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De un molino familiar a la Casa Blanca: las hermanas Kennedy y la pulseada por el futuro del arroz en EE.UU.

Con una planta en Luisiana, contratos con grandes compañías y una marca propia en expansión, una familia arrocera busca reglas comerciales más justas y mira al mercado bursátil

De un molino familiar a la Casa Blanca: las hermanas Kennedy y la pulseada por el futuro del arroz en EE.UU.
martes 23 de diciembre de 2025

Cuatro hermanas transformaron un legado agrícola familiar en un negocio valuado en unos US$ 200 millones, con presencia nacional y ambiciones de crecimiento financiero, en un contexto marcado por la presión de las importaciones y el debate sobre la política comercial de Estados Unidos. El proceso tiene como protagonista a Meryl Kennedy, directora ejecutiva de un molino arrocero en Luisiana, quien este mes participó de una reunión en la Casa Blanca con productores rurales y el presidente Donald Trump, donde reclamó mayores medidas de protección para el sector. La información fue publicada por Forbes.

El encuentro se realizó a comienzos de diciembre en Washington, cuando Trump anunció un paquete de asistencia financiera por US$ 12.000 millones destinado al agro. En ese marco, Kennedy sorprendió al mandatario al afirmar que los aranceles vigentes estaban comenzando a dar resultados, aunque advirtió que eran insuficientes frente a lo que consideró prácticas comerciales desleales de grandes exportadores de arroz como India, Tailandia y China. Según su planteo, los productores estadounidenses tienen capacidad para abastecer el mercado interno y exportar, pero necesitan reglas de juego claras.

De un molino familiar a la Casa Blanca: las hermanas Kennedy y la pulseada por el futuro del arroz en EE.UU.

Durante la reunión, Trump consultó al entonces secretario del Tesoro, Scott Bessent, sobre el alcance de los aranceles impuestos a India y si existían excepciones para el arroz. Al confirmarse que no las había, el presidente le pidió a Kennedy que señalara qué países deberían enfrentar mayores barreras comerciales. Más tarde, le aseguró que revisaría el tema, un gesto que la empresaria interpretó como un respaldo clave para el sector.

El molino que lidera Kennedy junto a su familia se ubica en Mer Rouge y registra ingresos anuales estimados en US$ 100 millones. Trabaja con unos 60 productores de Luisiana y Arkansas, y abastece a compañías de alcance global como WK Kellogg y Mars, además de cadenas de restaurantes como Qdoba.

Según relató Kennedy a Forbes, la invitación a la Casa Blanca llegó luego de enviar una carta al presidente, impulsada por los propios agricultores con los que trabaja, para advertir sobre la fuerte caída del precio del arroz en un contexto de costos de producción históricamente altos. “Nunca había visto una brecha tan grande entre precios y costos”, explicó la ejecutiva, en referencia al impacto del encarecimiento del combustible, los fertilizantes y la energía.

La situación económica del sector arrocero estadounidense se deterioró de manera progresiva durante más de una década. De acuerdo con datos de la American Farm Bureau Federation, los productores de arroz cerrarían el año con pérdidas promedio de US$ 364 por hectárea. A ese escenario se suma el avance de las importaciones: en los últimos diez años, el ingreso de arroz extranjero a EE.UU. se duplicó y su participación en el mercado interno pasó del 15 % al 35 %.

En paralelo al negocio industrial, las hermanas Kennedy desarrollaron una marca propia orientada al consumo masivo. 4 Sisters Rice, lanzada en 2020, representa aún una porción menor del grupo, pero muestra un crecimiento acelerado. La marca factura alrededor de US$ 10 millones anuales, con un aumento del 38 % interanual, y se comercializa en más de 8.000 puntos de venta de cadenas como Walmart, Kroger, Publix, HEB y Fresh Thyme.

De un molino familiar a la Casa Blanca: las hermanas Kennedy y la pulseada por el futuro del arroz en EE.UU.

Forbes estimó que el valor total de las actividades familiares, que incluyen la producción agrícola, el molino, la planta de secado y la marca minorista, ronda los US$ 200 millones. A largo plazo, Meryl Kennedy no descarta una salida a bolsa, con el objetivo de atraer inversores interesados en el sector agrícola y en el fortalecimiento de la producción local. “Queremos que más gente entienda de dónde viene el arroz y quiénes están detrás”, señaló.

Sin embargo, el crecimiento convive con tensiones profundas. Kennedy advirtió que en Arkansas, donde su familia mantiene vínculos desde hace más de diez años, aumentaron los casos de suicidio entre productores rurales. Datos de los Centers for Disease Control and Prevention indican que los trabajadores de la agricultura, la silvicultura y la pesca figuran entre los grupos con mayores tasas de suicidio en ese estado, un indicador que refleja el impacto social de la crisis del sector.

En julio, el panorama sumó un elemento positivo con la aprobación del proyecto de ley conocido como One Big Beautiful Bill, que contempla un aumento del 21 % en los precios de referencia del arroz, el mayor incremento porcentual entre los principales cultivos. No obstante, Kennedy subrayó que la medida comenzará a regir recién en noviembre del próximo año y advirtió que muchos productores no pueden sostenerse hasta entonces. “Sin agricultores, no hay producto”, remarcó.

El origen del emprendimiento se remonta a 1964, cuando Elton Kennedy, padre de Meryl, comenzó a dedicarse a la agricultura y logró atravesar la crisis del sector en los años 80. En 2012, decidió construir un molino y una planta de secado para ganar mayor control sobre la comercialización. Junto a su esposa Anne y sus hijas, lanzó en 2016 una primera marca de arroz, con resultados iniciales modestos.

Meryl Kennedy asumió la conducción del molino en 2017, luego de trabajar durante años junto a su padre y sumar experiencia profesional fuera del negocio familiar. Sus hermanas mayores ya ocupaban roles clave: Patchez Kennedy lidera marketing y desarrollo de recetas; Felicity Kennedy representa a la marca en distintos mercados; y Chantel Kennedy gestiona las granjas y el área de sustentabilidad, con foco en prácticas productivas responsables.

Otro frente de conflicto señalado por Kennedy es el comercio con Puerto Rico, que históricamente fue un mercado relevante para el arroz estadounidense. Según explicó, desde 2017 China vende arroz en la isla a precios inferiores a su valor de exportación, una práctica que calificó como dumping. A esto se suma el impacto de la Ley Jones, que obliga a transportar mercancías hacia Puerto Rico en buques con bandera estadounidense, limitando la oferta logística y encareciendo los costos.

De un molino familiar a la Casa Blanca: las hermanas Kennedy y la pulseada por el futuro del arroz en EE.UU.

Kennedy recordó que hasta 2017 existía una ruta regular de envíos entre Nueva Orleans y Puerto Rico cada cinco días, pero que esa conexión se perdió. Hoy, el arroz debe enviarse primero a Florida y luego a la isla, lo que reduce la competitividad frente a proveedores extranjeros. “Una vez que se pierde una ruta, es muy difícil recuperarla”, sostuvo.

Tras su paso por la Casa Blanca, la empresaria aseguró haber notado un renovado interés de clientes y nuevos pedidos programados para los próximos meses. Convencida de que el rumbo del sector depende de mercados más equitativos, insistió en que el objetivo no es cerrar fronteras, sino garantizar igualdad de condiciones. “Eso es lo único que piden los agricultores”, afirmó.



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