Por Agroempresario.com
Con un renovado reclamo, las provincias del centro y norte de Argentina vuelven a exigir la sanción de una nueva Ley de Biocombustibles que reavive una industria que supo ser líder en el país. Claudio Molina, analista y principal impulsor de la Ley 26.093 que rigió durante 15 años, sostiene que es imprescindible “dejar de pedirle permiso a YPF” para avanzar con políticas energéticas más ambiciosas.
La Ley 26.093, aprobada en 2006, fue la base para la creación y desarrollo de la industria nacional de biodiesel y bioetanol. Durante más de una década, Argentina logró cortes mayores en combustibles con biocombustibles, impulsando un sector industrial que fue ejemplo de política de Estado. Sin embargo, ese régimen expiró en 2021, y la nueva Ley 27.640 redujo significativamente esos porcentajes, retrocediendo en avances obtenidos.
Para Claudio Molina, reconocido por su profundo conocimiento del sector y del lobby que opera detrás, “los biocombustibles vinieron para quedarse, pero la gran discusión hoy es quién los produce”. El analista advierte que ciertos sectores del petróleo y la industria automotriz menospreciaron esta oportunidad, lo que llevó a un estancamiento y pérdida de terreno frente a otros países.
El reclamo para actualizar la ley vigente crece en las provincias productoras de bioetanol, especialmente en el norte argentino, y también en el centro del país, donde la defensa se centra en el biodiesel derivado del aceite de soja.
Molina subraya que “mientras el mundo avanza hacia el uso de energías renovables, Argentina corre el riesgo de quedarse atrás si no se reactiva esta política industrial con decisión y sin influencias corporativas”.
Un punto central del análisis de Molina es la influencia que ejerce YPF en la política energética nacional. “La petrolera tiene un peso muy grande y eso limita la posibilidad de un diálogo real y profundo sobre el futuro energético del país”, afirma.
El consultor sostiene que para que Argentina retome el liderazgo en biocombustibles, es necesario un cambio de paradigma: “Hay que dejar de pedirle permiso a YPF y tomar decisiones estratégicas que permitan desarrollar la industria sin ataduras”.
El desafío que plantea Molina y el sector bioenergético argentino es recuperar un camino de desarrollo sustentable y competitivo, que genere empleo, valor agregado y menor dependencia de combustibles fósiles.
La sanción de una nueva Ley de Biocombustibles, con mayor ambición y respaldo político, aparece como una necesidad urgente para impulsar este sector clave, que no solo aporta a la matriz energética sino que también contribuye a la reducción de emisiones contaminantes.