Caputo redefine la estrategia financiera y busca llevar el riesgo país a la zona de los 400 puntos en 2026

El Gobierno argentino, a través del ministro de Economía, Luis Caputo, definió una nueva estrategia financiera con el objetivo de que el riesgo país retome una tendencia descendente y converja hacia la zona de los 400 puntos básicos durante el primer trimestre de 2026. La hoja de ruta, que se apoya en una menor dependencia de los mercados internacionales, un uso prudente del endeudamiento externo y el fortalecimiento del mercado de capitales local, fue detallada en un análisis publicado por Infobae, en un contexto clave marcado por próximos vencimientos de deuda y señales externas más benignas.

La iniciativa cobra relevancia en un momento en el que la Argentina busca recuperar el acceso al financiamiento internacional a tasas más razonables, luego de años de virtual exclusión de los mercados voluntarios de crédito. El riesgo país, elaborado por JP Morgan, se acercó en dos oportunidades durante 2025 al umbral de los 550 puntos básicos —en enero y nuevamente en diciembre—, un nivel que hasta ahora funcionó como piso. Perforar ese techo psicológico es considerado un paso indispensable para volver a emitir deuda en dólares con costos cercanos al 8% anual.

Según la visión oficial, la clave para lograrlo no pasa por acelerar colocaciones en el exterior, sino por evitar señales de urgencia financiera. En esa línea, Caputo sostuvo que el objetivo es “bajar la dependencia de Wall Street”, una definición que marca un giro respecto de su propia experiencia como ministro de Finanzas durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la Argentina recurrió de manera intensiva a la emisión de bonos bajo legislación extranjera.

En aquel período, la fuerte demanda inicial por deuda argentina funcionó como una señal de confianza, pero el escenario cambió abruptamente en 2018, cuando se cerró el acceso al financiamiento externo y se desató una crisis cambiaria que terminó condicionando el desenlace político de la gestión. Con ese antecedente como telón de fondo, el enfoque actual apunta a que una eventual salida a los mercados internacionales sea limitada y estratégica, destinada principalmente a refinanciar vencimientos de 2026 y 2027, y no a cubrir necesidades corrientes.

Uno de los hitos inmediatos de esta estrategia es el pago de deuda previsto para el 9 de enero, por un monto cercano a los USD 4.200 millones. Caputo remarcó públicamente que el Tesoro no necesita salir al mercado internacional para cumplir con ese compromiso, una señal dirigida tanto a los inversores como a los organismos financieros. Hasta el momento, el Gobierno ya reunió alrededor de USD 2.500 millones, aunque no detalló el origen del resto de los fondos.

En el plano local, el Ministerio de Economía avanzó con la colocación del Bonar 2029, que permitió captar USD 910 millones en el mercado doméstico. En paralelo, el Tesoro viene comprando dólares en el mercado oficial para reforzar las reservas destinadas al pago de la deuda, una operatoria que continuaría en las próximas semanas si las condiciones cambiarias lo permiten.

Caputo también reconoció que existen ofertas de bancos internacionales para otorgar financiamiento adicional por hasta USD 7.000 millones, una alternativa que permitiría cubrir holgadamente los compromisos de corto plazo. No obstante, desde el Palacio de Hacienda subrayan que esta opción será utilizada solo como último recurso, en línea con la premisa de no sobrecargar de nueva deuda al mercado externo.

Más allá de la coyuntura inmediata, la estrategia oficial tiene una mirada de mediano plazo centrada en la consolidación del mercado de capitales local. En ese esquema se inscribe la creación del Fondo de Asistencia Laboral, previsto en el proyecto de reforma laboral, que se financiará con tres puntos de aportes patronales que actualmente se destinan a la ANSES. La iniciativa busca generar un nuevo inversor institucional con capacidad de canalizar recursos hacia instrumentos financieros locales.

A ese flujo se suma la expectativa de que parte de los dólares que los argentinos mantienen fuera del sistema, ya sea en cajas de seguridad, cuentas bancarias o directamente en efectivo, puedan reorientarse hacia la compra de títulos públicos. El Gobierno confía en que una mayor estabilidad macroeconómica y reglas más previsibles incentiven esa dolarización financiera interna, reduciendo la necesidad de recurrir al ahorro externo.

El contexto internacional también juega a favor de esta estrategia. La Reserva Federal recortó las tasas de interés por tercera vez en el año, un movimiento que suele aumentar el apetito global por activos de mercados emergentes, que ofrecen rendimientos más elevados. Este cambio en el ciclo monetario de Estados Unidos podría facilitar una compresión del riesgo país argentino, siempre y cuando se mantenga la disciplina fiscal y financiera.

En el equipo económico reconocen que el objetivo de llevar el riesgo país a la zona de los 400 puntos básicos es ambicioso, pero no imposible. Para ello, consideran clave consolidar señales políticas, cumplir con los compromisos de deuda sin sobresaltos y sostener una narrativa coherente de prudencia financiera. En ese marco, la aprobación del Presupuesto 2026 aparece como otra variable relevante, al aportar previsibilidad sobre el rumbo fiscal y reforzar la credibilidad ante los inversores.

La apuesta oficial, en definitiva, es que la combinación de menor emisión externa, fortalecimiento del mercado interno y un entorno global más benigno permita romper el piso de los 500 puntos básicos que hoy limita a la Argentina. Lejos de una estrategia basada en el endeudamiento acelerado, el mensaje que busca transmitir Caputo es que el país puede mejorar su perfil crediticio sin mostrarse urgido por dólares, una señal que, de consolidarse, podría marcar un punto de inflexión en la relación con los mercados financieros.