Por Agroempresario.com
En un contexto político marcado por desconfianzas cruzadas y urgencias estratégicas, La Libertad Avanza (LLA) y el PRO han acordado, de palabra, una alianza electoral en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). No obstante, el proceso ha estado lejos de ser armónico: sin imagen conjunta, sin comunicado oficial hasta último momento, y con sus principales líderes, Karina Milei y Mauricio Macri, coordinando a distancia a través de delegados. El desafío ahora es claro: iniciar una campaña sin fisuras visibles, en un distrito históricamente dominado por el PRO.
Este acuerdo, que podría confirmarse hoy con la presentación formal ante la Justicia Electoral, busca evitar una fragmentación del voto de derecha y liberal en el bastión porteño. Sin embargo, las tensiones persisten. La ausencia de una imagen conjunta o un acto de anuncio en común marca el tono de una alianza que nace con más obligaciones que entusiasmo.
Desde ambos espacios, las negociaciones fueron llevadas a cabo con fuerte hermetismo. Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y figura clave del armado libertario, supervisó los detalles del pacto a través de Pilar Ramírez, su representante en CABA. Del lado del PRO, el encargado de las tratativas fue Ezequiel Sabor, delegado de confianza de Mauricio Macri. Ninguno de los máximos líderes tuvo contacto directo durante las negociaciones, lo que evidencia la frialdad con la que se tejió el entendimiento.
En el entorno presidencial afirmaban hasta ayer que la opción más probable era publicar un comunicado conjunto, sin foto ni firma compartida, para evitar dar señales de división. Sin embargo, algunos actores de ambos espacios presionaban para lograr al menos una imagen simbólica que transmita cierta unidad. La idea es arrancar la campaña con una mínima señal de concordia que ayude a evitar especulaciones sobre posibles sabotajes internos.
Las diferencias entre este acuerdo y el cerrado en Provincia de Buenos Aires (PBA) son notorias. En ese caso, el 9 de julio, los referentes bonaerenses del PRO y de LLA se mostraron juntos, firmaron ante cámaras y ofrecieron una conferencia de prensa conjunta. Cristian Ritondo y Sebastián Pareja lideraron ese proceso con entusiasmo, con el respaldo de figuras como Diego Santilli y Guillermo Montenegro. Karina Milei estuvo presente en el acto, lo que sumó peso político a la escena.
En cambio, en la Ciudad de Buenos Aires el panorama es distinto. Aunque el PRO gobierna el distrito desde hace más de 20 años, su actual jefe de Gobierno, Jorge Macri, mantiene una tensa relación con los Milei. En círculos libertarios se lo considera un aliado poco confiable, mientras que desde el PRO se desconfía de los métodos centralistas y las imposiciones del espacio oficialista. Esta mutua desconfianza complica la integración de las listas y la organización de una campaña conjunta sin tensiones.
Además, varios referentes del PRO porteño, especialmente los más cercanos a la gestión histórica del partido en la Ciudad, expresan reservas frente a las condiciones que impone LLA para el armado electoral. Algunos incluso evalúan alternativas, como sumarse al armado “republicano” de Ricardo López Murphy, si el clima interno se torna inviable.
Fuentes cercanas al PRO revelaron que Mauricio Macri estaba especialmente molesto por las condiciones que puso Karina Milei, y hasta el viernes pasado aseguraban que no habría acuerdo. Sin embargo, la urgencia electoral y la necesidad de no dividir votos llevó a una reconsideración. Karina, por su parte, postergó actividades previstas en provincia para enfocarse en el cierre del pacto porteño.
El riesgo de una campaña marcada por sabotajes cruzados, mensajes ambiguos o declaraciones contradictorias es una preocupación real. Tanto en LLA como en el PRO reconocen que, aunque el acuerdo se formalice, los cortocircuitos podrían reaparecer en plena campaña, especialmente si hay disputas internas por los lugares en las listas o por la coordinación de los actos proselitistas.
El mayor problema radica en la falta de confianza personal entre los líderes. Mauricio Macri y Karina Milei no tienen relación directa y mantienen posturas políticas y estratégicas divergentes. Mientras Macri apuesta por una visión clásica del liberalismo con foco institucional, Karina y su hermano, el presidente Javier Milei, impulsan una agenda más disruptiva, confrontativa y centralizada.
Por ahora, el acuerdo en CABA avanza porque ambas fuerzas lo necesitan. Para el PRO, implica mantener presencia en su distrito más fuerte y evitar ser arrinconado por la expansión libertaria. Para LLA, representa consolidar poder territorial donde aún no tiene estructura sólida.
En definitiva, el pacto electoral entre La Libertad Avanza y el PRO en la Ciudad de Buenos Aires es una jugada táctica más que una alianza genuina. Una tregua estratégica en medio de un tablero político en constante movimiento. De cara a una campaña que ya asoma en el horizonte, el verdadero desafío será sostener la unidad, evitar las provocaciones y construir una narrativa común sin fisuras.