esta semana para cumplir con sus compromisos internacionales: USD 2.550 millones fueron transferidos para abonar cupones de bonos globales con ley extranjera, y otros USD 1.600 millones se destinarán a tenedores de bonos con ley argentina, aunque estas transacciones redujeron temporalmente las reservas a USD 39.168 millones.
Los certificados de tenencia de acciones argentinas (ADR) que cotizan en Wall Street operan con bajas generalizadas pero con escasa actividad, lo que sugiere cautela más que pánico.
El contexto local se ve afectado por tensiones políticas adicionales. La relación del Gobierno argentino con gobernadores se deteriora, y se esperan vetos presidenciales a leyes que favorecen a jubilados, universidades y provincias, generando incertidumbre sobre el rumbo fiscal del país. En este escenario, la confianza de los inversores dependerá de cómo se gestionan estas leyes y de la capacidad del Ejecutivo para mantener la estabilidad hasta las elecciones de medio término.
En Brasil, el presidente Lula da Silva enfrenta el desafío de mitigar los efectos negativos de la medida de Trump sobre el real y la economía, al tiempo que busca fortalecer la posición de su país en mercados internacionales.