Por Agroempresario.com
Ana Vidal de Lamas, ex subsecretaria de Ambiente de la Nación participó del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero.
La abogada, ambientalista, docente y consultora comenzó su exposición recordando su reciente experiencia en la gestión pública, donde trabajó en articulación con distintos organismos del Estado, generando sinergias entre ambiente y bioeconomía. Aseguró que ese trabajo en conjunto permitió dar respuestas estratégicas a la triple crisis global de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación, que hoy marcan la agenda internacional y también la del sector agroindustrial argentino.
Vidal de Lamas destacó que durante su gestión se creó un “gabinete ambiental” con mirada transversal y federal, que integraba áreas como Energía, Transporte, INDEC y Bioeconomía, bajo la conducción de Fernando Vilella. Esta articulación permitió abordar los desafíos de manera colaborativa, alineando políticas públicas en torno a la transición energética, la reducción de gases de efecto invernadero y la resiliencia productiva.
“La bioeconomía y el ambiente tradicionalmente fueron áreas enfrentadas, pero hoy trabajan juntas en una sinergia permanente”, afirmó. Según la referente, esta cooperación es clave para impulsar un modelo de desarrollo sostenible basado en los recursos renovables, la innovación tecnológica y la resiliencia de los productores argentinos.
En su intervención, recordó un proyecto trabajado junto al ingeniero Fernando Vilella: la comparación entre “Vaca Viva” y “Vaca Muerta”, dos paradigmas que ilustran caminos estratégicos opuestos.
Por un lado, Vaca Muerta representa la explotación de hidrocarburos convencionales, con una oportunidad económica significativa para Argentina, pero acompañada de fuertes desafíos en materia de sostenibilidad e impacto ambiental.
Por otro, Vaca Viva simboliza al sector agropecuario sostenible, con capacidad para capturar carbono, regenerar ecosistemas y generar energías renovables a partir de biomasa. “Los sistemas agroproductivos sostenibles pueden compensar los impactos de la explotación fósil y abrir nuevas oportunidades económicas”, remarcó.
Uno de los ejes centrales de su exposición fue la necesidad de convertir los servicios ambientales en activos económicos. Según explicó, ya existen proyectos que miden, monetizan y tokenizan beneficios derivados de la captura de carbono y la regeneración de ecosistemas, permitiendo que los productores reciban ingresos por sus aportes a la sostenibilidad.
“Los residuos orgánicos que antes eran pasivos hoy pueden transformarse en activos de gran valor”, señaló, mencionando casos de generación de biogás a partir de desechos agroindustriales, producción de biofertilizantes y bioplásticos, o el uso de cultivos energéticos para biocombustibles.
La ex subsecretaria resaltó que, ante la creciente variabilidad climática y los fenómenos extremos, las soluciones basadas en la naturaleza se presentan como la estrategia más efectiva para fortalecer la resiliencia del agro argentino.
“No se trata de manipular la naturaleza, sino de potenciar lo que nos ofrece de base”, explicó, subrayando que los cultivos energéticos, el biogás, los biofertilizantes y la economía circular aportan innovación y empleo verde en las zonas rurales.
Vidal de Lamas también repasó el rol de la bioeconomía en el cumplimiento de las convenciones internacionales que integran la Argentina:
Además, mencionó el Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA), que promueve la prospección de recursos genéticos y la mejora vegetal como base de una bioeconomía más competitiva y adaptada al cambio climático.
La experta sostuvo que Argentina ya es un referente regional en biotecnología aplicada al agro, con capacidad para generar productos de alto valor como bioplásticos, enzimas y nutracéuticos. Subrayó que la genética biológica permite diseñar variedades resistentes a sequías, enfermedades y nuevas demandas de los mercados, siempre con una distribución equitativa de beneficios hacia las comunidades rurales.
En cuanto al comercio internacional, resaltó la relevancia de tres frentes:
Vidal de Lamas destacó que el G20 reconoce a la bioeconomía como herramienta para enfrentar la triple crisis global y promueve principios vinculados al desarrollo sustentable, seguridad alimentaria, adaptación al cambio climático, conservación de la biodiversidad, economía circular y comercio justo.
“Lo que está ocurriendo es un cambio de enfoque productivo global en relación a lo que se produce, se consume y su impacto ambiental”, aseguró, advirtiendo que Argentina debe aprovechar esta coyuntura para posicionarse como líder en bioeconomía.
La exfuncionaria cerró su presentación con un mensaje optimista:
“Argentina tiene un enorme potencial en bioeconomía gracias a su biodiversidad, sus recursos naturales y su tradición agroindustrial. Si logramos transformar esas potencialidades en políticas concretas, el impacto económico, social y ambiental será extraordinario”.
Insistió en que la clave está en impulsar la transición energética, modernizar la legislación, fortalecer la capacitación de productores y promover un federalismo genuino, donde las provincias lideren programas bioeconómicos con impacto territorial.