La Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL) y Maizar, la organización que agrupa a la cadena del maíz y el sorgo en Argentina, firmaron esta semana en Buenos Aires un Convenio de Colaboración Institucional destinado a construir una agenda común de competitividad que será presentada en el Congreso nacional. El acuerdo, suscripto por Carla Martín Bonito y Federico Zerboni, busca unificar criterios entre productores e industria frente a un escenario económico que exige reformas estructurales y mayor articulación público-privada.
El entendimiento sienta las bases para elaborar propuestas técnicas, producir información estratégica y coordinar posiciones institucionales destinadas a mejorar condiciones tributarias, laborales, regulatorias y de financiamiento, así como fortalecer la inserción internacional del complejo agroindustrial.
A diferencia de instancias anteriores donde cada sector avanzó con iniciativas propias, esta alianza pretende consolidar un mensaje unificado para responder a un pedido recurrente del ámbito legislativo: que el sector agroindustrial presente proyectos homogéneos, consensuados y representativos de toda la cadena de valor.
El documento firmado tendrá una vigencia inicial de dos años y habilita la creación de planes de trabajo específicos para cada línea de acción. Tanto COPAL como Maizar consideran que, con mayor coordinación interna, el sector podrá consolidar su competitividad y elevar su incidencia en la formulación de políticas públicas.
A la hora de explicar el alcance del acuerdo, Martín Bonito sostuvo ante Infocampo que el objetivo es “multiplicar nuestros vínculos institucionales, motivados por lograr un sentido de propósito compartido por toda la agroindustria”. La presidenta de COPAL destacó que la articulación entre industria y producción primaria es determinante para avanzar en reformas estructurales que ya están en debate.

En esa línea, señaló que uno de los propósitos centrales será mejorar la capacidad de las cadenas para integrar innovación y acelerar la transferencia de desarrollos desde el campo hacia la industria. Para la entidad, este proceso es vital para aprovechar oportunidades en mercados globales cada vez más exigentes y orientados a la diferenciación de productos con valor agregado.
La articulación que promueve el acuerdo apunta también a dinamizar la generación de empleo y robustecer el perfil exportador del país. Las entidades entienden que una estrategia común permitirá dar previsibilidad, reducir costos internos y facilitar la incorporación de tecnología en distintos eslabones de la cadena.
Durante el tradicional cóctel de fin de año de las 4 Cadenas, Zerboni profundizó sobre la motivación detrás de la alianza: lograr que la voz del sector privado argentino llegue al Congreso sin contradicciones ni propuestas superpuestas. Según planteó, los legisladores han expresado en reiteradas ocasiones su preocupación por recibir proyectos divergentes provenientes del mismo sector agroindustrial.
“Lo que necesita el sector privado argentino es un mensaje claro, unificado”, señaló el titular de Maizar en diálogo con ese medio. Zerboni explicó que presentan múltiples iniciativas a la vez y eso termina diluyendo el peso político del agro frente a otros actores con agendas coordinadas.
A modo de ejemplo, mencionó el caso de Brasil, donde distintas organizaciones pueden tener internas o desacuerdos, pero finalmente convergen en un proyecto común que cuenta con el respaldo de instituciones gremiales y productivas. Esa unidad, dijo, permitió que el país vecino multiplicara su producción en los últimos años y consolidara una estrategia agroindustrial que goza de amplia legitimidad.
Para Zerboni, cuando el sector presenta posiciones divergentes, la política tiene margen para no actuar. “No hay nada mejor para un político que llevarle cinco cosas distintas, porque entonces puede no hacer nada”, afirmó. Por eso, destacó el rol que asumirá COPAL como eje articulador en este proceso.
El acuerdo busca también establecer una dinámica de trabajo permanente que permita reaccionar con mayor rapidez ante cambios regulatorios o agendas legislativas que impacten sobre el sector. Al estandarizar diagnósticos y propuestas, ambas instituciones aspiran a construir una representación más sólida y complementaria, que incluya a productores, industria y exportadores.
El convenio aparece en un momento en el que la competitividad del agro y la industria alimentaria se encuentra condicionada por factores como la presión tributaria, los costos logísticos y la volatilidad macroeconómica. En este contexto, las entidades creen que su articulación permitirá no solo mejorar la incidencia institucional, sino también generar herramientas de análisis y propuestas capaces de sostener una agenda de largo plazo.

La apuesta por una estrategia común también involucra un componente geopolítico: posicionar al sector agroindustrial argentino como un actor confiable frente a socios comerciales internacionales. Para ello, consideran indispensable que las cadenas cuenten con una narrativa coherente, respaldada por datos técnicos y acuerdos entre sus distintos eslabones.
Tanto COPAL como Maizar coincidieron en que la articulación público-privada necesita replantearse sobre bases más sólidas. Con esa premisa, el acuerdo prevé reuniones periódicas, intercambio de información sectorial y un mecanismo de consulta para evaluar temas urgentes o proyectos de ley que afecten al agro y la industria de alimentos.
Por otra parte, la agenda de trabajo contempla acciones conjuntas en temas de regulación sanitaria, normas técnicas, acceso al crédito, inserción en mercados externos y mejoras en las condiciones para la incorporación de tecnología en los procesos productivos.
El acuerdo también busca promover la innovación dentro de las cadenas a través de programas que acerquen desarrollos tecnológicos, simplifiquen regulaciones y estimulen inversiones en valor agregado. Para ambas entidades, integrar de manera eficaz estos avances puede marcar la diferencia en un mercado global cada vez más competitivo.
La alianza entre COPAL y Maizar se inscribe en una tendencia regional en la que los complejos agroindustriales fortalecen su representación y articulan estrategias comunes para competir en mercados globales. En este sentido, las entidades ven como imprescindible consolidar una agenda que pueda perdurar más allá de los ciclos políticos y que impulse la expansión del sector.
Con este convenio, la industria alimentaria y la cadena del maíz y el sorgo buscan dar un paso hacia una representación más cohesionada, capaz de influir en políticas públicas y de reforzar la capacidad de crecimiento del agro argentino. La apuesta, aseguran, no es solo por mejorar el funcionamiento interno del sector, sino por incidir en decisiones estratégicas que definen la competitividad del país en los próximos años, según destacó Infocampo en su cobertura.