El ministro de Economía, Luis Caputo, afrontará desde este miércoles en Argentina dos pruebas decisivas para su plan financiero: el debut de un nuevo bono en dólares destinado a cubrir próximos vencimientos y la publicación, un día después, del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre. Los datos fueron difundidos inicialmente por Infobae, que detalló que el Gobierno busca enviar señales de estabilidad al mercado mientras define el sendero inflacionario para el inicio de 2026.
El miércoles, la Secretaría de Finanzas realizará la licitación del nuevo título soberano anunciado por el Ministerio de Economía a fines de la semana pasada. Se trata de un bono denominado en dólares, con vencimiento en noviembre de 2029, cupón anual del 6,5%, pagos semestrales y amortización íntegra al vencimiento. El instrumento tiene como objetivo cubrir parte de los compromisos en moneda extranjera que se concentran en el primer mes de 2026.
Según informó Infobae, el Gobierno pretende captar USD 1.187 millones de los USD 4.216 millones correspondientes al capital e intereses de los bonos AL30 y AL29 que vencen en enero. La consultora Econviews estimó que esa cifra permitiría aliviar los pagos inmediatos y avanzar en el proceso de refinanciación que el equipo económico considera imprescindible para el ordenamiento fiscal del próximo año.
En el anuncio oficial, el Ministerio explicó que la operación forma parte de una estrategia que busca "refinanciar los vencimientos de capital en dólares sin afectar el fortalecimiento del balance del Banco Central". El objetivo, enfatizó el comunicado, es que la compra de divisas contribuya a la acumulación neta de reservas.
La colocación será también un paso simbólico: la vuelta al mercado de capitales tras ocho años, una señal que el Gobierno considera central para consolidar el financiamiento en moneda dura sin depender de organismos multilaterales ni de atajos cambiarios. Para el mercado, será un test sobre el apetito real de los inversores por la deuda argentina en un contexto de tasas internacionales altas y volatilidad regional.

Mientras aguarda el resultado de la colocación, Caputo enfrentará otro indicador decisivo: el jueves, el Indec publicará la inflación de noviembre, dato que definirá la tendencia de precios en un mes marcado por la reactivación de los ajustes en tarifas y servicios públicos.
De acuerdo con las consultoras relevadas por Infobae, el IPC del mes se ubicaría entre 2,3% y 2,5%, con un fuerte aporte del rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, que impacta directamente sobre los sectores de ingresos bajos. De confirmarse el escenario más favorable, la inflación repetiría la variación de octubre; en cambio, el registro más alto implicaría la continuidad del proceso de aceleración que comenzó en agosto.
La estimación más elevada corresponde a Eco Go, que proyectó 2,5% para noviembre y un incremento del 3% en alimentos. “Carnes arrancó a subir fuerte a fines de octubre y por la ponderación que tiene, eso empujó bastante el nivel general. Además, regulados viene con incidencia alta también”, explicó a Infobae el economista Lucio Garay Méndez.
Un panorama similar surge del relevamiento de C&T Asesores Económicos, que midió una inflación del 2,4% en el Gran Buenos Aires. La consultora atribuyó la dinámica del mes a tres factores principales: el aumento de la carne vacuna, el impacto de Cyber Monday en precios de bienes durables y los ajustes en servicios regulados.
El informe remarca, además, que la baja del 12% en verduras, un componente estacional, suavizó parcialmente la presión inflacionaria en el rubro alimentación. Otros componentes mostraron moderación respecto de octubre, aunque sin revertir la tendencia general.
El jueves pasado, el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central aportó otra referencia clave. La mediana de proyecciones de las consultoras participantes marcó una inflación del 2,3% para noviembre y del 2,1% para diciembre. Para los primeros cinco meses de 2026, el consenso ubica el IPC entre 1,9% y 1,5%, cifras que dependerán del impacto de los nuevos esquemas de subsidios anunciados por el Ministerio de Economía.
Comparado con la edición anterior del REM, las nuevas estimaciones reflejan un aumento: en octubre, los analistas esperaban que la inflación de noviembre fuera del 1,9%. La diferencia —0,4 puntos— se atribuye a las modificaciones tarifarias y al reordenamiento de subsidios previsto para 2026.
El miércoles, un día antes del dato nacional, se conocerá la inflación de la Ciudad de Buenos Aires, que en octubre marcó 2,2%, apenas por debajo del 2,3% del índice nacional. Ese anticipo suele funcionar como una señal temprana para el Indec, aunque las diferencias en ponderación pueden generar ciertos desvíos.
Otro dato relevante surgió de la inflación mayorista de octubre, que sorprendió con una suba promedio de solo 1,1%, impulsada por la deflación de los bienes importados (-1,4%) y una variación del 1,3% en los productos nacionales. La desaceleración en los valores mayoristas suele anticipar moderación en los precios minoristas, aunque en este caso el traspaso dependerá del comportamiento del tipo de cambio y de la evolución de los costos regulados.
La combinación de estos dos exámenes —el debut del nuevo bono y la inflación de noviembre— llega en un momento en que el Gobierno busca afianzar la percepción de control macroeconómico luego de haber recuperado el impulso político tras las elecciones legislativas. Caputo habilitó distintos aumentos en servicios públicos y revisó el esquema de subsidios, decisiones que alimentan tensiones inflacionarias pero, según el Ministerio, resultan necesarias para la normalización tarifaria.
El desafío central es sostener el sendero de desinflación mientras se avanza en la consolidación fiscal y se regresa gradualmente al financiamiento de mercado. Para ello, la licitación del miércoles es clave: el nivel de demanda mostrará hasta qué punto los inversores confían en la sostenibilidad del programa y en la capacidad del Tesoro para administrar los compromisos de 2026.
En paralelo, el dato del Indec será un termómetro del impacto de los ajustes recientes y marcará el punto de partida para las expectativas inflacionarias del verano. Si el registro se acerca al 2,3%, el Gobierno podrá argumentar que la inflación continúa contenida pese a los aumentos regulados. Pero si se aproxima al 2,5%, se reforzará la idea de que la tendencia alcista iniciada en agosto aún no fue revertida.
La semana, por lo tanto, se presenta como una prueba crucial para la estrategia económica del Gobierno, que necesita mostrar disciplina fiscal, control de precios y capacidad para reconectarse con los mercados financieros. El resultado de los próximos días será una señal determinante para inversores, analistas y consumidores.