Por Agroempresario.com
El primer ternero yak clonado a nivel mundial nació el 11 de julio en el condado de Damxung, región autónoma de Xizang, al suroeste de China, marcando un hito para la ganadería de altura y la preservación de especies en zonas montañosas. Con un peso al nacer de 33,5 kilos y pelaje completamente negro, este ejemplar se ubicó “a mitad de camino entre las vacas y los búfalos” y mostró movilidad y salud óptimas poco después de su nacimiento.
Este logro es fruto de un proyecto iniciado en julio de 2023 por un equipo conjunto de la Universidad de Zhejiang, el gobierno local y el Instituto de Biología de la Meseta de Xizang, quienes aplicaron tecnologías avanzadas como la clonación de células somáticas y la selección de genoma completo, reproduciendo un animal genéticamente idéntico a partir de una célula adulta.
El yak es un pilar cultural y económico para las comunidades del Himalaya, donde se utiliza para carga, producción de carne, leche y lana. Sin embargo, la especie enfrenta un declive significativo por cambio climático, migración rural y pérdida genética por endogamia, afectando su salud, fertilidad y productividad.
En Nepal, por ejemplo, la población de yak descendió de 53.000 a 48.000 en apenas tres años. Las nevadas tardías y el desplazamiento del ciclo reproductivo impactan la planificación pastoril, mientras que la migración de jóvenes hacia las ciudades amenaza la transmisión de conocimientos ancestrales vinculados a la cría de estos animales.
“La clonación no reemplaza la cría tradicional, sino que ofrece una herramienta complementaria para conservar ejemplares con características óptimas”, explicaron los responsables del proyecto. Este avance podría combinarse con inseminación artificial y bancos genéticos para fortalecer la ganadería sostenible y la producción de altura.
El nacimiento del ternero yak clonado simboliza un vínculo entre tradición y ciencia, buscando garantizar la supervivencia de un modo de vida ancestral en las zonas más altas del planeta. Los especialistas coinciden en que la biotecnología debe integrarse con acciones de restauración de pasturas, apoyo económico a los pastores y estrategias para frenar la migración de pobladores rurales.
Además de preservar la diversidad genética, este tipo de avances aporta seguridad a la cadena productiva de la región, asegurando la disponibilidad de animales robustos para transporte y producción alimentaria. La clonación del yak podría convertirse en un modelo replicable en otras regiones montañosas que enfrentan desafíos similares por el cambio climático y la erosión genética.
Este logro científico también pone en relieve la importancia de la innovación biotecnológica aplicada a la ganadería. El proyecto en Xizang demuestra que es posible mantener la diversidad de especies en peligro mientras se respeta la cultura y economía local. Asimismo, abre la puerta a futuros programas de conservación que combinen tecnologías avanzadas, métodos tradicionales de cría y políticas de apoyo a comunidades rurales, fortaleciendo el vínculo entre producción y sostenibilidad.
El primer yak clonado del mundo es, en definitiva, un ejemplo de cómo la ciencia puede colaborar con la tradición para garantizar la supervivencia de especies fundamentales y proteger modos de vida ancestrales. Su nacimiento en Xizang marca un precedente para la conservación genética en la ganadería de altura y un mensaje de esperanza frente a los desafíos climáticos y sociales que enfrentan estas regiones.