Por Agroempresario.com
El Gobierno argentino, encabezado por el presidente Javier Milei, decidió modificar de manera significativa su estrategia cambiaria en medio de la campaña electoral. A partir de esta semana, el Ministerio de Economía y el Tesoro Nacional intervendrán de manera directa en el mercado de cambios para evitar subas abruptas del dólar, incluso antes de que la divisa alcance el techo de la banda móvil acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La medida marca un quiebre con la política de libre flotación defendida públicamente por el ministro Luis Caputo, y despertó fuertes críticas en el mercado y entre economistas que interpretan la decisión como un paso atrás en la credibilidad del plan económico.
Desde la firma del último acuerdo con el FMI en abril, el Gobierno se había comprometido a sostener un régimen de flotación administrada con intervención solo en los extremos de la banda cambiaria. Sin embargo, la presión política y la volatilidad financiera llevaron a un giro de 180 grados.
El anuncio lo realizó el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, a través de su cuenta de X (ex Twitter), confirmando que el Tesoro comenzaría a vender dólares en el mercado antes de que el tipo de cambio alcanzara el techo de la banda.
Para analistas e inversores, esta decisión implica un abandono explícito de la estrategia de libre flotación. La reacción no se hizo esperar: bonos soberanos y acciones argentinas sufrieron caídas inmediatas, reflejando la desconfianza sobre la sostenibilidad de la política cambiaria.
Hasta el anuncio, el equipo económico había utilizado un conjunto de instrumentos para evitar intervenciones directas:
Este esquema buscaba dar señales de disciplina monetaria y cumplir con el compromiso asumido ante el FMI. Pero en la práctica, el mercado detectó operaciones del Tesoro en días previos, lo que evidenció que la promesa de no intervenir dentro de la banda había quedado desdibujada.
El nuevo plan contempla la utilización de unos USD 1.700 millones en poder del Tesoro, sin recurrir a los desembolsos recientes del FMI, que alcanzaron los USD 14.000 millones dentro de un programa de USD 20.000 millones.
Según datos oficiales citados por Romano Group, hasta junio el Tesoro tenía además USD 372 millones en otras entidades financieras. En conjunto, el monto disponible le permitiría realizar ventas puntuales en las semanas previas a las elecciones.
El problema, advierten los analistas, es que esa cifra resulta muy limitada frente a los compromisos de deuda: en enero, los pagos a bonistas superan los USD 4.000 millones, lo que deja al Gobierno con un margen reducido para sostener la estrategia en el tiempo.
El presidente de Romano Group, Alfredo Romano, definió la medida como “una apuesta electoral pura y dura”. Según su análisis, el Gobierno prioriza llegar a los comicios con un dólar estable, aun cuando esto implique sacrificar reservas estratégicas.
“La apuesta es netamente a un trade electoral. Si el Gobierno pierde confianza y obtiene un mal resultado en Buenos Aires o en las legislativas de octubre, tendrá que convalidar un tipo de cambio más alto. La Argentina no tiene herramientas para vender dólares que no posee”, advirtió Romano.
De manera similar, el economista Christian Buteler señaló que la decisión “va en contra del discurso oficial” y que en un sistema de bandas, el dólar debería moverse libremente dentro del rango. “Esto es exactamente lo contrario”, aseguró.
Otro especialista, Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, fue aún más tajante: “El esquema de bandas murió, porque la lógica era no intervenir dentro de la banda. Que ahora el Tesoro salga a vender demuestra que esa estrategia se agotó”.
Caamaño alertó además sobre la fragilidad de las cuentas públicas: “El Tesoro tiene USD 1.700 millones líquidos frente a pagos de más de USD 4.000 millones en enero. El objetivo es sostener el dólar hasta las elecciones, después veremos”.
Para el economista, esta decisión puede aliviar presiones en el corto plazo (tipo de cambio spot, futuros y tasas en pesos), pero a largo plazo resulta perjudicial porque refuerza la percepción de improvisación y dependencia de factores políticos.
La reacción en los mercados fue inmediata. Los bonos argentinos con vencimiento en 2035 cayeron 1,4 centavos por dólar, hasta 62 centavos, el nivel más bajo desde abril, según informó Bloomberg. El peso retrocedió más de 2% respecto del viernes, en un contexto donde la operatoria cambiaria recién se reactivó tras un feriado bancario en Estados Unidos.
El estratega de StoneX, Ramiro Blazquez, remarcó que la medida es “claramente negativa” para los bonos y que el mercado teme un uso excesivo de las reservas si los resultados electorales son adversos.
Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI), Pedro Siaba Serrate opinó que el anuncio se suma a la tendencia de endurecer las condiciones monetarias: “Es una pieza más en el rompecabezas de restricciones de liquidez, tasas altas e intervención en futuros. Todo tiene un objetivo: llegar con calma a las elecciones”.
Uno de los aspectos más sensibles es la relación con el FMI. El Gobierno asegura que las ventas de dólares del Tesoro cuentan con el visto bueno del organismo, ya que no afectan las reservas netas del Banco Central.
El asesor económico de Caputo y director del BCRA, Federico Furiase, confirmó en una entrevista con A24 que las bandas de flotación siguen vigentes y que la estrategia de intervención fue discutida con el Fondo.
“Al Fondo le pareció genial que se transparente y se avise al mercado. Está al tanto de todo lo que venimos haciendo”, declaró Furiase.
No obstante, algunos analistas sostienen que este giro erosiona la credibilidad del programa acordado y reabre dudas sobre la sostenibilidad de la relación con el FMI en caso de que el escenario electoral complique los próximos desembolsos.
El Ministerio de Economía cuenta con dos canales para vender dólares:
Este esquema permite al Gobierno intervenir sin exponer directamente las reservas internacionales, aunque en la práctica reduce los depósitos en dólares del Tesoro en el Banco Central.
La decisión llega tras semanas de creciente tensión política para el oficialismo. Entre los factores que precipitaron el giro en la política cambiaria se incluyen:
Según datos de Aurum Valores, el lunes previo al anuncio se operaron apenas USD 289 millones, muy por debajo del promedio de agosto (USD 471 millones). En ese contexto, la intervención buscó dar una señal de control y estabilidad.
El Gobierno de Milei enfrenta un dilema clásico de la economía argentina: cómo administrar los dólares en un contexto de restricciones externas y tensiones políticas.
La decisión de abandonar la libre flotación y habilitar al Tesoro a vender divisas antes del techo de la banda busca ganar tiempo y llegar a las elecciones con un dólar estable. Pero al mismo tiempo, refuerza la percepción de fragilidad y dependencia de factores coyunturales.
El desafío de fondo sigue siendo el mismo: recomponer reservas genuinas, estabilizar expectativas y definir un programa económico creíble que trascienda la coyuntura electoral.