Por Agroempresario.com
En el marco de una estrategia integral de manejo fitosanitario, Mendoza puso en marcha una nueva campaña de tratamientos aéreos y con drones para controlar la Lobesia botrana, más conocida como la polilla de la vid. Las aplicaciones abarcarán 90.000 hectáreas en los oasis Norte y Este, priorizando fincas abandonadas o con alto riesgo fitosanitario.
El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (ISCAMEN) informó que las acciones se concentrarán en los departamentos de Lavalle, Luján de Cuyo, Junín, Rivadavia, San Martín, Santa Rosa y La Paz, en coincidencia con el inicio de la primera generación biológica de la plaga. Las aplicaciones se realizarán cuando los racimos florales alcancen entre 5 y 7 centímetros, asegurando la protección del cultivo durante al menos 30 días.
La provincia destinará recursos técnicos y logísticos para ejecutar dos tratamientos aéreos en cada zona afectada, con el objetivo de reducir las poblaciones iniciales del insecto y prevenir daños en la producción vitivinícola. Además, se incorporarán drones para reforzar las intervenciones en áreas específicas, aumentando la precisión y reduciendo el impacto ambiental.
El plan forma parte de un Control Integrado de Plagas, que combina emisores de feromonas, insecticidas selectivos de bajo impacto ambiental, feromonas pulverizables y un sistema de monitoreo continuo mediante trampas distribuidas en toda la provincia. Los procedimientos estarán supervisados por técnicos del ISCAMEN y del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Los productos utilizados son fitosanitarios de banda verde (categoría IV), los más seguros del mercado, diseñados para actuar exclusivamente sobre la plaga sin afectar abejas, fauna, flora ni personas. Asimismo, no se realizarán aplicaciones en zonas urbanas o periurbanas, ni cerca de escuelas u hospitales. Todas las operaciones cuentan con la Declaración de Impacto Ambiental emitida por la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de Mendoza.
Con esta campaña, Mendoza reafirma su liderazgo en sanidad vegetal, utilizando tecnología de vanguardia para proteger uno de los pilares de su economía: la vitivinicultura.