Por Agroempresario.com
La reciente decisión de Estados Unidos de imponer un arancel del 50% a las importaciones provenientes de Brasil representa un cambio de escenario estratégico para los países de la región. El sector foresto-industrial argentino, en particular, podría beneficiarse notablemente de esta reconfiguración del comercio internacional.
El expresidente estadounidense Donald Trump, en un contexto de tensiones diplomáticas y desequilibrios comerciales, aplicó un aumento de tarifas a productos brasileños, entre ellos los de la cadena foresto-industrial. La medida responde, según explicó, tanto al déficit comercial como al proceso judicial que enfrenta el exmandatario Jair Bolsonaro en su país, acusado de intentar un golpe de Estado. Mientras el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva busca revertir la medida a través del diálogo diplomático, el sector exportador argentino se posiciona para aprovechar la oportunidad.
Según el economista Gerardo Alonso Schwarz, jefe del IERAL NEA de la Fundación Mediterránea, “en el corto plazo se generará una desviación de comercio, y eso puede beneficiar a países que ya exportan productos similares a Estados Unidos con tarifas más bajas”.
En 2024, Brasil exportó a Estados Unidos por US$40.000 millones, mientras que la Argentina apenas alcanzó los US$6.400 millones. Del total exportado por Brasil, US$3.300 millones corresponden al sector foresto-industrial, especialmente pasta celulósica y derivados de la madera. En el caso argentino, el número fue muy inferior: apenas US$150 millones, aunque con potencial de crecimiento.
“La producción interna estadounidense no podrá cubrir esa demanda rápidamente, lo que genera una oportunidad para países con mejores condiciones arancelarias. En general, los productos argentinos pagan un 10%”, explicó Alonso Schwarz.
Uno de los rubros con mayor potencial de crecimiento para la Argentina es el de la pasta celulósica de coníferas, cuyas exportaciones nacionales alcanzaron US$130 millones, frente a los US$1.674 millones de Brasil en ese segmento. Con una demanda sostenida por parte de la industria estadounidense, este es un espacio que podría ser ocupado por empresas argentinas con capacidad instalada y experiencia exportadora.
También existe una ventana comercial en productos derivados de la madera, en los que ya existen exportadores argentinos activos. Entre los principales segmentos figuran:
Estos productos son especialmente interesantes porque ya hay capacidad instalada y cumplimiento de estándares internacionales por parte de productores locales.
No todo es ganancia para el mercado argentino. En algunos segmentos como tableros laminados y contrachapados, la Argentina sigue siendo importador neto y los efectos de esta desviación comercial podrían ser negativos. Brasil exporta alrededor de US$300 millones en este rubro a Estados Unidos, y ahora podría redirigirlos hacia mercados como el argentino, generando mayor competencia interna y presión sobre productores locales.
En este contexto, las industrias argentinas que abastecen al mercado interno reclaman mejoras en las condiciones estructurales para ganar competitividad: reducción de impuestos, mejoras logísticas y financiamiento accesible.
El nuevo contexto internacional plantea un escenario favorable, pero no exento de desafíos. Las empresas que ya cuentan con un historial exportador están mejor posicionadas para capturar esta demanda desviada, especialmente si cumplen con los requisitos de:
“La clave será moverse rápido, adaptarse a los requerimientos del mercado estadounidense y fortalecer las ventajas competitivas que ya existen”, remarcó Alonso Schwarz.
El sector foresto-industrial argentino tiene ante sí una oportunidad única para ampliar su participación en el comercio internacional. El arancel del 50% impuesto por Estados Unidos a Brasil puede redibujar el mapa exportador, y si bien no se trata de una garantía, es sin duda una ventana comercial que debe ser aprovechada estratégicamente.
Los próximos meses serán clave para que el sector privado y las autoridades trabajen en conjunto, promoviendo políticas activas que faciliten la exportación, reduzcan barreras internas y posicionen a la Argentina como un proveedor confiable en un mercado exigente pero abierto.