Por Agroempresario.com
La importación de carne de pollo desde Brasil hacia Argentina alcanzó niveles récord durante los primeros siete meses de 2025, generando un impacto directo en el precio de las pechugas, que hoy cuestan un 30% menos que las nacionales. Según datos del Senasa, entre enero y julio ingresaron al país 10.470,98 toneladas, mientras que en el mismo período de 2024 se habían registrado solo 2.461,25 toneladas, un aumento del 325%.
Los números del sector privado muestran una cifra aún mayor: 12.897,76 toneladas por un valor de US$30,6 millones, destacando que gran parte del volumen corresponde a pechugas, el producto más demandado por los consumidores argentinos. Esta diferencia entre precios y costos se explica por la economía de escala en la industria brasileña, donde los salarios promedios son de US$700, frente a US$2200 en Argentina, y por un manejo logístico optimizado que permite exportaciones más competitivas.
Solo en los últimos tres meses se importaron 3.251,26 toneladas de carne aviar, adquiridas a través de intermediarios, industrias de chacinados y traders. Abril fue el mes de mayor volumen, con 2.717 toneladas por US$6,49 millones, mientras que junio registró el nivel más bajo, con 573,54 toneladas y un valor FOB de US$1,59 millones, aunque con el precio unitario más alto: US$2.772 por tonelada.
Los datos reflejan que los meses de abril, mayo y julio concentraron aproximadamente el 40% de las importaciones del período, marcando picos de demanda y abastecimiento en el mercado aviar argentino. Este crecimiento se da en paralelo con un aumento en la importación de carne vacuna, consolidando a Brasil como un proveedor estratégico en la región.
Brasil sigue siendo el mayor exportador mundial de aves de corral, con ventas por 10.000 millones de dólares en 2024, lo que representa alrededor del 35% del comercio global de carne de pollo, enviando productos a 150 países. Aunque en mayo se detectó un brote de gripe aviar, que provocó restricciones de China y otras naciones, la producción brasileña continúa siendo determinante para abastecer a mercados como Argentina.
El país vecino también se destaca por su capacidad logística y proximidad geográfica, lo que permite ofrecer precios competitivos frente a los productores locales. En la industria argentina, se estima que las pechugas importadas hoy son un 30% más baratas que las nacionales, incentivando su llegada masiva a supermercados y canales de distribución.
El ingreso masivo de importaciones genera preocupación en el sector avícola argentino. Durante el Día de la Avicultura, los productores de pollo y huevo alertaron sobre la carga tributaria, que supera el 40% del precio final, afectando la competitividad de la producción local. Además, destacaron la falta de líneas de financiamiento accesibles para inversiones productivas, lo que limita la capacidad de expansión y modernización del sector.
Actualmente, Argentina faena cerca de 900 millones de pollos al año, y los productores buscan incrementar la producción tras la reapertura comercial con China y otros destinos clave, además de superar los efectos del brote de gripe aviar. “Las empresas sostienen sus avances con recursos propios, que no cubren las necesidades mínimas”, señaló Juan Kútulas durante un evento en Costa Salguero el pasado 2 de julio.
El sector prevé reuniones bilaterales entre autoridades sanitarias nacionales y representantes del sector avícola brasileño para fortalecer la agenda comercial. Según la industria, Brasil es actualmente el único país capaz de exportar productos avícolas en condiciones competitivas para Argentina, y se espera que la cooperación entre ambos países permita consolidar la oferta y regularizar los flujos de importación.
Mientras tanto, las importaciones continúan su ritmo ascendente. En julio, se registraron 1.479 toneladas de pechugas por US$4,3 millones, además de carne mecánicamente separada y menudencias avícolas, reforzando la presencia brasileña en el mercado nacional.
El fenómeno pone en evidencia la necesidad de ajustar políticas comerciales y tributarias locales para equilibrar la competencia entre productores nacionales y extranjeros, garantizar precios justos para los consumidores y sostener la producción formal en Argentina.