Agro Fibras / Industria Textil

Una startup de EE.UU. usa IA y residuos para crear una alternativa sostenible al cashmere

La empresa Everbloom desarrolló una fibra biodegradable similar al cashmere a partir de plumas de pollo y lana reciclada, con foco en escala industrial y economía circular

Una startup de EE.UU. usa IA y residuos para crear una alternativa sostenible al cashmere
domingo 21 de diciembre de 2025

Una startup estadounidense desarrolló una alternativa sostenible al cashmere mediante el uso de inteligencia artificial y residuos ricos en queratina, como plumas de pollo y lana reciclada, con el objetivo de reducir el impacto ambiental de una de las fibras más demandadas de la industria textil. El proyecto es impulsado por la empresa Everbloom, que aplica IA a la ciencia de materiales para crear fibras biodegradables capaces de replicar el tacto, la ligereza y la capacidad térmica del cashmere tradicional, según informó Ecoinventos.

La iniciativa surge en un contexto de presión creciente sobre la producción global de cashmere, una fibra que proviene del subpelo de un número limitado de razas de cabras. Cada animal produce apenas entre 113 y 170 gramos por año, una cantidad insuficiente frente a la expansión sostenida del mercado. Esa brecha entre oferta y demanda derivó en prácticas ganaderas más intensivas, degradación de ecosistemas y una caída en la calidad de las fibras, problemas que hoy atraviesan a buena parte de la industria.

Frente a ese escenario, Everbloom optó por no intervenir sobre el sistema ganadero, sino repensar el material desde su origen. La compañía desarrolló Braid.AI, un sistema de inteligencia artificial diseñado específicamente para ajustar parámetros físicos y químicos en la creación de nuevas fibras. A diferencia de otras aplicaciones de IA en la moda, el sistema no predice tendencias ni diseña prendas, sino que trabaja sobre propiedades materiales concretas, como resistencia, elasticidad, suavidad y aislamiento térmico.

El insumo central del proceso son residuos con alto contenido de queratina, la proteína estructural presente en fibras animales. En una primera etapa, la empresa utiliza descartes provenientes de granjas de cashmere y lana, molinos textiles y proveedores de relleno de plumón. En el corto plazo, planea incorporar plumas de la industria avícola, uno de los residuos orgánicos más abundantes y menos valorizados del sector alimentario.

El proceso productivo fue diseñado para integrarse a la infraestructura industrial existente. Los residuos se trituran, se combinan con compuestos propios desarrollados por la empresa y se procesan en extrusoras plásticas y equipos de hilado convencionales, las mismas máquinas utilizadas para producir fibras sintéticas a gran escala. La IA ajusta tanto la formulación como las condiciones de procesamiento para obtener fibras con comportamientos distintos, desde sustitutos del poliéster hasta materiales que imitan el cashmere.

Una startup de EE.UU. usa IA y residuos para crear una alternativa sostenible al cashmere

Uno de los puntos centrales del desarrollo es que la biodegradabilidad está incorporada desde el diseño. Según la empresa, todas sus fibras están compuestas exclusivamente por materiales biodegradables, sin recurrir a aditivos posteriores para compensar el impacto ambiental. Actualmente, los materiales se encuentran en fase de pruebas aceleradas de degradación, un paso clave para validar su desempeño al final de su vida útil.

Desde Everbloom sostienen que el enfoque no solo reduce el impacto ambiental, sino que también mejora la ecuación de costos. Al utilizar residuos como materia prima y evitar procesos industriales complejos, la empresa busca competir en precio con fibras tradicionales. La propuesta apunta a romper con la lógica del “sobreprecio sostenible”, al integrar la sostenibilidad como una condición estructural del negocio y no como un atributo premium.

El impacto potencial del desarrollo es amplio. La sustitución parcial del cashmere podría aliviar la presión sobre regiones frágiles afectadas por el pastoreo intensivo, reducir la generación de residuos orgánicos y disminuir la producción de fibras sintéticas derivadas del petróleo. Además, al ser biodegradables, las nuevas fibras contribuirían a mitigar el problema de los microplásticos, uno de los principales pasivos ambientales de la industria textil.

La compañía no se limita al cashmere. Según detalló, la plataforma de IA permite trabajar también sobre algodón, lana y materiales equivalentes al poliéster, lo que amplía su potencial de adopción en distintas líneas de producción. En un contexto de reconfiguración del sector, marcado por regulaciones ambientales más estrictas y una mayor demanda de materiales sostenibles, la propuesta apunta a escalar sin requerir cambios profundos en las cadenas industriales existentes.

Si logra consolidarse a gran escala, el modelo de Everbloom podría convertirse en una pieza relevante dentro de la transición hacia una moda más circular, donde el diseño de materiales, el uso de residuos y la tecnología convergen para reducir impactos estructurales. No se trata de una solución única, pero sí de una alternativa concreta frente a un sistema que muestra límites cada vez más visibles.



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