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Inspiradas por experiencias personales y un profundo conocimiento científico, Amanda Sichon y Seda Bilginer están marcando un punto de inflexión en la industria del perfume. Ambas profesionales, con formación en química y una trayectoria consolidada en el sector, decidieron crear Esas, una marca que desafía los estándares tradicionales con fragancias orgánicas, transparentes y seguras.
Con un mercado global que supera los 56 mil millones de dólares, las fundadoras vieron la oportunidad de ofrecer una alternativa saludable frente a productos convencionales cargados de derivados del petróleo y sustancias no reveladas.
El camino hacia Esas comenzó con una historia muy personal. Amanda Sichon, que padeció alergias severas durante su infancia, descubrió que los productos orgánicos podían ser una solución efectiva y duradera. Ese descubrimiento, sumado a su formación en química en la Universidad de Nueva York y su paso por la multinacional suiza Givaudan, sentó las bases para su visión empresarial.
En ese entorno conoció a Seda Bilginer, ejecutiva con raíces turcas y estudios en Rutgers University, con quien compartió no solo su pasión por los aromas naturales, sino también el deseo de emprender como mujeres inmigrantes en Estados Unidos. Su conexión personal y profesional fue el punto de partida para construir una marca distinta, comprometida con la salud y la sostenibilidad.
Desde su creación en 2017, Esas creció con inversión propia hasta obtener, en 2020, cerca de 2 millones de dólares en financiamiento, respaldado por familiares, amigos y fondos de capital de riesgo como Crescent Ridge Partners, liderado por mujeres inversionistas de primera generación.
Uno de los hitos más importantes para la marca fue la obtención de la certificación MADE SAFE, que exige la revisión de más de 15.000 sustancias y garantiza que los productos estén libres de componentes nocivos para las personas y el medio ambiente. Esta distinción, poco común en la industria de la belleza, posicionó a Esas como un referente de innovación responsable.
Según Market Growth Reports, el mercado mundial de fragancias naturales se estima en 16,7 millones de dólares y podría alcanzar los 21,6 millones en 2033. El aumento en la conciencia ambiental y la preocupación por la salud han impulsado una demanda sostenida de productos libres de químicos sintéticos. Sin embargo, los costos de los ingredientes y las estrictas regulaciones siguen siendo los principales desafíos del sector.
El primer producto de Esas, el limpiador hidratante Kolonya, lanzado en 2020, fue solo el inicio. La marca expandió su catálogo con perfumes naturales, desodorantes, velas y ambientadores, elaborados con extractos botánicos de uva, clorofila y especias. Su enfoque en la pureza y la trazabilidad de los ingredientes también se refleja en los precios: un desodorante de 50 ml cuesta alrededor de 45 dólares.
La estrategia digital ha sido clave. Esas se promociona principalmente a través de redes sociales y su sitio web, donde las fundadoras explican de forma detallada el proceso de elaboración y los beneficios de cada producto.
Con un equipo pequeño —tres empleados part-time y servicios externos para marketing y logística—, Esas logró crecer de forma sostenible sin perder control sobre la calidad. Las reacciones de sus consumidores son prueba del impacto alcanzado: muchas personas con sensibilidad a fragancias tradicionales volvieron a disfrutar de perfumes gracias a sus fórmulas limpias.
Como señaló Elaine Profeldt en Forbes, para la inversionista María González-Blanch, socia de Crescent Ridge, la dupla de científicas está transformando los paradigmas del sector: “Amanda y Seda están logrando lo que parecía imposible: crear fragancias limpias, duraderas y hermosas.”
Con su propuesta basada en ciencia, naturaleza y autenticidad, Esas se posiciona como una de los startups más prometedores del nuevo movimiento global hacia la belleza consciente.
