En el nuevo escenario político que dejó las elecciones de medio término, distintos gobernadores provinciales comienzan a delinear sus posturas frente a las reformas estructurales que impulsa el Gobierno nacional. Entre ellos, el tucumano Osvaldo Jaldo expresó su predisposición a acompañar la reforma laboral propuesta por el presidente Javier Milei, al considerar que “las leyes deben actualizarse para adaptarse a los cambios tecnológicos y productivos”.
Las declaraciones del mandatario peronista, realizadas en Tucumán, se suman a las de otros jefes provinciales que valoran el cambio de tono de la Casa Rosada y esperan una etapa de diálogo más fluida. Según publicó La Nación, Jaldo sostuvo que “no se puede seguir con normas laborales pensadas para un país que ya no existe”, y remarcó que el objetivo debe ser “generar más empleo privado, formal y competitivo”.
En esa línea, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, también destacó la nueva disposición del Gobierno nacional tras los comicios legislativos. “Tenemos ánimo para trabajar fuertemente en unidad y sacar el país adelante”, señaló el mandatario radical, al tiempo que subrayó que la reforma laboral debe tener una mirada orientada a las Pymes, que son el corazón del aparato productivo santafesino.

“Santa Fe tiene alrededor de 7.000 Pymes, por eso la reforma nos tiene que servir para que podamos contratar más gente y pasar a trabajadores del mercado informal al mercado formal”, explicó.
En relación con la reforma tributaria, Pullaro reconoció que tanto la Nación como las provincias y los municipios deben avanzar hacia una reducción de impuestos, aunque con una condición: “Para que eso sea sostenible tiene que haber crecimiento económico y equilibrio en los servicios y obras de cada jurisdicción”.
Por su parte, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, valoró el giro del Gobierno nacional hacia una posición de diálogo, aunque advirtió que ese cambio “debe consolidarse en una agenda federal e institucional que incluya a todos los sectores productivos y sociales del país”.
En declaraciones a la prensa luego del acto por el 30º aniversario del atentado a la Fábrica Militar de Río Tercero, Llaryora sostuvo: “No alcanza solo con los gobernadores: hay que convocar a todas las instituciones, a la producción y a la industria. El país vive una tensa calma macroeconómica mientras la situación del día a día de los vecinos sigue siendo difícil”.
El mandatario cordobés destacó que los gobiernos provinciales y municipales han sido fundamentales para “sostener la paz social” frente al recorte de transferencias nacionales, y subrayó la necesidad de establecer un esquema de coparticipación más justo y previsible que permita a las provincias planificar obras e inversiones.
A su vez, el gobernador de San Juan, Marcelo Orrego, se mostró satisfecho por la reciente designación de Diego Santilli en el equipo nacional, destacando su perfil dialoguista. “Lo conozco desde mi etapa como diputado nacional. Me alegra que un hombre como él, con su calidad humana y sentido de gestión, ocupe un cargo importante”, afirmó.
Las señales de distensión entre la Nación y las provincias llegan tras meses de tensiones políticas y financieras. El Gobierno de Milei, que busca apoyo legislativo para avanzar con sus proyectos de reforma, intenta recomponer vínculos con los mandatarios provinciales, clave para sostener la gobernabilidad.
De este modo, la postura de Jaldo marca un gesto de apertura dentro del peronismo, tradicionalmente más reacio a las reformas laborales. Su apoyo, aunque condicionado, podría facilitar el debate en el Congreso y sumar respaldos en sectores que reclaman mayor flexibilidad en la contratación y reducción de cargas para las Pymes.
En este contexto, la posibilidad de una reforma laboral “moderna y equilibrada” aparece como un punto de coincidencia entre distintos espacios políticos. Los gobernadores coinciden en que el desafío es encontrar un equilibrio entre la protección de los trabajadores y la competitividad del sector productivo, en un escenario donde la tecnología redefine las formas de empleo y la dinámica empresarial.
Mientras tanto, en la Casa Rosada observan con atención el impacto de estos gestos políticos en la antesala de una negociación parlamentaria compleja. Si los respaldos provinciales se consolidan, el Gobierno podría avanzar hacia una de las transformaciones más significativas de su gestión.