El Gobierno analiza compras de dólares por USD 40.000 millones, pero teme presiones cambiarias e impacto inflacionario

El BCRA tendría margen para acumular reservas sin esterilizar, según consultoras, aunque la Casa Rosada mantiene cautela ante riesgos

El Gobierno analiza compras de dólares por USD 40.000 millones, pero teme presiones cambiarias e impacto inflacionario
martes 18 de noviembre de 2025

El Gobierno evalúa hasta dónde avanzar en un ambicioso plan de acumulación de reservas del Banco Central, que según estimaciones privadas permitiría compras por hasta USD 40.000 millones sin necesidad de absorber los pesos emitidos. La potencial maniobra, considerada clave para la próxima etapa económica, enfrenta dudas internas debido al riesgo de generar presión cambiaria y un rebrote inflacionario, según reconocieron funcionarios en los últimos días.

El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, coincidieron en que la acumulación de dólares sigue siendo una prioridad, pero advirtieron que solo se avanzará en la medida en que exista espacio real para hacerlo sin desestabilizar el mercado. La cautela domina las definiciones oficiales: la estrategia se implementaría de manera “gradual”, sin un cronograma explícito ni detalles sobre el mecanismo a utilizar.

Caputo ejemplificó públicamente las tensiones que genera un escenario de fuerte ingreso de divisas. “Si mañana viene OpenAI y quiere ingresar los USD 25.000 millones de inversión juntos y nosotros salimos a comprar, estaríamos generando un problema mayúsculo porque el mercado no demandaría una cantidad de pesos equivalente”, explicó el ministro en sus últimas apariciones. La frase sintetizó el dilema: más dólares implican más pesos, pero sin demanda suficiente esos pesos presionan sobre los precios y el tipo de cambio.

En paralelo, Milei relativizó la necesidad de comprar divisas con emisión monetaria si Argentina logra recuperar el acceso al mercado internacional de deuda. “Si nosotros conseguimos acceso a los mercados financieros ya no precisamos acumular tanto, porque estaríamos repagando la deuda con la colocación de nuevos títulos”, planteó el presidente. Aun así, reconoció la incertidumbre sobre los tiempos: “Nadie sabe los tiempos del mercado”.

La discusión tomó fuerza luego de que distintas consultoras difundieran cálculos sobre cuánto margen existiría para remonetizar la economía mediante compras de dólares. Un informe de Empiria, conducida por el exministro Hernán Lacunza, estimó que el Banco Central dispone de un espacio cercano a USD 38.000 millones.
El análisis se basa en el nivel actual del agregado monetario M2 —circulante más depósitos a la vista—, que hoy representa el 6,8% del PBI, frente a un promedio del 11,6% entre 2004 y 2019. Esa brecha sugeriría que la economía está “submonetizada” y podría absorber un volumen relevante de emisión sin generar desequilibrios. “No es un salto discreto, sino parsimonioso, acompañando la demanda de dinero”, aclaró la consultora.

El Gobierno analiza compras de dólares por USD 40.000 millones, pero teme presiones cambiarias e impacto inflacionario

Incluso con ese proceso, sostienen, las reservas netas llegarían al 8,7% del PBI, aún por debajo del promedio internacional para países con regímenes de flotación, que suele ubicarse entre 15% y 20%. Este dato refuerza la idea de que existe un amplio recorrido por recuperar antes de alcanzar estándares comparables.

Una línea similar planteó Marcos Buscaglia, director de Alberdi Partners, durante una presentación ante inversores organizada por Facimex. Según su estimación, el Banco Central podría adquirir hasta USD 40.000 millones hasta fines de 2027 sin necesidad de esterilizar. La cifra coincide con la ventana que identificó Empiria y alimentó el debate sobre qué tan viable es una estrategia agresiva de recomposición de reservas.

Sin embargo, para que un escenario así se materialice deben darse condiciones que hoy todavía no están plenamente consolidadas. La principal es que exista un excedente de dólares en los próximos dos años. Parte provendría de la balanza comercial, que se normaliza tras los años de sequía, pero también de colocaciones de deuda corporativa —que comenzaron a multiplicarse— y de un eventual ingreso de inversiones reales en sectores como energía, minería y economía del conocimiento.

Además de las compras de divisas, el Gobierno analiza una recompra de deuda para reducir los vencimientos con el sector privado en los próximos dos años. Aunque la posibilidad está sobre la mesa, tampoco se conocen precisiones sobre montos ni plazos. La falta de definiciones alimenta la cautela del mercado, que sigue de cerca los mensajes del equipo económico.

Uno de los antecedentes recientes que aparece en la discusión es el esquema implementado en Chile, donde la autoridad monetaria programó compras diarias de USD 25 millones durante tres años para fortalecer sus reservas. Pero la administración Milei descarta replicar ese modelo: considera que el mercado argentino es demasiado pequeño para sostener un volumen fijo diario sin distorsiones. La opción más probable, por lo tanto, serían compras discrecionales, como las que se observaron en los meses previos a las elecciones legislativas.

Mientras tanto, la economía argentina transita un período de estabilidad cambiaria que refuerza la recuperación de la demanda de pesos. El dólar oficial cerró el lunes en $1.415, mientras que el tipo de cambio mayorista perforó los $1.400. Parte de esa calma se explica porque algunos inversores que habían comprado dólares como cobertura electoral están desarmando posiciones y volviendo al mercado.

El proceso de remonetización ya muestra algunos efectos colaterales. La mayor liquidez redujo el costo del financiamiento en pesos, especialmente para PYMES y operaciones de corto plazo. La caución bursátil, que antes de las elecciones superaba el 70% anual, cayó por debajo del 25%. El equipo económico considera que una recuperación sostenida de la base monetaria contribuiría a reducir tasas, normalizar el crédito y estimular el consumo.

Sin embargo, el desafío es calibrar ese proceso sin generar tensiones adicionales. El temor central del Gobierno es que una expansión monetaria acelerada, aun cuando responda a compras de dólares, pueda derivar en un salto inflacionario si la demanda de pesos no acompaña. El equilibrio, coinciden analistas, será fino y dependerá tanto del contexto internacional como de la evolución de la confianza en la política económica.

Por ahora, la estrategia oficial combina prudencia y observación del mercado. Aunque existe un potencial espacio para recomponer reservas de manera significativa, la prioridad es evitar que un movimiento brusco comprometa la estabilidad alcanzada en los últimos meses. El propio Milei lo sintetizó al afirmar que las decisiones se tomarán “acorde a lo que Argentina consiga en los mercados de deuda”.

En la práctica, esto implica que cualquier avance dependerá de los flujos reales de divisas, la evolución del financiamiento externo y la continuidad del programa fiscal. En un año marcado por señales de recomposición, pero también por desafíos estructurales, la acumulación de reservas aparece como un objetivo estratégico, aunque subordinado a que no se convierta en un riesgo macroeconómico adicional, según destacó Infobae.



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