Por Agroempresario.com
En el corazón de Misiones, un grupo de investigadores del Conicet está revolucionando el control de enfermedades citrícolas con una herramienta de alta precisión. Se trata de un biopesticida desarrollado por el Instituto de Biología Subtropical (IBS), que utiliza tecnología de ARN de interferencia (RNAi) para neutralizar al insecto vector del HLB sin afectar al resto del ecosistema. El producto, aún en etapa de prueba, promete reemplazar agroquímicos, evitar residuos tóxicos y reducir los daños económicos que genera esta enfermedad en el sector citrícola.
El Huanglongbing (HLB) es una enfermedad bacteriana letal para los cítricos, causada por la bacteria Candidatus liberibacter. Al ingresar a la planta, obstruye los vasos conductores de savia, lo que produce su debilitamiento progresivo y, finalmente, su muerte. Presente en más de 65 países, representa uno de los mayores desafíos para las economías regionales que dependen de la producción citrícola, como el noroeste argentino.
En nuestro país, fue detectado por primera vez en 2012 y desde entonces se ha expandido a diversas regiones, impulsando mayores controles sanitarios. Sin embargo, recientemente el Senasa resolvió trasladar a los productores parte de los costos y responsabilidades en las tareas de fiscalización, lo que generó preocupación en el sector, especialmente en el caso del limón.
La innovación del IBS consiste en un biopesticida basado en RNAi, una técnica que permite enviar un mensaje genético específico a una especie objetivo, en este caso el insecto Diaphorina citri, transmisor del HLB. “Lo que buscamos es dirigir un mensaje genético que solo puede ser interpretado por la especie objetivo. Entonces, con este mensaje de autodestrucción logramos interferir en la actividad de ese gen”, explicó Marcos Miretti, investigador del IBS-Conicet.
A diferencia de los pesticidas tradicionales, este enfoque no daña a otras especies, no contamina el suelo ni el agua, y no genera resistencia en los insectos. Además, se perfila como una alternativa sostenible y duradera.
Los ensayos preliminares fueron realizados tanto en el laboratorio del Grupo de Investigación en Genética Aplicada (GIGA) del IBS, como en la Estación Experimental Agropecuaria Bella Vista del INTA, en Corrientes. En ambas instancias se comprobó su eficacia sin efectos colaterales negativos.
El próximo paso consiste en encapsular el producto para protegerlo de las condiciones climáticas y realizar pruebas a campo más extensas. Finalmente, el producto deberá ser registrado como fitosanitario antes de salir al mercado.
“Es muy satisfactorio ver que nuestro trabajo de tantos años puede ayudar a la sociedad de manera concreta. Sabemos lo que sufren los productores citrícolas cuando son atacados por el HLB porque tienen que quemar todas las plantas, y así pierden sus plantaciones y el sustento para sus familias”, expresó María José Blariza, integrante del equipo de investigación.
El éxito del biopesticida no solo representa un avance científico, sino también una oportunidad de desarrollo económico. Por ello, los investigadores trabajan en la creación de una empresa de base tecnológica (EBT) que permita comercializar el producto y expandir su uso a otras regiones y cultivos. La versatilidad de esta plataforma biotecnológica también abre la puerta a futuros desarrollos para el control de otras plagas agrícolas e incluso enfermedades humanas.
“Esta tecnología puede ser una herramienta clave no solo para la citricultura, sino para transformar el modelo de control de plagas hacia alternativas más sustentables y específicas”, agregaron desde el IBS.