Por Agroempresario.com
En un movimiento político de alto impacto que busca reconfigurar el tablero electoral nacional, Martín Llaryora y Juan Schiaretti, actuales y exgobernador de Córdoba, han decidido unir fuerzas y liderar un frente opositor con fuerte anclaje federal. El objetivo: construir una alternativa al oficialismo de La Libertad Avanza y al kirchnerismo, pero sin caer en los extremos de confrontación que caracterizan al escenario actual.
La estrategia se despliega sobre dos planos: la consolidación del frente “Provincias Unidas”, que agrupa a varios mandatarios provinciales, y el impulso de Somos Buenos Aires, un espacio que se prepara para disputar con fuerza las legislativas en el distrito más populoso del país. En ambos casos, la premisa es clara: construir desde las provincias y sin tutelajes de estructuras nacionales tradicionales.
La irrupción de “Provincias Unidas” fue anunciada la semana pasada por cinco gobernadores: Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Carlos Sadir (Jujuy). Esta coalición tiene como propósito común crear un bloque parlamentario propio en la Cámara de Diputados y en el Senado, con capacidad de negociación y representación de los intereses productivos del interior del país.
Este nuevo espacio se presenta como una alternativa a la polarización. “No somos anti-Milei, pero vamos a defender al interior productivo”, declaró Pullaro, dejando en claro que la propuesta se basa en valores como el federalismo, el respeto institucional, la promoción de inversiones público-privadas, y el fortalecimiento de áreas clave como la salud, la educación y la infraestructura.
En paralelo, el Panal, sede del Gobierno cordobés, evalúa renunciar a la marca tradicional de Hacemos por Córdoba en favor del nuevo nombre del frente. Se trata de una señal clara de que el proyecto busca ser superador, tanto en lo ideológico como en lo territorial.
La propuesta liderada por Schiaretti y Llaryora busca integrar a sectores políticos diversos. En Buenos Aires, por ejemplo, Somos Buenos Aires se constituye como un espacio amplio, donde conviven Florencio Randazzo, Julio Zamora, Facundo Manes, referentes del socialismo santafesino, el radicalismo del interior, el peronismo disidente y hasta figuras de la Coalición Cívica.
La amplitud ideológica es una apuesta fuerte pero calculada. La idea es contener a los votantes desencantados de las principales fuerzas políticas nacionales sin perder coherencia en los valores centrales del proyecto.
La provincia de Buenos Aires se presenta como uno de los principales desafíos para este espacio. Allí, Somos Buenos Aires apunta a consolidarse en la primera y cuarta sección electoral, zonas estratégicas en términos de densidad poblacional y capacidad de tracción de votos.
La elección de referentes locales como Randazzo y Zamora responde a la necesidad de mostrar gestión y territorialidad, mientras que la incorporación de figuras como Manes permite ampliar el espectro hacia votantes independientes y progresistas.
El armado bonaerense no se reduce a un experimento aislado. En la visión de Schiaretti, este territorio será clave para apuntalar un proyecto nacional con vistas a 2027.
La construcción del frente Provincias Unidas no se limita a sus cinco fundadores. Según fuentes cercanas al espacio, ya hay una red de 400 intendentes de Santa Fe, Córdoba y Jujuy que manifestaron su apoyo a la iniciativa, impulsando el denominado Grito Federal. Si bien ese no será el nombre definitivo del espacio, representa el espíritu de unidad y defensa de los intereses provinciales que lo atraviesa.
Además, se están tendiendo puentes con otros gobernadores como Gustavo Valdés (Corrientes), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca). En todos los casos, se espera que su incorporación formal al espacio se produzca después de las elecciones del 26 de octubre.
Desde el entorno del presidente Javier Milei, la aparición del nuevo frente fue leída con desconfianza. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, calificó al espacio como un “kirchnerismo suplente”. Una frase que fue tomada como una reacción defensiva por parte de los impulsores de Provincias Unidas. “Les molestó y se nota”, respondió un operador político del espacio.
La intención de este armado no es confrontar abiertamente con el Gobierno nacional, pero sí posicionarse como una fuerza capaz de equilibrar el poder, poner límites a medidas unilaterales y representar los intereses del interior productivo.
El exgobernador Juan Schiaretti no solo impulsa el armado político, sino que evalúa volver a competir electoralmente. Su nombre suena como primer candidato a diputado nacional por Córdoba, una jugada que busca capitalizar su buena imagen local y proyectarlo como figura nacional.
Al mismo tiempo, el “Gringo” también coordina la estrategia bonaerense y monitorea el resto de los armados provinciales. Su liderazgo tranquilo pero firme, basado en una extensa trayectoria de gestión, lo convierte en una figura clave para darle identidad y conducción al nuevo espacio.
En paralelo, la actual diputada Natalia De la Sota tomó distancia del oficialismo cordobés y lanzó su propio espacio: Defendamos Córdoba. Si bien su camino se presenta en competencia con el armado de Schiaretti, también forma parte del universo opositor al mileismo y al kirchnerismo.
Su presencia en la contienda electoral podría dividir el voto peronista, aunque también atraer a sectores críticos del oficialismo nacional. En Córdoba, todo indica que la elección será reñida y que cada voto tendrá peso en la definición de bancas.
El nuevo bloque opositor que se gesta desde el interior del país busca consolidar una tercera vía con base en los valores del federalismo, la institucionalidad y el respeto por las autonomías provinciales. A diferencia de experiencias anteriores, esta vez el armado se construye sobre estructuras de poder real, con gobernadores en funciones, intendentes alineados y legisladores con presencia territorial.
El objetivo máximo es influir en la agenda legislativa nacional y preparar el terreno para competir con fuerza en 2027, ya no como un espacio marginal, sino como un verdadero contendiente con posibilidades de disputar el poder.
La confluencia de “Provincias Unidas” y “Somos Buenos Aires” tiene un claro hilo conductor: Córdoba y su dirigencia política. Tanto Schiaretti como Llaryora están convencidos de que el país necesita una alternativa superadora a la polarización, y para eso están construyendo una propuesta basada en la gestión eficiente, la vocación de diálogo y el desarrollo federal.
En un escenario político cada vez más fragmentado, la emergencia de este nuevo bloque representa una apuesta ambiciosa pero necesaria. Si logran sostener la unidad y ampliar sus alianzas, podrían convertirse en el tercer actor protagónico que le dé equilibrio al sistema político argentino y una opción real al electorado.