Desarrollo Económico & Social / Negocios & Estrategias

Argentina tiene una oportunidad histórica para liderar el agro global con innovación y reglas claras

El país podría pasar de 140 a 200 millones de toneladas si aprovecha el contexto mundial y corrige su marco legal

Argentina tiene una oportunidad histórica para liderar el agro global con innovación y reglas claras
viernes 03 de octubre de 2025

Por Agroemopresario.com

En el marco del Agribusiness Forum 2025 organizado por AmCham Argentina, Juan Lariguet, presidente de Corteva Agriscience Cono Sur, destacó que la Argentina tiene una oportunidad única de posicionarse como una potencia agroindustrial global. ¿La clave? Aprovechar el contexto de creciente demanda mundial de alimentos y combustibles, apostando a la innovación tecnológica aplicada al agro como motor principal de desarrollo.

“Hoy la Argentina está entre los 10 grandes países agroindustriales del mundo, pero es uno de los pocos con margen real para crecer en volumen de producción”, afirmó Lariguet. “No podemos dejar pasar este tren”, agregó.

De la semilla al valor agregado: el camino hacia los 200 millones de toneladas

Según datos presentados por Ramiro Costa, economista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Argentina podría pasar de producir 140 a 200 millones de toneladas. Sin embargo, ese salto productivo solo será posible con reglas claras, previsibilidad y un marco legal moderno que reconozca la propiedad intelectual, especialmente en semillas.

Lariguet remarcó que el sistema “Sembrá Evolución”, impulsado por el sector privado desde 2022, permitió alcanzar un récord del 40% de adopción en la superficie sembrada con soja, lo que demuestra el interés del productor por acceder a tecnologías de punta. Sin embargo, alertó que aún hay barreras estructurales que frenan ese crecimiento.

Argentina tiene una oportunidad histórica para liderar el agro global con innovación y reglas claras

El rol de la biotecnología y el desafío del financiamiento

“La Argentina no tiene un problema de acceso a la innovación, sino de financiamiento para implementarla de manera rentable”, explicó el titular de Corteva. “Nos estancamos en tres toneladas por hectárea de soja, mientras Brasil nos pasó por arriba. A principios de los 2000, Brasil producía 500 kilos menos. Hoy rinde más. La diferencia está en el mejoramiento genético y en políticas públicas más consistentes”.

A esto se suma un escenario internacional de precios bajos y una elevada presión tributaria, lo que reduce los márgenes del productor. “Falta capital de trabajo y condiciones para que el early adopter —el productor dispuesto a innovar— pueda desplegar todo su potencial”, insistió Lariguet.

Educación, juventud y recursos naturales: fortalezas poco aprovechadas

Desde el Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, el investigador Bernardo Piazzardi aportó otra perspectiva clave: la juventud y formación del productor argentino, especialmente en la región núcleo. “En la Pampa Húmeda, el promedio de edad es de 24 años, frente a los 56-58 del Midwest estadounidense. Eso es una ventaja enorme”, señaló.

Además, el país cuenta con recursos naturales excepcionales: suelos fértiles y abundante agua. Pero aún así, no logra aprovechar su potencial productivo por falta de planeamiento geoestratégico. Como ejemplo, Piazzardi comparó el Puerto de Santos en Brasil, conectado con las zonas sojeras mediante una red ferroviaria que en tres años unirá el centro productivo con el Pacífico a través de Chancay, Perú, lo que reducirá los costos logísticos en US$50 por tonelada respecto a la producción que sale por Rosario.

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Infraestructura, banca tradicional y nuevos modelos de negocio

Otro de los grandes cuellos de botella está en el acceso al financiamiento para proyectos de mediano plazo. “El sistema bancario argentino sigue anclado en modelos del pasado. Si no pueden hipotecarte, no entienden el negocio. Pero hoy, muchos modelos agroindustriales se basan en el conocimiento, en tecnología, no en la tierra”, dijo Piazzardi.

En este nuevo escenario, el banco dejó de ser la primera fuente de financiamiento. “Primero están los proveedores de insumos, luego friends and family, y al final el banco. El problema es que los bancos no saben evaluar el riesgo de los nuevos negocios agro-tecnológicos, porque no los comprenden”, concluyó.

Una oportunidad que no se puede dejar pasar

Ambos especialistas coincidieron en que la clave está en generar previsibilidad y mejorar la estructura de financiamiento. Además, destacaron los avances logrados por el país en desregulación de biotecnologías, que se concretaron en tiempos récord y con base científica, lo que posiciona a la Argentina como un referente a nivel internacional.

“La innovación es nuestro combustible, pero si no la usamos, otros países como Brasil o Estados Unidos seguirán ampliando su ventaja”, advirtió Lariguet. En esa línea, instó a generar políticas públicas que permitan industrializar el maíz, dejar de exportar el 70% en grano y transformarlo localmente en bioetanol, carnes y subproductos.

El mensaje fue claro: Argentina tiene la tecnología, el talento y los recursos naturales para convertirse en una potencia agroindustrial. Pero sin financiamiento, reglas claras y visión estratégica, esa oportunidad puede perderse.

 

 



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