Shell advierte que la competitividad será clave para que la Argentina consolide su lugar en el mercado energético global

La industria energética argentina atraviesa un punto de inflexión tras alcanzar en 2025 los niveles más altos de producción de petróleo y gas en más de un siglo, impulsados principalmente por Vaca Muerta, pero el desafío ahora es consolidar la competitividad para sostener ese crecimiento en un escenario global más exigente. Así lo planteó Germán Burmeister, Senior VP y presidente de Shell Argentina, Chile y Uruguay, afirmó que “lograr una Argentina competitiva es una tarea de todos”. La información fue difundida por el Diario Río Negro.

Burmeister destacó que el país superó una etapa histórica al dejar de ser importador neto de energía para convertirse en un sector superavitario, un cambio que atribuyó al desarrollo sostenido del shale. Según los datos citados en la columna, la producción alcanzó más de 858.500 barriles de petróleo por día y más de 158 millones de metros cúbicos diarios de gas, cifras que explican el nuevo rol del sector en la economía nacional. Para el directivo, estos resultados son la prueba de que lo que hace algunos años parecía inalcanzable hoy es una realidad concreta.

En su análisis, Burmeister repasó el recorrido de la primera etapa de Vaca Muerta, marcada por la necesidad de conocer la formación, aprender a producir recursos no convencionales y construir un ecosistema industrial que no existía. Señaló que durante esos años iniciales el foco estuvo puesto en reducir riesgos técnicos y no técnicos, replicar prácticas exitosas de otros países e incorporar tecnologías probadas, al tiempo que se innovaba para sortear obstáculos locales y acelerar la curva de aprendizaje.

Ese proceso, sostuvo, permitió un salto en productividad e inversiones que hizo viables los proyectos que explican el presente de la industria. Sin embargo, el presidente de Shell remarcó que el horizonte actual es distinto: el objetivo ya no es solo desarrollar el recurso, sino posicionar a la Argentina como un jugador relevante en el mercado energético global, en un contexto internacional más competitivo y volátil.

En ese sentido, Burmeister advirtió que el sector enfrenta una coyuntura compleja. Según explicó en la columna publicada por Río Negro, el precio internacional del crudo cayó en los últimos meses y se mantuvo en niveles inferiores a los de períodos anteriores, lo que impacta sobre los ingresos del sector y la disponibilidad de capital para financiar proyectos que compiten a escala global. Frente a ese escenario, señaló que las empresas no pueden elegir los precios, pero sí actuar sobre aquello que está bajo su control.

“No hay competencia sin competitividad”, planteó Burmeister, al subrayar que el éxito dependerá de la capacidad de invertir y producir en Vaca Muerta con costos y eficiencia comparables a los de otros países. Desde su perspectiva, las operadoras todavía tienen margen para optimizar procesos, mejorar tiempos, reducir costos y fortalecer la disciplina en el uso del capital, sin resignar estándares de seguridad ni el cuidado de las personas.

El directivo aclaró que la responsabilidad no recae únicamente en las compañías productoras. A lo largo de la cadena de valor, dijo, existen oportunidades concretas de mejora si se analiza cómo se posiciona hoy la Argentina frente a otros mercados. En ese punto, remarcó la necesidad de ampliar la base de empresas proveedoras de servicios, promover mayor competencia y avanzar en la reducción de costos de la cadena, un aspecto clave para sostener la rentabilidad en un contexto de precios más bajos.

Burmeister también puso el foco en el rol del Estado y en la importancia de contar con reglas estables y previsibles. Según expresó en la columna citada por Río Negro, resulta necesario garantizar condiciones claras en materia tributaria, regulatoria y financiera, remover barreras que encarecen la actividad y ofrecer incentivos que faciliten el financiamiento, el movimiento de capitales y la inversión de largo plazo. Para el presidente de Shell, estos factores son determinantes a la hora de competir por recursos en un mercado global cada vez más selectivo.

En su llamado, Burmeister incluyó a todos los actores del sector: operadoras grandes y pequeñas, empresas de servicios, proveedores, sindicatos, trabajadores y gobiernos en sus distintos niveles. “Todos y cada uno de los que somos parte de alguna forma tenemos a nuestro alcance contribuciones concretas para brindar”, sostuvo, al enfatizar que cada eslabón puede impulsar cambios que acerquen a la Argentina a un estándar competitivo internacional.

El mensaje se inscribe en un contexto en el que Vaca Muerta ya demostró su capacidad para transformar la matriz energética y aportar divisas a la economía. Sin embargo, el presidente de Shell advirtió que ese logro no garantiza por sí solo un lugar estable en el escenario global. La competencia entre proyectos energéticos es intensa y se da no solo entre países, sino también entre distintos activos dentro de las mismas cuencas, lo que obliga a mantener un proceso constante de mejora.

Burmeister recordó que la industria ya atravesó con éxito una etapa de aprendizaje y adaptación, y consideró que esa experiencia es un activo para encarar los desafíos actuales. “La buena noticia es que ya demostramos una vez que podemos estar a la altura de nuestras mayores ambiciones”, afirmó, según consignó Río Negro. En su visión, ese antecedente refuerza la idea de que la Argentina cuenta con el talento y la capacidad necesarios para competir, siempre que se mantenga el foco en la eficiencia y la cooperación entre sectores.

El planteo del ejecutivo de Shell se suma a otras voces del sector que, en las últimas semanas, destacaron el potencial de Vaca Muerta pero advirtieron sobre la necesidad de escalar la producción y mejorar la competitividad para aprovechar el interés internacional por los recursos no convencionales. En un escenario de precios más ajustados y mayor selectividad de inversiones, la capacidad de reducir costos y ofrecer previsibilidad aparece como un factor decisivo.

En definitiva, el mensaje de Burmeister apunta a consolidar una nueva etapa del desarrollo energético argentino. Tras haber superado el desafío inicial de poner en marcha el shale, la industria enfrenta ahora la tarea de sostener y profundizar ese crecimiento en condiciones de competencia global. Para el presidente de Shell, el resultado dependerá de un esfuerzo compartido y coordinado, en el que cada actor asuma su parte para construir una Argentina más competitiva y con un rol protagónico en el mercado energético internacional.