La Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió que la Unión Europea (UE) utilizará “todos los instrumentos necesarios” para responder a las restricciones impuestas por China a la exportación de tierras raras, consideradas esenciales para la industria tecnológica, la defensa y la transición energética del bloque. La advertencia se produjo durante su intervención en el foro Berlin Global Dialogue, en Alemania, tras conocerse las nuevas medidas adoptadas por Pekín el 9 de octubre.
Las restricciones chinas, que amplían el control sobre cinco nuevos elementos y refuerzan la supervisión de los usuarios de semiconductores, suponen —según Von der Leyen— un “grave riesgo para la estabilidad económica europea”, al afectar directamente a los sectores más innovadores del continente. De acuerdo con un informe de Infobae, la Presidenta Europea subrayó que “Europa no repetirá la experiencia de dependencia sufrida con los hidrocarburos rusos”.
La dependencia de la UE respecto de las tierras raras chinas es especialmente alta. Más del 90% del consumo europeo de imanes de tierras raras proviene de importaciones de China, lo que deja a industrias clave expuestas a interrupciones de suministro. Entre los sectores más vulnerables se encuentran la automoción, la defensa, la inteligencia artificial, la energía verde, la fabricación de motores eléctricos y la industria aeroespacial.
Ante este panorama, la Comisión Europea lanzó el plan ‘RESourceEU’, una estrategia que busca diversificar el acceso a materias primas críticas y fortalecer la independencia tecnológica del bloque. El programa toma como referencia el ‘REPowerEU’, impulsado en 2022 para enfrentar la crisis energética derivada de la invasión rusa a Ucrania.
Von der Leyen explicó que ‘RESourceEU’ contempla medidas a corto, medio y largo plazo, incluyendo el reciclaje de minerales estratégicos dentro de Europa, la inversión en tecnologías de extracción sostenible y la firma de nuevos acuerdos internacionales. Entre los países con los que Bruselas pretende estrechar vínculos figuran Ucrania, Canadá, Kazajistán, Uzbekistán, Chile y Groenlandia, todos considerados socios clave para reducir la dependencia de Pekín.
La Presidenta subrayó que el objetivo central es garantizar “una cadena de suministro estable y transparente que no esté sujeta a presiones políticas”. Además, aseguró que la UE está preparada para actuar en coordinación con sus socios del G7 y otras economías avanzadas en caso de que la situación comercial con China se deteriore.
En paralelo, la Comisión Europea acelera la negociación de acuerdos comerciales con Mercosur, México, Indonesia y Suiza, así como las conversaciones con Filipinas, Tailandia, Malasia y Emiratos Árabes Unidos. Estos partenariados —según Von der Leyen— permiten “abrir mercados, reforzar la seguridad económica y evitar cuellos de botella en las cadenas de suministro globales”.
La dirigente europea también remarcó la necesidad de fortalecer la autonomía estratégica de Europa, un concepto que ha cobrado relevancia tras las crisis energéticas y geopolíticas recientes. “Europa debe actuar con autonomía y defender sus intereses en el escenario global”, sostuvo la presidenta de la Comisión, quien enfatizó que el peso geoeconómico del continente “es una herramienta fundamental para proteger nuestra prosperidad y seguridad”.
Las medidas de China —mayor productor mundial de tierras raras— han generado preocupación no solo en Bruselas, sino también en Washington, Tokio y Seúl, donde las industrias tecnológicas dependen del suministro chino para fabricar chips, turbinas, paneles solares y vehículos eléctricos. Expertos europeos consideran que las políticas de control de exportaciones de Pekín forman parte de una estrategia más amplia para consolidar su influencia en el mercado global de materiales críticos.
En ese contexto, el plan ‘RESourceEU’ se presenta como un intento de blindar la soberanía industrial europea y reducir su exposición a presiones externas. Las instituciones comunitarias esperan presentar los primeros acuerdos bilaterales antes de fin de año, junto con un mecanismo de financiamiento verde destinado a fomentar la producción y el reciclaje de tierras raras dentro del continente.
El desafío para Bruselas, según analistas, será equilibrar la defensa de su competitividad industrial con la necesidad de mantener abiertas las vías diplomáticas con China, un socio comercial crucial pero cada vez más imprevisible.