Por Agroempresario.com
La semana comenzó con una relativa calma en el mercado cambiario, pero los desafíos están lejos de disiparse. Con el dólar oficial mayorista cerrando en $1.275 y el billete minorista en $1.300, el Gobierno enfrenta un nuevo escenario financiero tras el desarme de las Letras de Financiamiento (LEFI) y el fin del ingreso extraordinario de divisas por el agro, dos factores que habían ayudado a sostener la oferta de dólares en semanas anteriores.
El Ministerio de Economía, bajo presión por el efecto monetario del desarme de instrumentos en pesos, aplicó una serie de medidas de contención. Sin embargo, la respuesta del mercado evidencia una tensión latente que se expresa tanto en las tasas de interés en pesos, como en la evolución del dólar financiero y las expectativas en torno a las reservas del Banco Central (BCRA).
Uno de los elementos más importantes de las últimas semanas ha sido el fin de la ventana para liquidar exportaciones con retenciones reducidas. El esquema de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) impulsado por el Gobierno permitía al sector agropecuario beneficiarse con un tipo de cambio más favorable, lo que generó un adelantamiento de liquidaciones.
Según un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI), esta medida generó un ingreso significativo de dólares durante junio y principios de julio, pero ya muestra señales claras de agotamiento. “Hasta el miércoles tienen plazo los exportadores para cerrar operaciones con beneficios fiscales”, explicaron desde la firma, anticipando una caída sustancial en el flujo de divisas en adelante.
Durante la semana pasada, los ingresos por exportaciones comenzaron a desacelerarse: el miércoles ingresaron USD 154 millones, el jueves USD 180 millones, frente a un promedio de USD 254 millones diarios en los cinco días previos.
En cuanto al tipo de cambio, el dólar mayorista experimentó una baja respecto al cierre del viernes pasado, cayendo $11 hasta $1.275, según datos de ABC Cambios. Durante el día, la cotización había llegado a tocar los $1.294, pero cerró en los valores mínimos tras una fuerte presión vendedora en la última hora de la rueda.
En paralelo, el dólar MEP y el Contado con Liquidación (CCL) también revirtieron las subas de la semana pasada y cerraron en baja, con retrocesos promedio del 0,62%. El MEP finalizó en $1.285 y el CCL en $1.287, mientras que el dólar blue se mantuvo firme y subió $15, cerrando en $1.320.
Estas cifras evidencian que si bien el oficialismo logró evitar una escalada inmediata, la tensión persiste y puede recrudecer en cualquier momento.
Otro foco de preocupación es la volatilidad de las tasas de interés en pesos. El desarme de LEFIs liberó más de $10 billones en el mercado, generando un excedente de liquidez que obligó al BCRA a reaccionar con distintas herramientas: pases pasivos, licitaciones de letras en pesos y operaciones en el mercado de futuros de dólar.
En particular, la licitación del miércoles pasado permitió absorber alrededor de $5 billones, ofreciendo tasas atractivas para los bancos. Sin embargo, los analistas advierten que este tipo de soluciones son transitorias y no resuelven la presión estructural sobre el tipo de cambio.
“El regreso de los pases pasivos busca dar una señal al mercado, pero también revela la dificultad del BCRA para controlar la masa monetaria sin dañar el financiamiento interno”, señalaron desde PPI.
El comportamiento de las reservas también fue foco de atención. Según PPI, entre el 23 de junio y el 16 de julio, el Tesoro habría comprado unos USD 614 millones, aunque hay cifras no explicadas que generan dudas en el mercado. Por ejemplo, el aumento de USD 440 millones en reservas brutas reportado recientemente no se condice con los depósitos oficiales en el BCRA, que crecieron apenas USD 46 millones.
Una parte de esa diferencia podría explicarse por un incremento de encajes bancarios en dólares por USD 344 millones, pero aún quedarían USD 321 millones sin una fuente clara de origen. Esta falta de transparencia en las estadísticas despierta inquietudes sobre la sostenibilidad del programa de acumulación de reservas.
El mercado de futuros también está activo. En la plaza Rofex, se negociaron USD 1.003 millones en contratos de dólar, aunque con escasa participación en plazos largos. El contrato con vencimiento a fin de julio cerró en $1.284, con una Tasa Nominal Anual (TNA) del 25,76%.
Esto indica que los inversores buscan cobertura ante posibles sobresaltos en las próximas semanas, aunque sin apostar todavía a una devaluación inmediata.
Con el final del dólar agro, el mercado sabe que se reduce el ingreso de divisas justo cuando el Gobierno necesita mostrar fortaleza fiscal y monetaria. El recorte de retenciones permitió un alivio temporal, pero ahora expone al Ejecutivo a una realidad incómoda: la falta de un nuevo ancla para estabilizar el tipo de cambio sin sacrificar reservas ni subir más las tasas.
Además, los vencimientos de deuda en pesos —como los $45 billones que enfrentará el Tesoro antes de las elecciones— complican aún más el escenario.
La economía argentina entra así en una fase de transición: con menos herramientas transitorias, deberá apoyarse más en la confianza, la estabilidad política y una estrategia clara de largo plazo para mantener controlado al dólar.