En la antesala de la 31ª Conferencia Industrial Argentina, que se celebrará el próximo jueves 13 de noviembre en el Centro de Convenciones Buenos Aires, los principales referentes del sector fabril coincidieron en que la Argentina atraviesa un “momento bisagra” y necesita reformas estructurales urgentes para mejorar la competitividad.
El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, y el empresario Martín Cabrales, titular del encuentro anual, sostuvieron que el país debe enfocarse en bajar los costos internos, promover la inversión y dejar atrás la dependencia del tipo de cambio. “Tenemos que dejar de correr detrás del dólar y concentrarnos en la productividad y la eficiencia interna”, afirmó Rappallini en diálogo con La Nación.
La Conferencia Industrial, que llevará el lema “El futuro se produce hoy”, abordará temas clave como la modernización laboral, la reforma tributaria y la inteligencia artificial aplicada a la industria. Cabrales explicó que el evento contará con la apertura del ministro de Economía, Luis Caputo, y el cierre del titular de Techint, Paolo Rocca, además de la lectura de una carta del Papa Francisco sobre la importancia del trabajo y la producción.
Rappallini destacó que en el último Día de la Industria la UIA presentó su propuesta de nuevo contrato productivo, un acuerdo entre el Estado, el sector privado y la sociedad para promover un desarrollo sostenido. “El país siempre buscó atajos, ya sea con un súper dólar o con inflación. Es momento de poner el foco en la productividad y en reducir el costo argentino”, subrayó.
Para los industriales, la coyuntura económica abre una oportunidad única para concretar transformaciones postergadas. “Se están alineando los planetas. Es el momento de encarar las reformas y que la sociedad las apoye. Donde hay industria, hay educación, cultura y empleo de calidad”, sostuvo Cabrales.
Según Rappallini, el orden macroeconómico es clave para generar ahorro, crédito e inversión. “La gente empieza a entender que bajar la inflación y tener estabilidad beneficia a todos. Es la base para que haya más fábricas, comercios y empleos formales”, señaló.
El titular de la UIA también insistió en la necesidad de reducir la presión impositiva, que calificó como “una de las más altas del mundo”. Actualmente, explicó, el sector formal soporta una carga del 52%, mientras la recaudación sobre el PBI ronda el 30%, reflejo de una economía con 40% de informalidad. “Hay que ampliar la base contributiva, bajar los impuestos y promover la formalidad”, agregó.
Ambos dirigentes coincidieron en que el sistema impositivo argentino desalienta la inversión y la competitividad. Rappallini señaló que impuestos como el cheque, ingresos brutos y las retenciones a las exportaciones deben revisarse de manera integral. “Hay que permitir la amortización acelerada y generar incentivos a la inversión, como hace el resto del mundo”, apuntó.
Cabrales, por su parte, advirtió sobre el impacto negativo de la informalidad, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. “Es una competencia desleal, peor que la importación. La modernización laboral tiene que servir para crear más trabajo calificado”, dijo.
En materia laboral, Rappallini mencionó que las propuestas que la UIA discute dentro del Consejo de Mayo se inspiran en modelos regionales. “No hay nada que no esté en Uruguay, Brasil o Chile. Queremos diálogo permanente y menos litigiosidad”, afirmó. Entre los puntos en análisis figuran la ultraactividad de los convenios colectivos y la creación de mecanismos para promover acuerdos más dinámicos.
El objetivo, añadió, es presentar un paquete de leyes consensuadas antes del 15 de diciembre, para que puedan ser debatidas en el Congreso durante el próximo período legislativo. “Son reformas urgentes que pueden cambiar el clima de inversión en la Argentina”, remarcó.
Respecto al nivel de actividad, el titular de la UIA explicó que la industria atravesó dos etapas este año. Hasta julio, varios sectores mostraron una recuperación heterogénea, con crecimiento en automotrices, motos, petróleo y minería, mientras que rubros como textil, calzado y metalmecánica seguían rezagados.
Sin embargo, la suba de las tasas de interés desde agosto generó un freno generalizado. “A los sectores más débiles los afectó mucho más. Necesitamos que bajen las tasas para reactivar el crédito y el consumo”, advirtió Rappallini.
Los industriales esperan que la estabilidad electoral y una mejora en las expectativas reimpulsen la actividad hacia fin de año. “Cuando baja la inflación, el crédito es el motor más importante”, destacó.
Consultados sobre el tipo de cambio y el esquema de bandas, ambos dirigentes evitaron reclamar una devaluación. “Hay que dejar de pensar en el dólar como solución. Lo importante es la previsibilidad y las políticas de largo plazo”, sostuvo Cabrales.
Rappallini agregó que los atajos cambiarios ya demostraron su ineficacia: “Tuvimos épocas de tipo de cambio alto y, en lugar de aprovechar para hacer las reformas, duplicamos impuestos. Hay que enfocarse en la productividad interna, no en el valor del dólar”.
Sobre las importaciones, la UIA mantiene una postura de equilibrio. “Nos preocupan el contrabando y el dumping, pero el foco debe ser nivelar la cancha y fortalecer la competitividad”, señaló Rappallini.
Cabrales reafirmó que la industria no busca cerrarse al mundo, sino competir en igualdad de condiciones. “Si nos quitan las piedras de la mochila, la industria argentina es altamente competitiva”, concluyó.
En síntesis, los industriales coinciden en que el país atraviesa un punto de inflexión. El desafío será transformar el actual “momento bisagra” en una etapa de reformas que devuelva previsibilidad, inversión y crecimiento sostenido a la economía argentina.