La campaña 2025/26 mostró un fuerte contraste en los cultivos invernales, según un relevamiento elaborado por la Bolsa de Cereales de Córdoba, fuente de los datos utilizados en este informe. Mientras el garbanzo alcanzó un volumen récord, el trigo volvió a atravesar una temporada marcada por el impacto climático.
Con el 88% del área cosechada, el trigo logró avanzar a un ritmo superior al promedio histórico, aunque más lento que el año pasado. Sin embargo, el resultado productivo volvió a ubicarse por debajo de lo esperado: el rendimiento promedio provincial apenas superó por mínima diferencia la proyección de octubre, y la producción final quedó 49 mil toneladas por debajo de lo estimado previamente por la entidad.
El comportamiento de los rindes mostró una brecha marcada entre zonas:
Máximo: 29 qq/ha en Rivadavia
Mínimo: 4 qq/ha en Pellegrini
El informe detalla que 21% del área triguera se perdió, principalmente por sequía y episodios de granizo en Colonia Alpina, Los Juríes y Guardia Escolta. Además, un 4% se destinó a cobertura, aunque parte de esos lotes volvió a cosecha por lluvias puntuales y decisiones comerciales.
En el extremo opuesto, el garbanzo consolidó una campaña excepcional. Con 15,6 qq/ha de rendimiento promedio y zonas que alcanzaron hasta 22 qq/ha (como en Alberdi), el cultivo cerró con un volumen estimado de 65 mil toneladas, lo que representa:
+21% interanual,
más del triple del promedio de las últimas siete campañas.
La clave del salto productivo estuvo en la ampliación del área sembrada y en un año con baja incidencia sanitaria, lo que permitió sostener el potencial incluso con pérdidas del 16% provocadas por la sequía en zonas como Pampa Pozo.
Los registros del satélite GPM indicaron precipitaciones por encima del promedio en buena parte de los departamentos productivos, con picos en Silípica, San Martín y Robles. Aun así, esa mejora no alcanzó para revertir la situación del trigo.

De cara a la próxima campaña, el Servicio Meteorológico Nacional proyecta un escenario más complejo:
Lluvias inferiores a lo normal,
Temperaturas por encima de los valores habituales entre noviembre de 2025 y enero de 2026.
Estas tendencias podrían condicionar el arranque del próximo ciclo agrícola y obligan a los productores a planificar con cautela.