Un consorcio brasileño, liderado por GásBra Energía, inició gestiones en Neuquén para estructurar un plan de importación de gas de Vaca Muerta con proyección de 30 años. La propuesta fue presentada por el CEO de GásBra, Marco Maia, tras una reunión con el gobernador neuquino Rolando Figueroa en la capital provincial. La delegación brasileña tendrá seis meses para definir la estructura del proyecto, considerado estratégico tanto para Brasil como para Neuquén, según indicaron los representantes.
El objetivo central del plan es asegurar un suministro estable de gas natural para Brasil, que busca diversificar sus fuentes de abastecimiento frente a la caída de importaciones desde Bolivia. La iniciativa también apunta a consolidar a Neuquén como proveedor regional, con potencial de expansión hacia Chile, Uruguay y otros mercados cercanos.
Durante el encuentro, Maia subrayó que se trata de un “proyecto muy interesante que tiene conexión con los intereses de ambos lados”, en referencia a la **demanda energética de Brasil y la disponibilidad de gas en Neuquén”. La agenda de la delegación incluye una visita a Vaca Muerta, el principal yacimiento de gas y petróleo no convencional de la provincia, para evaluar la capacidad de producción y definir los volúmenes a importar.
Según explicó el ministro de Energía de Neuquén, Gustavo Medele, la mecánica del consorcio es directa: “Desde Brasil, conformaron un consorcio de empresas consumidoras. Es decir, son empresas que consumen gas y le compran gas al mercado. Ya con ese conglomerado decidieron venir acá a Neuquén”. Medele agregó que el objetivo de la visita es determinar “cuánto volumen podrían comprar a la industria local, a las operadoras locales” y analizar la logística para transportar el gas, incluyendo posibles mejoras en los gasoductos existentes.
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El proyecto contempla la creación de un fideicomiso financiero, fondeado y administrado por bancos brasileños, que permitiría financiar la compra y el transporte del gas. La ruta propuesta es a través de un gasoducto binacional, desde la localidad de Uruguaiana, en la frontera con Argentina, hasta Triunfo, en el área metropolitana de Porto Alegre. Esta infraestructura sería una extensión del Gasoducto del Mercosur, en funcionamiento desde finales de los años 90, con 421 kilómetros de longitud y capacidad de transporte de 15 MMm³/d, cuya licencia de operación puede extenderse hasta 2047 según la Ley de Bases.
Para los analistas brasileños, la opción de Uruguayana representa una inversión estimada de 1.600 millones de dólares, con sinergias en la duplicación del tramo sur del GasBol, fortaleciendo la integración energética regional y ofreciendo alternativas logísticas a la demanda brasileña. Sin embargo, se evalúan otras rutas posibles para optimizar costos y tiempos de transporte.
El interés brasileño en Vaca Muerta surge tras la visita del gobernador Figueroa a la Offshore Technology Conference (OTC) Brasil 2025, en Río de Janeiro, donde se manifestaron distintos grupos empresariales interesados en la adquisición de gas argentino. La proyección de 30 años implica que el proyecto no solo busca satisfacer la demanda inmediata, sino consolidar un esquema sostenible a largo plazo, generando estabilidad para ambos mercados.
Para Neuquén, la llegada de inversiones brasileñas es clave para diversificar sus mercados y aprovechar su experiencia en producción de hidrocarburos no convencionales. Según Medele, “la industria petrolera neuquina tiene muchos años y está muy acostumbrada al petróleo. Eso tiene mucho valor, porque no es una actividad nueva, no es una actividad que hay que aprender”. La provincia busca transformar esta experiencia en oportunidades de exportación que puedan financiar infraestructura y ampliar la producción local.
El plan brasileño también tiene un componente estratégico de integración regional, dado que la construcción del gasoducto permitiría vincular distintas áreas productivas y facilitar el transporte hacia otros estados del sur de Brasil. Además, contribuiría a reducir la dependencia de gas importado de Bolivia, fortaleciendo la seguridad energética brasileña y generando un flujo constante de divisas para la economía argentina.
Desde el punto de vista financiero, la estructuración del fideicomiso y el involucramiento de bancos brasileños brindan certeza jurídica y respaldo económico al proyecto. Esto es clave para atraer inversiones adicionales y garantizar la viabilidad del proyecto durante las tres próximas décadas.
El proyecto representa también una oportunidad para mejorar la infraestructura existente en la región, incluyendo la evaluación de gasoductos y posibles ampliaciones o duplicaciones que optimicen el transporte del gas desde Neuquén hasta Brasil. Esta perspectiva es respaldada por expertos que destacan la necesidad de integración y cooperación energética en la región para consolidar mercados y asegurar la estabilidad de precios.
En términos de plazos, la delegación brasileña espera tener definida la estructura completa del proyecto en seis meses, incluyendo volúmenes de compra, logística, financiamiento y rutas de transporte. Una vez finalizada esta etapa, se prevé la firma de acuerdos marco que permitan iniciar las obras y coordinar la producción y exportación de gas de manera efectiva y sostenida.
Este acuerdo potencial marcaría un hito en la relación energética entre Argentina y Brasil, consolidando a Vaca Muerta como un proveedor estratégico de la región y reafirmando el rol de Neuquén como polo de hidrocarburos no convencionales. Según informó IProfesional, la cooperación binacional proyecta beneficios económicos y energéticos para ambos países, con impacto positivo en la industria local, la creación de empleo y el fortalecimiento de la infraestructura energética.