Por Agroempresario.com
Para los viajeros que buscan una experiencia distinta, lejos de los circuitos turísticos convencionales, la Ruta Provincial N°1, también conocida como la Ruta de los Acantilados, se impone como una opción privilegiada. Este recorrido costero de 100 kilómetros, ubicado en la provincia de Río Negro, combina la inmensidad del Mar Argentino, acantilados imponentes y un entorno natural poco intervenido.
El camino parte desde El Cóndor, un balneario que se destaca por sus playas abiertas, los deportes náuticos y la presencia de la colonia de loros barranqueros más grande del mundo. Allí comienza la transición hacia un paisaje donde la naturaleza patagónica se expresa con libertad.
A pocos kilómetros, se alza el Faro Río Negro, el más antiguo de la Patagonia, testigo silencioso del tiempo. Siguiendo hacia el sur aparece La Lobería, con sus piletas naturales, arena gruesa y canto rodado, donde es posible disfrutar del contacto directo con la costa y, con suerte, observar delfines o lobos marinos.
Más adelante, Punta Bermeja alberga la colonia de lobos marinos más grande del continente sudamericano, ofreciendo un espectáculo único para quienes aman la fauna marina.
La ruta sigue hacia Bahía Rosas, un paraje donde los médanos protegen playas vírgenes, ideales para la pesca, el descanso o simplemente la contemplación del horizonte patagónico.
El recorrido culmina en Bahía Creek, un paraje agreste y casi deshabitado donde el silencio es parte del paisaje. Entre los meses de julio y septiembre, los visitantes tienen la oportunidad de avistar ballenas francas australes desde la misma orilla, una experiencia inolvidable.
Este circuito poco conocido invita a reconectar con la belleza natural del sur argentino, alejado del ruido y en armonía con la tierra, el mar y el viento.