Por Agroempresario.com
En el marco del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero, Martín Fraguio, director de Carbon Group brindó una exposición sobre los desafíos del cambio climático, su relación con los mercados financieros y la necesidad de que las empresas redefinan sus estrategias de inversión para ser sustentables y competitivas.
Fraguío abrió su presentación señalando que el cambio climático es uno de los desafíos más relevantes de la historia de la humanidad. Desde la acumulación de gases de efecto invernadero por más de 150 años hasta los impactos sistémicos recientes, la agenda global ha evolucionado notablemente.
“El cambio climático no es un problema del clima. Es un problema de estabilidad de los mercados financieros y un riesgo sistémico de gran escala que afecta toda la actividad humana”, afirmó Fraguio, ante un auditorio de empresarios, científicos y líderes del agro.
Fraguío recordó que la agenda del cambio climático comenzó a consolidarse a principios de los años 90, cuando líderes mundiales se reunieron en la Conferencia de Río de Janeiro (1992). Reyes, presidentes y primeros ministros reconocieron por primera vez la existencia de un problema vinculado con la acumulación de gases de efecto invernadero.
Inicialmente, el debate estaba liderado principalmente por científicos y activistas. Se conformó el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), compuesto por expertos voluntarios de cada país, enfocados inicialmente en clima, y posteriormente en áreas como suelos, energía, ganadería y pastizales.
“En los primeros años, además de la ciencia, había un activismo muy fuerte en contra de la energía nuclear, que aún no había pasado por la tragedia de Chernóbil”, explicó Fraguío, destacando cómo la agenda evolucionó desde la denuncia y la ciencia hacia un enfoque estratégico de políticas y negocios.
Según Fraguío, un hito fundamental fue el Acuerdo de París (2015), que consolidó la visión de que la humanidad debe no solo reducir emisiones, sino también capturar gases de efecto invernadero. Por primera vez, se reconoció que los suelos agrícolas son un gran almacén de carbono y que la pérdida de carbono a lo largo de los siglos, especialmente desde la Revolución Industrial, requiere estrategias de regeneración.
En este contexto, Argentina, pionera en siembra directa, ya contaba con unos 20 años de experiencia en esta práctica, que permite detener la pérdida de carbono y, en algunos casos, aumentar el contenido de carbono mediante rotaciones y manejo adecuado del suelo.
“El Acuerdo de París no se limita a la ciencia o al activismo. Implica un cambio profundo en los modelos de negocio y la estructura de inversión de las empresas”, subrayó Fraguío.
Fraguío señaló que eventos recientes, como la pandemia de COVID-19, demostraron que el cambio climático es también un riesgo financiero sistémico. Al igual que un virus global puede alterar la rutina humana y los mercados, el cambio climático afecta la estabilidad económica y la seguridad de las inversiones.
“Hoy las empresas deben decidir no solo dónde invertir, sino también dónde dejar de invertir. La transición energética y las nuevas tecnologías generan un riesgo significativo en los directorios, porque los negocios tradicionales de alta emisión pueden volverse inviables”, explicó.
En este sentido, la adopción de tecnologías de bajo impacto ambiental, eficiencia energética y secuestro de carbono en suelos se convierte en una estrategia no solo ambiental sino financiera, al reducir costos y proteger la rentabilidad a largo plazo.
Fraguío también destacó cómo las decisiones políticas internacionales influyen directamente en la capacidad de las empresas de implementar estrategias de sostenibilidad. Mencionó la experiencia de Estados Unidos, donde ciertas regulaciones sobre divulgación de planes de reducción de emisiones han sido alteradas, generando incertidumbre en inversores y directorios corporativos.
En contraste, países como Canadá han implementado políticas financieras más estables y previsibles. El primer ministro canadiense, Mark Carney, ex presidente del Banco de Inglaterra, ha impulsado un enfoque basado en datos del sistema financiero global, demostrando cómo el cambio climático afecta las primas de seguros y la evaluación de riesgos en mercados internacionales.
Fraguío destacó el liderazgo emergente de Brasil, que organiza la Reunión Mundial de Cambio Climático 2030 y cuenta con aliados estratégicos como Michael Bloomberg. Según explicó, Brasil planea atraer inversiones privadas por 6 trillones de dólares anuales hasta 2050, enfocadas en restauración de ecosistemas, reconversión productiva, cero emisiones y secuestro de carbono en suelos.
En el sector agro, figuras como Roberto Rodríguez, ex ministro de Agricultura de Brasil, lideran planes de atracción de inversiones y políticas de biotecnología que buscan consolidar una matriz productiva más sustentable y competitiva.
“Brasil y Canadá muestran que el cambio climático puede ser una fuerza interna que transforme organizaciones y deje un legado positivo para las próximas generaciones”, concluyó Fraguío.
El mensaje de Fraguío tiene implicancias directas para la bioeconomía argentina y la productividad agroindustrial. La adopción de prácticas regenerativas, tecnologías de secuestro de carbono y gestión eficiente de recursos no solo contribuye a la sostenibilidad ambiental, sino también a la competitividad internacional de los productos argentinos.
Además, la articulación entre ciencia, inversión y políticas públicas es clave para que Argentina consolide su liderazgo en siembra directa, biotecnología y producción sustentable, alineándose con las metas globales de reducción de emisiones y desarrollo de mercados responsables.
Fraguío destacó que la integración de inteligencia artificial (IA) en las empresas permitirá un uso más eficiente de recursos y reducción de emisiones. Herramientas de IA pueden optimizar procesos agrícolas, industriales y energéticos, anticipando riesgos y mejorando la planificación de inversiones sostenibles.
“Cuando las empresas comiencen a usar IA para sus decisiones estratégicas, veremos reducciones significativas de emisiones y eficiencia en el uso de recursos, lo que cambiará radicalmente los modelos productivos”, afirmó.
Para finalizar y en resumen:
Fraguío cerró su exposición con un mensaje optimista: la transición hacia un mundo más sustentable no es solo una necesidad ambiental, sino una oportunidad de innovación, inversión y liderazgo global.
“Si actuamos con decisión, podemos dejar a nuestros descendientes un mundo más sustentable y resiliente, transformando la crisis del cambio climático en una oportunidad histórica”, concluyó.