La industria cárnica argentina atraviesa días de incertidumbre ante la inminente finalización de la suspensión temporal de las retenciones a las exportaciones de carne vacuna y aviar. El beneficio, que vence el 31 de octubre, eximió del pago de derechos de exportación por un período limitado, pero hasta ahora no hay señales oficiales de una posible prórroga.
Si no se dispone una extensión, a partir del 1° de noviembre volverían a aplicarse las alícuotas originales del 5%, con una única excepción: los embarques certificados como carne de vaca, que continuarían exentos del tributo.
Las entidades representativas de la cadena cárnica solicitan al Gobierno una revisión inmediata de la medida. Argumentan que su impacto fiscal sería acotado y que mantener la exención permitiría consolidar la recuperación productiva y exportadora.
En el caso específico de la carne vacuna, el costo para el Estado por extender la medida no superaría los USD 150 millones anuales, según estimaciones privadas.
Pese a la incertidumbre, el mercado interno mostró señales positivas durante los primeros nueve meses del año. Con una producción total de 2,35 millones de toneladas equivalentes res con hueso y tras descontar el volumen exportado, el consumo local habría alcanzado 1,74 millones de toneladas, un 6,3% más que en el mismo período de 2024. Esto equivale a unas 103 mil toneladas adicionales, reflejando una recuperación sostenida de la demanda.
La decisión oficial sobre la continuidad o no del beneficio será determinante para el equilibrio del sector en los próximos meses.