Por Agroempresario.com
Georges Breitschmitt, Presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), fue uno de los protagonistas del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero. Con un discurso claro, cargado de datos técnicos, reflexiones estratégicas y anécdotas personales, defendió el rol de la ganadería argentina como motor de la bioeconomía, la economía circular y la sustentabilidad productiva.
El referente comenzó su intervención con una imagen simple: la de un productor alimentando a un ternero en el campo un día domingo, para al día siguiente exponer frente a un auditorio en la ciudad. Esa dualidad sintetiza la realidad de un sector que trabaja a diario en la producción de alimentos de calidad, al mismo tiempo que enfrenta debates globales sobre el cambio climático, la deforestación, la trazabilidad y la competencia de nuevas proteínas alternativas.
El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), presidido actualmente por Georges Breitschmitt, es una entidad integrada por toda la cadena de valor: desde la producción primaria hasta la industria frigorífica, pasando por la participación del Estado. Su objetivo central es promover la carne vacuna argentina en los mercados internos y externos, consolidando la imagen de un producto natural, sano y de calidad superior.
Breitschmitt recordó que en un contexto global en el que muchos consumidores desconocen los procesos productivos, el trabajo del IPCVA resulta fundamental para comunicar que la carne argentina se produce a cielo abierto, en sistemas pastoriles, con 71% de pasturas naturales, 22-23% de pasturas implantadas y un bajo porcentaje de suplementación. Además, subrayó que en el país no se utilizan anabólicos prohibidos en otras regiones, lo que garantiza un producto natural y libre de sustancias artificiales.
Uno de los ejes centrales de la exposición fue la sustentabilidad de la carne argentina. En ese marco, Breitschmitt destacó que el país es uno de los pocos en el mundo que puede producir carne de manera natural, sustentable y con bajo impacto ambiental.
Entre los datos más relevantes, remarcó que:
Estos indicadores, sostuvo, son fundamentales para enfrentar las exigencias de normativas como la Resolución 1115 de la Unión Europea, que desde 2026 prohibirá la importación de productos provenientes de zonas deforestadas.
Breitschmitt planteó una visión amplia: la ganadería no debe entenderse únicamente como producción de carne, sino como una biofábrica que genera múltiples subproductos y servicios ecosistémicos.
Ejemplos destacados de economía circular en la cadena de ganados y carnes:
“Del animal se aprovecha todo”, subrayó el presidente del IPCVA, destacando que la innovación tecnológica está ampliando las posibilidades de generación de valor agregado.
Otro de los puntos fuertes de su discurso fue la innovación tecnológica en la cadena bovina. Breitschmitt habló de la transición hacia la ganadería de precisión, basada en el uso de chips electrónicos y sistemas digitales de trazabilidad.
Estas herramientas no solo permiten cumplir con las exigencias de los mercados internacionales, sino también mejorar la gestión productiva:
En este sentido, sostuvo que la trazabilidad debe entenderse como una oportunidad para comunicar al consumidor final no solo la calidad del producto, sino también su historia productiva: desde el nacimiento del ternero hasta la faena, con datos de sustentabilidad y tipificación de la carne.
Breitschmitt también abordó el desafío que representan las proteínas alternativas y las llamadas carnes sintéticas. Si bien reconoció que estas iniciativas han captado la atención de inversores y figuras públicas –como Leonardo DiCaprio o Lewis Hamilton–, remarcó que todavía no han demostrado un desarrollo sostenible ni la aceptación plena de los consumidores.
Frente a esa competencia, afirmó que la carne argentina tiene un diferencial insustituible: se produce en sistemas pastoriles, bajo el sol y en interacción con los ecosistemas naturales. “La vaca viva, a cielo abierto, siempre va a tener más valor que un producto de laboratorio”, expresó.
En Argentina, alrededor del 70% de la carne vacuna aún se comercializa en carnicerías tradicionales. Sin embargo, la tendencia hacia la venta de carne envasada al vacío en supermercados está creciendo.
Breitschmitt explicó que este formato no solo implica cambios en la presentación del producto, sino también en la comunicación de valor agregado: cada envase puede incluir etiquetas con información sobre el origen del animal, la trazabilidad, las condiciones de producción y los atributos ambientales.
Uno de los puntos más relevantes de su exposición fue la comparación entre el ciclo del metano de la ganadería y el ciclo de los combustibles fósiles.
Mientras que el metano tiene un ciclo natural de captura y liberación en el medio ambiente, los combustibles fósiles extraen carbono almacenado en la tierra y lo liberan a la atmósfera, generando un impacto acumulativo.
Este argumento es clave para posicionar a la ganadería argentina como parte de la solución climática, en lugar de ser vista como un problema ambiental.
Breitschmitt advirtió que muchas de las inversiones necesarias para impulsar la economía circular y la innovación tecnológica en la ganadería requieren políticas públicas de largo plazo.
“Estos proyectos no pueden depender de ciclos políticos de cuatro años. Necesitamos reglas claras y previsibilidad para sostener las inversiones”, afirmó.
En este punto, subrayó la importancia de articular al sector privado con el Estado, en un marco de cooperación que potencie las oportunidades de la bioeconomía.