Redrado plantea un dólar único y libre para reactivar inversiones y consolidar un rumbo económico estable

El economista Martín Redrado, ex presidente del Banco Central y actual director de Fundación Capital, delineó este miércoles en declaraciones radiales una hoja de ruta que, según afirmó, permitiría a la Argentina recuperar previsibilidad macroeconómica, atraer inversiones y sostener el crecimiento en 2026. El especialista sostuvo que el país necesita avanzar hacia un tipo de cambio único y libre, acompañado de consensos legislativos que garanticen estabilidad, y subrayó que el superávit fiscal “es necesario pero no suficiente” para consolidar un modelo de desarrollo. La información fue difundida originalmente por Río Negro, medio que relevó los principales tramos del análisis del economista.

En diálogo con Radio Rivadavia, Redrado planteó que la prioridad es transformar la actual política económica en un marco institucional sólido que exceda a la gestión de turno. “La salud fiscal debe convertirse en una política de Estado, respaldada por leyes que impidan recurrir al financiamiento del Banco Central o a ciclos de endeudamiento que solo profundizan las crisis”, sostuvo. Según explicó, el equilibrio fiscal alcanzado por el Gobierno es un paso significativo, pero no garantiza por sí mismo una senda duradera de crecimiento.

El ex titular del Central enfatizó que Argentina enfrenta una ventana excepcional para atraer inversiones debido al renovado interés global por América Latina como destino estratégico. En su visión, el país necesita aprovechar esa oportunidad con reglas claras y estabilidad cambiaria, dos factores que, afirmó, hoy continúan siendo obstáculos para el ingreso de capitales productivos. Unificar el dólar bajo un esquema libre y sin restricciones, afirmó, sería un elemento clave para recuperar confianza y fortalecer las reservas del BCRA.

Redrado también realizó un diagnóstico detallado del presente económico. Describió una actividad “planchada”, con dos trimestres consecutivos de estancamiento, consumo debilitado y escaso dinamismo general. Sin embargo, identificó cinco motores sectoriales que hoy funcionan como sostén: energía, agro, minería, servicios basados en el conocimiento e intermediación financiera. Según explicó, estos segmentos están traccionando la actividad, pero no alcanzan para generar un impulso general sin medidas adicionales que logren “derramar” el crecimiento a la industria, el comercio y las PyMEs.

En ese sentido, el economista planteó una diferencia de prioridades respecto del oficialismo. Consideró que antes de avanzar en reformas laborales se debería ejecutar una reducción de impuestos, especialmente sobre la producción y el trabajo, como vía para reactivar el consumo y facilitar la inversión de pequeñas y medianas empresas. Aseguró que el actual esquema tributario actúa como un freno para la competencia y la ampliación de la actividad económica, mientras que su alivio inmediato permitiría mejorar la demanda interna.

Otro de los puntos centrales de su propuesta está vinculado a la necesidad de abordar transformaciones estructurales que mejoren la competitividad. Redrado aseguró que el país requiere “revoluciones” en áreas clave, como la logística y el costo del crédito. En materia de transporte, destacó la urgencia de modernizar y hacer más eficiente la red para reducir tiempos y costos. Respecto del sistema financiero, planteó que los encajes bancarios continúan absorbiendo fondos que deberían estar orientados al crédito privado, por lo que el Banco Central debería avanzar en una reducción gradual que permita abaratar el financiamiento para empresas y familias.

En materia cambiaria, el ex funcionario fue concreto: afirmó que la multiplicidad de tipos de cambio, sumada a restricciones de acceso y limitaciones para girar utilidades, dificulta cualquier planificación empresarial de largo plazo. Por eso insistió en que Argentina debe dirigirse hacia un solo dólar, libre y definido por el mercado, bajo una transición ordenada que permita fortalecer las reservas y mejorar el perfil de pagos internacionales. La previsibilidad, sostuvo, es la única vía para que lleguen inversiones en sectores estratégicos.

Además de la agenda macroeconómica, Redrado propuso profundizar una “revolución federal” que devuelva recursos a las provincias y promueva una corresponsabilidad fiscal efectiva. Señaló que los desequilibrios territoriales se profundizaron en los últimos años y que un esquema más equilibrado permitiría dinamizar economías regionales y reducir la concentración productiva. Para ello, pidió revisar mecanismos de coparticipación y asegurar que la distribución de recursos acompañe la generación de actividad.

El capítulo laboral también ocupó un lugar relevante en su análisis. Redrado advirtió que el actual marco normativo genera incertidumbre, especialmente para las PyMEs, que suelen enfrentar altos costos ante litigios y conflictos judiciales. Mencionó el reciente caso de la cadena gastronómica Piegari como ejemplo de los riesgos que atraviesan las pequeñas empresas y afirmó que se necesitan normas actualizadas al siglo XXI, que permitan contratar con mayor flexibilidad pero con derechos claros para los trabajadores. Según su evaluación, un esquema más moderno y equilibrado resultaría clave para impulsar la creación de empleo genuino.

Hacia el final de su exposición, el economista se refirió a los desafíos del país en términos de integración global. Advirtió sobre los riesgos de una “apertura unilateral” en un mundo crecientemente competitivo y transaccional. Recordó que Argentina enfrenta desventajas arancelarias en mercados relevantes, como el caso de México, donde los vinos de competidores directos ingresan con arancel cero mientras que los productos argentinos pagan un 12%. Para Redrado, el país necesita negociar acuerdos bilaterales sectoriales que permitan reducir estas barreras y diversificar socios comerciales.

El ex funcionario insistió en que Argentina debe evitar decisiones improvisadas y construir una estrategia de inserción inteligente que combine apertura con protección de sectores sensibles. En su mirada, el país tiene potencial para ampliar su presencia internacional en sectores de alto valor agregado, pero requiere mejorar su competitividad interna y establecer acuerdos equilibrados que permitan aprovechar oportunidades sin comprometer la producción nacional.

Finalmente, Redrado sostuvo que su propuesta combina estabilidad macroeconómica, incentivos tributarios, reformas institucionales y una apertura calibrada. Afirmó que, si se avanza en esa dirección, Argentina podría recuperar un sendero de crecimiento sostenido en 2026, con mayor previsibilidad para inversores y mejores condiciones para el desarrollo federal.