El Gobierno nacional oficializó este martes la designación de Darío Wasserman como nuevo presidente del Banco de la Nación Argentina, en reemplazo de Daniel Tillard, y confirmó además el ingreso de Carolina Píparo al directorio de la entidad. Las decisiones, formalizadas mediante los decretos 903/2025 y 907/2025, marcan un nuevo movimiento en la reorganización del mapa de poder dentro del banco público más grande del país, en línea con la estrategia política del presidente Javier Milei y del ministro de Economía Luis Caputo. La información fue publicada por Infobae.
El decreto 903/2025, firmado por Milei y Caputo y publicado en el Boletín Oficial este 23 de diciembre, aceptó la renuncia de Tillard, efectiva desde el 17 de diciembre, y designó de manera inmediata a Wasserman para completar el período legal al frente del Banco Nación. En el mismo instrumento se formalizó la salida de Wasserman de la vicepresidencia de la entidad, cargo que ocupaba desde el inicio de la actual gestión.

En paralelo, el decreto 907/2025 oficializó la incorporación de Píparo al directorio del banco, tras la aceptación de la renuncia de Rodolfo Carvajal. La diputada nacional, que adelantó su salida de la Cámara baja, se suma así a la conducción del banco público a instancias del núcleo político más cercano al Presidente, encabezado por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
La salida de Tillard se venía anticipando desde hacía semanas y se inscribe en una serie de reemplazos de funcionarios vinculados al peronismo cordobés. Tillard mantenía una relación estrecha con el exgobernador Juan Schiaretti y con el actual mandatario provincial Martín Llaryora. En los últimos meses, otros dirigentes asociados a ese espacio político, como Osvaldo Giordano, ex titular de ANSES, y Franco Mogetta, ex secretario de Transporte, también dejaron sus cargos en la administración nacional.
Con estos cambios, la conducción libertaria profundiza una política de recambio orientada a alinear organismos estratégicos con la línea política del oficialismo y a consolidar el círculo de confianza que rodea al Presidente. El Banco Nación aparece como una pieza central en esa estrategia, tanto por su peso financiero como por su rol histórico en el crédito productivo.

Wasserman cuenta con una extensa trayectoria en el sistema de Sociedades de Garantía Recíproca (SGR), un sector clave para el financiamiento de pequeñas y medianas empresas. Entre 2020 y 2023 presidió Móvil SGR y, previamente, entre 2016 y 2020, estuvo al frente de Garantizar SGR, cuya principal accionista es el propio Banco Nación. También presidió la Cámara Argentina de SGR y fue vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Instituciones de Garantía (ALIGA).
Durante su gestión en Garantizar SGR, la entidad recibió distintos reconocimientos, entre ellos el premio “Great Place to Work” en 2018 y 2019, el galardón “Microsoft AI+Tour Argentina 2019” por la digitalización de su plataforma y el premio de la Asociación Latinoamericana de Instituciones de Desarrollo (ALIDE) por modernización tecnológica. Además, Wasserman encabezó la consultora privada Inversiones y Análisis S.A.
Más allá de su perfil técnico, su peso político se fortaleció por su cercanía con una de las figuras centrales del denominado “Triángulo de Hierro” del oficialismo y por la construcción de un núcleo de poder junto a su esposa, Pilar Ramírez, presidenta del bloque libertario en la Legislatura porteña. Ambos fueron anfitriones de reuniones clave en los inicios del armado libertario y actuaron como articuladores con referentes del denominado “círculo rojo”, incluido el dirigente Diego Santilli.

En el comunicado oficial que acompañó la salida de Tillard y la designación de Wasserman, la Presidencia destacó la continuidad del rumbo adoptado por el Banco Nación desde el inicio de la gestión Milei. El texto subrayó que “el banco volvió a trabajar de banco”, en alusión al giro hacia el crédito al sector privado y al alejamiento del financiamiento al sector público. Según datos oficiales, bajo la gestión de Tillard y Wasserman se otorgaron 20.000 créditos hipotecarios y la participación del Banco Nación en el mercado financiero creció de 12 a 18 puntos porcentuales.
Antes de dejar el cargo, Tillard defendió su gestión y afirmó que “el equipo del Banco ha cumplido con el mandato de que la institución vuelva a desempeñar plenamente su rol como banco”, en un contexto de políticas de solvencia fiscal y ordenamiento del balance del Banco Central, según declaraciones difundidas por el Ministerio de Economía.
Entre los desafíos que enfrenta la nueva conducción se encuentra la iniciativa de transformar al Banco Nación en una sociedad anónima, dejando atrás su actual estatus de sociedad del Estado. Si bien existe una decisión política explícita en ese sentido, el proyecto permanece frenado por una medida judicial, lo que abre un frente de incertidumbre sobre el futuro institucional del banco.
Con la llegada de Wasserman a la presidencia y la incorporación de Píparo al directorio, el Gobierno busca consolidar el control político sobre una entidad clave del sistema financiero argentino. El movimiento se inscribe en una etapa de ajustes más amplios dentro de la administración nacional, en la que el oficialismo acelera definiciones para reforzar su estructura de poder y avanzar con su agenda económica.