Por Agroempresario.com
En el competitivo universo de las hamburguesas gourmet, la técnica smash se consolidó como un fenómeno que combina ciencia, precisión y sabor. ¿Por qué cada vez más cocineros y amantes de las hamburguesas en Buenos Aires la eligen? Porque logra un equilibrio perfecto entre crocancia y jugosidad que resulta inolvidable. Detrás de esa corteza dorada y ese centro tierno, se esconde una explicación científica: la reacción de Maillard, un proceso químico que transforma una simple bola de carne en una explosión de sabor. En esta nota, te contamos en detalle cómo funciona esta técnica, y te guiamos por cuatro locales porteños que se destacan en su ejecución.
La técnica smash consiste en aplastar una bola de carne directamente sobre una plancha caliente, generando un contacto completo entre la superficie y la carne. Este método intensifica la llamada reacción de Maillard, un proceso descubierto por el químico francés Louis-Camille Maillard en 1912, que implica una serie de reacciones entre aminoácidos y azúcares que, al someterse a altas temperaturas, producen compuestos aromáticos y de coloración marrón. En otras palabras: sabor, aroma y textura.
Cuando la carne se aplasta contra la plancha caliente, se maximiza la superficie de contacto. Esa delgada capa dorada y crocante que se forma es donde ocurre la magia. A diferencia de las hamburguesas más gruesas y esponjosas, las smash tienen un exterior caramelizado que concentra sabores, manteniendo al mismo tiempo un interior jugoso.
En Vicente López y Villa Urquiza, 24 Street Burger rinde tributo a la tradición estadounidense del smash, inspirado en la famosa 7th Street Burger de Nueva York. Fundado por Johnny, un exjugador de fútbol profesional, este local apuesta todo a la técnica: 100% smash o nada. La mezcla de cortes —roast beef, tapa de asado y asado— aporta una textura única, con bordes ultra crocantes y un centro que conserva toda su jugosidad.
El menú presenta hits como Melt Onion, New Street Bacon, y Lily Smash Burger. Además, lanzaron una tarjeta Smash que premia la fidelidad: cada décimo combo es gratuito. Las papas también merecen mención: las de la casa incluyen hamburguesa smasheada, cheddar, cebolla grillada y la icónica salsa secreta.
Direcciones:
En Almagro, The Flour Store comenzó vendiendo panes artesanales a otras hamburgueserías, hasta que decidieron abrir su propio local. Con carne de ojo de bife, pan casero y una estética urbana llena de grafitis, este lugar combina sabor, identidad y una experiencia completa.
Entre sus opciones más celebradas está la Patty Melt, donde la hamburguesa se cocina junto al pan en la plancha, logrando una textura tostada espectacular. Otra estrella es la Spicy Apple Pie, con cheddar, porchetta, cebolla morada y chutney de manzana picante.
La clave de su éxito va más allá de lo viral: la comunidad foodie sigue eligiéndolos por la calidad constante y la atención al detalle. Su selección de cervezas artesanales y la ambientación hacen de cada visita un ritual gastronómico.
Dirección:
The Burger Couple: de Instagram al mostrador
Víctor y Dana, creadores de The Burger Couple, pasaron de reseñar hamburgueserías en Instagram a fundar su propio local. Con tres sucursales en Palermo, Caballito y Belgrano, lograron un estilo propio: ingredientes bien seleccionados, técnica precisa y una estética visual divertida que conecta con el público joven.
La Burger Couple Box incluye una hamburguesa principal, papas, aros de cebolla y un muñeco de colección con guiños a la cultura pop local. Este detalle convierte a la experiencia en algo más que una comida: es un momento para compartir y recordar.
Su filosofía es clara: “Para tener fila en la puerta, el producto tiene que ser de 9 puntos como mínimo”. Y eso se nota en cada bocado.
Direcciones:
En Sinclair 3263, Palermo, Guita eligió un camino distinto al de la variedad excesiva. Ofrecen solo dos versiones: cheeseburger clásica o Guita, papas fritas con cáscara y bebidas. El resultado: filas diarias y una comunidad digital que sigue cada historia de Instagram para asegurarse de no llegar tarde.
Abren hasta que se agota la producción del día —una decisión que refuerza su compromiso con la calidad y frescura—. El smash se hace con precisión milimétrica, logrando una caramelización justa y un pan suave que acompaña sin invadir.
Un detalle curioso: en el local tienen enmarcado un billete de un dólar firmado por el embajador de EE.UU., como símbolo del reconocimiento al buen producto. Pero lo que verdaderamente sostiene la propuesta es la ejecución. Simple, sabroso, impecable.
Dirección:
La técnica smash no es solo una moda. Representa una forma de cocinar que combina tradición, técnica y ciencia. Al comprender procesos como la reacción de Maillard, cocineros y consumidores empiezan a valorar no solo el resultado, sino el camino para llegar a él. En Buenos Aires, locales como 24 Street Burger, The Flour Store, The Burger Couple y Guita demuestran que cuando se dominan los detalles, el sabor es imbatible.
En un escenario donde la comida rápida muchas veces pierde calidad por volumen, el smash aparece como una respuesta: menos es más, si se hace bien. Y si hay algo que estos locales tienen en común es eso: respeto por la técnica, pasión por el sabor y una comunidad de seguidores que entiende que volver es parte del plan.