Por Agroempresario.com
En un contexto político complejo, marcado por la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, el ministro de Economía Luis Caputo mantuvo una conversación clave con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. Desde Washington, el organismo multilateral ratificó su apoyo al programa económico argentino y destacó los avances logrados en materia fiscal e inflacionaria, al tiempo que evitó pronunciarse sobre los resultados electorales recientes.
De acuerdo con la vocera del FMI, Julie Kozack, la conversación entre Caputo y Georgieva tuvo como eje la revisión del programa económico y el cumplimiento de las metas pactadas. El ministro transmitió que el Gobierno de Javier Milei no modificará el rumbo de su política económica a pesar de las turbulencias políticas internas. Según fuentes oficiales, el compromiso de continuar con la agenda de estabilización fue decisivo para reafirmar la confianza del Fondo en Argentina.
Durante su conferencia de prensa en la sede del organismo en Washington, Kozack señaló:
Además, destacó la reducción sostenida de la inflación mensual por debajo del 2% durante cuatro meses consecutivos, un dato que sorprendió positivamente a los analistas internacionales.
El FMI no solo valoró los resultados inmediatos, sino que también advirtió sobre los retos que quedan por delante. Kozack expresó que el organismo espera con atención la presentación del presupuesto 2026, un punto de fricción entre el Gobierno y la oposición, dado que la administración de Milei se maneja sin un presupuesto aprobado por el Congreso.
El Fondo considera fundamental contar con un marco fiscal de largo plazo que garantice la consolidación de los logros alcanzados hasta el momento. Sin embargo, en la Casa Rosada no hay señales de modificar la estrategia política de gobernar sin esa herramienta clave.
Otro aspecto señalado por el FMI fue el manejo de la política monetaria. El organismo reconoció que las tasas de interés elevadas jugaron un papel esencial para frenar la presión sobre el dólar, aunque también planteó la necesidad de mitigar los efectos adversos sobre la actividad económica.
En este punto, el Fondo insistió en que la política monetaria debe seguir ajustándose para mejorar la gestión de liquidez, contener la volatilidad de las tasas y proteger la estabilidad macroeconómica.
Un interrogante central para la economía argentina es el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas. Consultada sobre la posibilidad de que el FMI adelante desembolsos pendientes por 6.000 millones de dólares, Kozack evitó dar una respuesta directa. No obstante, dejó en claro que el organismo seguirá monitoreando los esfuerzos del Gobierno para reforzar las reservas, fortalecer el peso y recuperar el acceso a los mercados internacionales de capital.
Aunque la conferencia se desarrolló con un fuerte contenido técnico, no pasó desapercibida la ausencia de comentarios sobre la derrota electoral del oficialismo en Buenos Aires. Para el FMI, la prioridad es garantizar la continuidad del programa económico, más allá de la coyuntura política.
En este marco, Caputo remarcó a Georgieva que el presidente Milei mantendrá firme su compromiso con la disciplina fiscal y la apertura económica. El reciente veto presidencial a leyes que destinaban nuevas partidas a las universidades nacionales y al Hospital Garrahan fue interpretado como una señal clara de que el Gobierno prioriza el equilibrio fiscal por sobre las presiones políticas.
El encuentro previsto entre Caputo y Georgieva durante las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en octubre será clave para definir el futuro del programa. Allí se evaluará no solo el cumplimiento de metas fiscales y monetarias, sino también la viabilidad de un sendero de reformas estructurales que permitan consolidar los avances logrados hasta ahora.
Para Argentina, mantener el respaldo del FMI es fundamental en un escenario internacional desafiante, con tasas de interés altas y un acceso restringido a financiamiento externo. El aval de Georgieva y su equipo representa una garantía para sostener el programa de estabilización en marcha y enviar señales de confianza a los mercados.