Por Agroempresario.com
La economía del Reino Unido volvió a registrar una contracción en mayo de 2025, acumulando dos meses consecutivos de decrecimiento, según informó la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés). El producto interior bruto (PIB) disminuyó un 0,1% en mayo, tras un retroceso del 0,3% en abril, reabriendo el debate sobre las perspectivas económicas en medio de un panorama global incierto.
Este dato inesperado sorprendió a los economistas, quienes habían previsto un crecimiento del 0,1% para el mes, reflejando una desaceleración que podría afectar el ritmo de recuperación del país durante el segundo semestre del año.
Aunque el sector servicios —pilar fundamental de la economía británica— mostró un ligero crecimiento del 0,1%, este avance fue insuficiente para compensar la caída registrada en otros sectores. La producción industrial descendió un 0,9% y la construcción cayó un 0,6% durante mayo, empujando hacia abajo la actividad económica general.
La directora de Estadísticas de la ONS, Liz McKeown, señaló que el crecimiento en servicios estuvo impulsado por una buena recuperación en los despachos de abogados y en la programación informática, mientras que las ventas minoristas experimentaron un mes débil, que impactó negativamente en el conjunto.
En cuanto a la producción industrial, la caída estuvo marcada principalmente por una reducción en la fabricación de vehículos, un sector clave para la economía británica que mostró señales de estancamiento en el contexto de incertidumbre global.
El primer trimestre de 2025 fue favorable para la economía del Reino Unido, que mostró un crecimiento rápido y superó a otras economías del Grupo de las Siete (G7). El Banco de Inglaterra revisó recientemente al alza su pronóstico para el crecimiento anual, situándose en torno al 1%. Sin embargo, este repunte inicial se atribuye en parte a factores puntuales, como la expiración en abril de una exención fiscal en algunas compras de viviendas y la aceleración de la producción por parte de fabricantes para evitar aumentos en aranceles estadounidenses.
Para que el segundo trimestre del año muestre crecimiento real, la ONS advirtió que los datos de junio deberían mostrar al menos una estabilidad en la actividad económica. El Banco de Inglaterra estima que el crecimiento del trimestre podría rondar un 0,25%, aunque la reciente contracción genera incertidumbre sobre si este objetivo será alcanzado.
El descenso de la actividad en sectores industriales y de construcción en mayo refleja los desafíos estructurales que enfrenta la economía británica. La debilidad en la fabricación de vehículos es un indicador preocupante, en tanto que el sector servicios continúa siendo un motor fundamental pero vulnerable a las fluctuaciones del consumo minorista.
La ministra de Hacienda, Rachel Reeves, enfrenta así un escenario complejo donde las políticas fiscales y monetarias deberán estar orientadas a mantener el impulso económico sin generar presiones inflacionarias adicionales.
Además, la economía global sigue sujeta a tensiones geopolíticas y cambios en las cadenas de suministro, factores que afectan directamente a Reino Unido, especialmente en el marco del Brexit y la incertidumbre sobre acuerdos comerciales futuros.
Si bien la economía británica logró sostener un crecimiento durante el inicio del año, los datos de abril y mayo revelan una desaceleración que no puede ser ignorada. El ligero avance en el sector servicios contrasta con la caída en producción industrial y construcción, generando dudas sobre la estabilidad del crecimiento en los próximos meses.
La capacidad del Reino Unido para superar estos desafíos dependerá de la respuesta política y de la evolución del contexto global, que aún presenta numerosos riesgos.