El reciente Informe WASDE del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) volvió a sacudir las expectativas del mercado, aunque —según analizó TodoAgro, medio que publicó la nota original— la atención terminó desviándose nuevamente hacia las decisiones de compra de China, principal demandante mundial de granos.
El reporte mostró un combo de señales contrapuestas: existencias más altas de lo previsto en maíz y trigo, y una reducción mayor a la esperada en soja. Sin embargo, pese a ese ajuste alcista en la oleaginosa, los precios internacionales mantuvieron un sesgo negativo.
La lectura dominante en el mercado quedó explicada por Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. En diálogo con TodoAgro, afirmó:
“Los indicios del reporte apuntan a que China seguirá enfocándose en Sudamérica para su abastecimiento” (TodoAgro).
El dato no es menor: las ventas “flash” de Estados Unidos —operaciones superiores a 100.000 toneladas— evidenciaron un flujo muy por debajo de lo habitual. Los embarques recientes de soja apenas superaron 1,5 millones de toneladas, con solo 300.000 destinadas al gigante asiático.
A este cuadro se suma:
Altos stocks internos de soja en China.
Una competitividad de precios que favorece a Brasil, incluso con la reducción de aranceles.
Un acuerdo bilateral China–Brasil para profundizar el comercio de granos, con compromisos de compra que podrían alcanzar 25 millones de toneladas anuales.
Romano explicó que esta promesa “no sería tan positiva como inicialmente se interpretó”, ya que desplaza aún más la influencia estadounidense y ordena el flujo comercial hacia Sudamérica.
El maíz muestra un escenario algo más constructivo. Las ventas estadounidenses continúan activas y las existencias mundiales registran un descenso, en parte explicado por una reducción de los inventarios chinos.
Mientras tanto, CONAB estima que Brasil producirá menos maíz que en la campaña previa, con mayor consumo interno, lo cual aporta tensión al mercado. Pero China también habilitó importaciones de DDG y sorgo brasileño, lo que suma competencia y amplía la influencia comercial del país sudamericano.
Aunque Egipto y Argelia continúan realizando licitaciones, la oferta global sigue sobrada. El USDA ajustó al alza la producción de los principales exportadores. No obstante, se prevé un retroceso en Rusia para la campaña 25/26 debido a una menor área sembrada.
La siembra avanza lentamente por condiciones climáticas, aunque aún dentro de la ventana óptima. El mercado interno muestra firmeza gracias al buen margen industrial y al comportamiento sostenido de la harina.
Romano detalló que la paridad de la industria se está acercando a los valores internos, impulsando la venta de disponible y trasladando esa firmeza a la nueva cosecha.
Compradores de posición nueva convalidaron valores altos que motivaron movimientos comerciales importantes. Sin embargo, la rapidez del mercado generó cierta cautela entre los productores. Pese a esa moderación, los analistas esperan una producción abundante en el próximo ciclo.
Las lluvias interrumpen el avance de la trilla y disminuyen la presión de cosecha. Además, el arribo de buques podría generar desajustes favorables a los precios.
Persisten dudas por la calidad: bajos niveles de proteína y menor peso hectolítrico podrían partir el mercado en dos, diferenciando trigo estándar de cereal con condiciones inferiores.