Por Agroempresario.com
La Red de Manejo de Plagas (REM) de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) confirmó un caso sin precedentes: el arroz maleza adquirió resistencia a herbicidas del tipo imidazolinonas a través de transferencia genética desde el arroz cultivado. Esta situación genera alarma en la producción de arroz de las provincias de Santa Fe, Chaco, Entre Ríos y Corrientes, donde más del 60% de los biotipos analizados presentan este rasgo.
El estudio fue liderado por Alejandro Presotto de la Universidad Nacional del Sur, junto con especialistas del INTA, la Universidad de Massachusetts Amherst y la University of British Columbia. Se trata del primer reporte en Argentina de resistencia en esta maleza, también conocida como arroz rojo (Oryza sativa).
Investigaciones previas habían documentado casos similares en Brasil, Colombia, Grecia y Estados Unidos, pero en Argentina esta resistencia surge de un fenómeno particular: la hibridación espontánea entre arroz maleza y arroz cultivado, lo que permite que el gen de resistencia pase directamente de la variedad cultivada a la maleza.
El análisis genómico reveló que la maleza no solo adquirió resistencia al herbicida imazapyr, sino también rasgos adaptativos que potencian su supervivencia. Entre ellos se destacan el desgrane anticipado, la dormición de semillas, el color rojizo del pericarpio y características morfológicas que facilitan la dispersión y adaptación al entorno agrícola. Además, la sincronización de la floración con el cultivo favorece la continuidad del intercambio genético.
El arroz maleza resistente se convierte en un competidor formidable dentro del sistema productivo. Su rápida dispersión se ve reforzada por el uso de semillas no certificadas y la propagación mediante maquinaria agrícola, lo que aumenta la dificultad de control.
Por ello, la REM advierte sobre la urgencia de reforzar las estrategias de manejo de malezas. La implementación de semillas certificadas, la limpieza exhaustiva de cosechadoras y equipos, la rotación de cultivos y la alternancia de modos de acción herbicida son acciones esenciales para contener la dispersión. Además, la inclusión de cultivos de servicios contribuye a reducir la presión de la maleza y a mantener la productividad.