Por Agroempresario.com
El pasado 25 de agosto, en el Hilton Hotel de Puerto Madero, se desarrolló el III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, un evento organizado por Agroempresario.com que reunió a referentes nacionales e internacionales de la agroindustria, la academia y la ciencia para debatir sobre innovación, sustentabilidad y el futuro de la producción.
En este marco, Sergio Britos, nutricionista, docente universitario y director del CEPEA (Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación), expuso con claridad los profundos desafíos que enfrenta la Argentina en materia de nutrición y acceso a una alimentación saludable. Con una trayectoria de más de 40 años en investigación y docencia, Britos compartió datos duros, reflexiones y propuestas para repensar el sistema alimentario argentino desde una perspectiva integral que combina salud, educación y producción.
Britos fue contundente desde el inicio: más de la mitad de la población argentina padece alguna forma de malnutrición. Según explicó, esta problemática no se limita al paradigma de los años 70 y 80, cuando la atención estaba puesta en la desnutrición aguda y el hambre extrema. Hoy el desafío es mucho más complejo:
“Estamos hablando de más de 26 millones de argentinos que conviven con alguna de estas formas de malnutrición. Es decir, más de la mitad del país”, subrayó el referente.
Uno de los ejes centrales de la presentación fue la importancia de los primeros mil días de vida —desde el embarazo hasta los dos años— como período decisivo en la formación de la salud futura.
Durante este lapso ocurren procesos irrepetibles:
“Muchos de los fenómenos de malnutrición comienzan tan temprano en esos primeros mil días. Si no se actúa a tiempo, las consecuencias acompañan a la persona durante toda su vida”, explicó Britos.
El director del CEPEA detalló que en la dieta infantil argentina se registran cinco nutrientes deficitarios clave: hierro, zinc, calcio, vitamina D y ácidos grasos esenciales omega 3. Al mismo tiempo, advirtió sobre los excesos que se instalan desde la primera infancia:
Otro punto relevante de la intervención de Britos fue el análisis de la capacidad productiva del país en relación con la seguridad alimentaria interna.
“Se suele repetir que Argentina produce alimentos para diez veces su población. Eso no es cierto. Producimos granos, aceites y carnes en abundancia, pero no producimos suficientes frutas, verduras, legumbres ni lácteos, que son los grupos más deficitarios en la dieta de todos los sectores sociales, desde los más pobres hasta los de mayor poder adquisitivo”, remarcó.
Según explicó, si se analizara la disponibilidad de alimentos para garantizar dietas saludables completas, el país no llega siquiera a cubrir a toda su población con equilibrio nutricional.
Britos insistió en la necesidad de transformar de manera progresiva el patrón alimentario poblacional.
Los déficits más graves se encuentran en el bajo consumo de:
A la vez, la población argentina presenta excesos en:
“Necesitamos mucha más educación alimentaria, acompañada por guías nutricionales que ya existen pero que la sociedad aún no ha apropiado. No se trata solo de producir, sino de enseñar a consumir de manera más equilibrada y saludable”, sostuvo.
Otro de los ejes críticos que mencionó Britos fue el acceso económico a las dietas saludables. Según sus investigaciones:
En este sentido, el especialista planteó la necesidad de pensar estrategias fiscales creativas que permitan abaratar, en términos relativos, los alimentos nutritivos y esenciales.
Sergio Britos fue categórico al señalar que en Argentina nunca se ha hecho suficiente educación alimentaria.
“No hemos enseñado a cocinar ni a recuperar saberes culinarios. Esa falta de habilidades es una de las barreras que impide mejorar la calidad de la dieta. La educación alimentaria debería ser parte de una política pública sostenida, y no solo una recomendación académica”, enfatizó.
El referente del CEPEA destacó que la solución al problema de la malnutrición no puede depender de un solo sector. Se requiere un enfoque integral que combine:
“Si no logramos integrar salud, nutrición y producción, seguiremos teniendo un sistema alimentario que produce abundancia de calorías, pero deficiencia de nutrientes”, concluyó.