Por Agroempresario.com
En el corazón de Recoleta, una esquina vacía durante dos años frente al Palacio Duhau hoy late al ritmo de Presencia, un restaurante de alta gastronomía con cafetería adjunta, creado por los hermanos Bente y Niels Houweling, con el chef Rodrigo Da Costa al frente. Este proyecto conjuga lo clásico europeo con la calidez porteña, materializando una propuesta gastronómica inédita en Buenos Aires. En este artículo, analizamos su origen, filosofía, menú, equipo, impacto local y proyección futura.
Los hermanos Bente Houweling, Niels Houweling nacieron en un pueblo a unos cuarenta minutos de Ámsterdam, pero su niñez y adolescencia transcurrieron entre Costa Rica, Uruguay y otros destinos de América Latina. Gracias a esos desplazamientos aprendieron español, adquiriendo acentos múltiples y sensibilidad multicultural. Bente estudió administración de empresas en Boston, y cuando la pandemia irrumpió, regresó a Costa Rica para trabajar con su padre en un resort. Niels, por su parte, aprendió “haciendo”: dedicado al mundo creativo, a los veintitantos comenzó a desarrollar proyectos, y vivió también en Los Ángeles donde lideraba una empresa de marketing.
La atracción por Buenos Aires surgió en 2022, cuando Bente visitó la ciudad en la previa del Mundial de Fútbol en Qatar. “Me enamoré de Buenos Aires”, confiesa. Fue la arquitectura, la gente, las plazas, y la sensación de comunidad lo que los sedujo. En 2024, Niels abandonó Los Ángeles, se instaló en Buenos Aires y juntos identificaron una oportunidad: fusionar experiencias europeas con el estilo de vida porteño. Esa visión fue el germen de Presencia.
La esquina elegida —frente al Palacio Duhau, en Recoleta— había estado desocupada durante dos años. Convertirla en un espacio gastronómico de más de 1.000 metros cuadrados implicó un desafío enorme: permisos, obra, interacción con vecinos, diseño y adaptación urbana. Para los Houweling fue especialmente demandante: “Fue un desafío muy grande, y más desarrollado en Argentina”, reconoce Niels. Cada detalle arquitectónico, lumínico, de mobiliario y ambientación se pensó para armonizar con la estética del barrio. La fachada, los ventanales, la distribución interior buscan una elegancia clásica.
Se estructuró en dos niveles: planta baja, la cafetería; primer piso, el restaurante fine dining. Pero no como dos entes separados: comparten filosofía de ejecución precisa, atención al detalle, producto de calidad, servicio y un estándar alto en cada espacio. Se procuró que el acceso, la circulación, las identidades visuales de ambos espacios exhiban continuidad, como un solo concepto con dos caras.
Desde el menú, la cocina de Rodrigo Da Costa clarifica la apuesta: técnica aprendida en Francia y experiencias locales confluyen en platos que evocan lo clásico europeo pero con un sello propio. No buscan reinventar la rueda, sino hacerlo bien: productos, texturas, presentaciones y pequeños toques distintivos.
Algunos platos emblemáticos:
Entre los platos principales:
Cada ingrediente, técnica de cocción, acabado de plato está pensado para generar conexión: sabor, textura, estética. La carta no es extensa, pero cada opción busca justicia al producto.
Presencia no es solo alta cocina; su ámbito de cafetería en planta baja está pensado como un espacio cotidiano, familiar, de barrio. Inspirada en un departamento tradicional de Recoleta, con mobiliario cómodo, ambiente cálido, luz natural, lugar para charlar, para encuentros casuales, para quienes vienen solos o con amigas, también para quienes leen el diario, para quienes aman el café.
Una política diferenciada: no coworking. No un lugar donde la laptop y las reuniones laborales son protagonistas, sino donde la conversación, la presencia humana tienen valor. La cafetería es pet friendly. Se busca que la clientela se sienta en casa, sin urgencia, sin fórmula rápida, con atención amable.
Por la noche, el restaurante de fine dining sube el nivel. Reservas, vestimenta adecuada, servicio más técnico, ambiente sofisticado. Aquí también se nota la formación y exigencia del equipo, la estética de vajilla, mantelería, iluminación tenue, música acorde.
Una de las claves de Presencia es su política de recursos humanos: los hermanos Houweling tomaron la decisión de armar un equipo mayoritariamente joven, con poca o ninguna experiencia, para formarlos desde cero. En los dos o tres meses previos a la apertura tuvieron al equipo reclutado, hicieron capacitaciones, activaciones, charlas para alinear valores, estándares, modos de trabajo.
Rodrigo Da Costa lidera la cocina y también el “laboratorio” del subsuelo, donde se experimenta, se prueban platos, se afinan técnicas de presentación y sabor. El equipo de sala, de cafetería, de servicio está integrado, y muchos de los que hoy trabajan abajo aspiran a subir y trabajar con Da Costa en fine dining. La rotación hasta ahora es 0 %, en un equipo de casi cien personas, lo que demuestra un compromiso fuerte y una estructura de crecimiento interno.
Antes de abrir, los Houweling pasearon por Recoleta, conversaron con vecinos, recorrieron la zona, observaron el flujo peatonal, el perfil de los residentes, los hábitos al café, las costumbres de almuerzo y cena. El resultado: un espacio diseñado para una clientela que disfruta con elegancia, que valora la cercanía, lo humano, lo estético, lo funcional.
El enfoque de barrio se manifiesta en detalles: horarios de la cafetería pensados para mañana y tarde, ambiente acogedor, precios razonables para el estándar de gastronomía alta, sin perder calidad. No buscan solamente turistas o celebridades, sino vecinos, residentes de Recoleta, personas que paseen, que se reúnan por placer. La proximidad del Palacio Duhau es una ventaja arquitectónica y turística, pero Presencia apuesta a ser parte del tejido barrial.