El presidente ruso Vladimir Putin aterriza este jueves en India para una visita oficial de dos días en la que se reunirá con el primer ministro Narendra Modi, con el objetivo de afianzar la cooperación bilateral en defensa y energía, una relación estratégica que adquiere relevancia en medio de la presión ejercida por Estados Unidos para que Nueva Delhi reduzca la importación de petróleo ruso. El encuentro, que incluye una cumbre formal y una agenda empresarial posterior, se da en un momento de reacomodamientos geopolíticos y tensiones comerciales que condicionan la política exterior india.
La delegación rusa está integrada por altos funcionarios del Kremlin, entre ellos el ministro de Defensa Andrei Belousov, lo que anticipa que las conversaciones priorizarán acuerdos militares. Fuentes rusas citadas por AFP señalaron que el suministro pendiente de los sistemas de defensa aérea S-400, así como la posible coproducción de cazas Su-57, serán puntos centrales de la agenda. India ya cuenta con tres unidades S-400 operativas, pero dos entregas continuaron en suspenso desde la invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones occidentales aplicadas a Moscú.
La política energética será otro eje sensible. Washington cuestiona las compras indias de petróleo ruso bajo el argumento de que contribuyen a financiar la ofensiva militar en Ucrania. En agosto, el gobierno de Donald Trump aplicó aranceles del 50% a gran parte del comercio bilateral con India como advertencia directa sobre su vínculo energético con Moscú. Pese a ello, Nueva Delhi mantuvo durante los últimos dos años altos niveles de importación de crudo ruso, convirtiéndose en uno de sus principales compradores globales. No obstante, en los últimos meses el volumen se redujo parcialmente por la creciente presión comercial y financiera derivada de sanciones sobre Rosneft y Lukoil.
India figura entre los mayores importadores de armamento del mundo y mantiene desde hace décadas una relación estrecha con Rusia en esta materia. Sin embargo, su dependencia comenzó a disminuir: según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), la participación rusa en las compras militares indias cayó del 76% registrado entre 2009-2013 al 36% en 2019-2023. Este descenso responde a una estrategia de diversificación y a un mayor impulso a la producción nacional, una política que Modi sostiene para reducir vulnerabilidades externas.
Aun así, Moscú continúa siendo un proveedor clave. El sistema S-400, considerado uno de los pilares de la defensa aérea rusa, sigue siendo una prioridad para las Fuerzas Armadas indias, que buscan completar la recepción de las dos baterías restantes previstas en el contrato firmado en 2018. También trascendió que Rusia propondría avanzar en la coproducción del caza Su-57, lo que permitiría a India participar en la fabricación de un avión de quinta generación con capacidad furtiva y ampliar su autonomía tecnológica.
La visita de Estado coincide con negociaciones comerciales sensibles entre India y Estados Unidos. Un acuerdo energético o militar con Rusia podría generar fricciones adicionales con Washington y repercutir en la agenda arancelaria bilateral. En este contexto, el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, aseguró que Moscú no tiene preocupación por las medidas estadounidenses. “Lo que nos preocupa es cómo vamos a mantener y aumentar el volumen de nuestros negocios bilaterales con India sin permitir que nadie interfiera”, expresó durante una conferencia organizada por Sputnik India.
El viaje marca el primer encuentro presencial entre Putin y Modi desde diciembre de 2021, y ocurre en un escenario internacional dominado por tensiones múltiples: la continuidad de la guerra en Ucrania, el reacomodamiento estratégico en Asia y la competencia por influencia entre Washington, Moscú y Pekín. Para India, equilibrar vínculos con Rusia y Estados Unidos es parte de su política exterior tradicional, que busca autonomía estratégica sin alineamientos rígidos.
Analistas internacionales destacan que la relación india-rusa se sostiene por tres pilares: defensa, energía y diplomacia multilateral. Moscú continúa siendo un aliado influyente en foros como BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái, espacios donde India también juega un rol relevante. Al mismo tiempo, Nueva Delhi mantiene un vínculo estratégico con Estados Unidos, en especial en materia tecnológica y militar frente al avance chino en el Indo-Pacífico.
La administración de Trump reforzó su presión en los últimos meses. Los aranceles del 50% se aplicaron como respuesta directa al incremento de compras indias de petróleo ruso tras el inicio de la guerra, cuando Europa redujo drásticamente sus importaciones. Para Estados Unidos, el flujo energético hacia Nueva Delhi representa un salvavidas financiero para Moscú. Sin embargo, para India constituye una oportunidad para abastecer su demanda interna a precios competitivos y mantener su crecimiento económico, incluso en tiempos de crisis global.
El segundo día de la visita incluirá una reunión empresarial destinada a fomentar inversiones y comercio bilateral. Se espera que participen compañías de energía, tecnología y defensa. Aunque no se anticiparon anuncios concretos, funcionarios indios adelantaron que podría evaluarse un nuevo esquema de pagos para transacciones energéticas que reduzca riesgos derivados de sanciones financieras. La posibilidad de ampliar el intercambio en moneda local también figura entre los temas a discutir.
La cooperación tecnológica y nuclear civil podrían incorporarse a la agenda ampliada. Rusia mantiene proyectos activos de construcción y asistencia en plantas nucleares en India, y existe interés en explorar nuevas fases de desarrollo. En paralelo, crecería el incentivo para expandir la venta de materias primas rusas —como fertilizantes y carbón— mientras India busca garantizar suministros estables y a largo plazo.
El desenlace de esta visita será observado de cerca tanto por Washington como por Bruselas. Cualquier nuevo acuerdo podría redefinir la relación energética de Asia con Rusia y alterar el equilibrio diplomático en la región. Para India, la clave será sostener su rol de actor autónomo capaz de negociar con múltiples potencias sin quebrar alianzas estratégicas.
La reunión entre Modi y Putin se perfila como un punto crucial para medir la profundidad real de la asociación bilateral. En un tablero global marcado por sanciones, guerras y reconfiguración de rutas comerciales, cada decisión tendrá impacto más allá de sus fronteras. Como destacó Infobae en un análisis reciente, el Kremlin busca garantizar que su presencia en el mercado indio de defensa y energía no retroceda frente a la presión occidental, especialmente en un contexto donde Washington observa con atención cada avance estratégico entre Moscú y Nueva Delhi.