Ecosistemas Agrícolas / Poroto / Valor Agregado en Origen

Las arvejas y los porotos podrían sustituir a la soja

Ambas leguminosas, si se las trata correctamente luego de la cosecha, ayudarían a evitar el monocultivo, además de ser beneficiosas para los suelos agrícolas

Las arvejas y los porotos podrían sustituir a la soja
sábado 04 de julio de 2020
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a soja parece absorberlo todo en la economía argentina de las últimas dos décadas, fue el gran motor del despegue del campo como una pata fundamental para el ingreso de dólares a un país siempre en crisis y necesitado de divisas.

Eso es lo que aportó el complejo sojero, que es más que un simple "yuyo", como definió la vicepresidenta CFK a la soja en pleno conflicto por la Resolución 125, aquella que puso las retenciones en el tapete. En las terminales portuarias del Gran Rosario se le da valor agregado a la soja, se la convierte en aceite y en harina que también se exportan y pusieron a la Argentina en el podio de las potencias agroindustriales del mundo.

Tanto el poroto como sus derivados, el aceite y la harina, tienen una demanda pujante en el mundo, traccionada por la creciente clase media asiática que consume cada vez más proteínas animales, producidas en base a soja.

Pero esta ecuación -más asiáticos de clase media que abandonan las zonas rurales y se concentran en las grandes ciudades, más proteínas animales, mayor demanda de soja- no tiene por qué ser eterna. De hecho, tanto desde el punto de vista ambiental como desde la matriz económica, no es deseable que un solo cultivo concentre una demanda tan grande. Ya ha pasado en la Argentina cuando la soja se pagaba en los mercados internacionales unos 600 dólares la tonelada.

Por eso, investigadores del Instituto de Ciencias Agrícolas y Nutricionales de la Universidad Martín Lutero (MLU) en Halle, Alemania, están buscando alternativas que puedan reemplazar a la soja en la provisión de proteínas de alto valor para el consumo animal, una búsqueda que deberían seguir de cerca los agricultores locales ya que podría ayudarlos a diversificar la producción sin perder peso en el mercado global.

Este proyecto, según explica un artículo de la revista científica Phys.org, tiene el objetivo de determinar qué manipulación especial requerirán los cultivos alternativos para igualar el valor nutricional de la soja. El proyecto busca probar la efectividad de dos leguminosas nativas de esa región alemana que también crecen en la Argentina: las arvejas y los porotos.

"Nuestro principal objetivo es mejorar el valor alimenticio de estos cultivos mediante fermentación y tratamiento térmico para que puedan reemplazar la proteína de soja, tanto cuantitativa como cualitativamente", afirma el profesor Olaf Steinhöfel, profesor honorario de MLU y líder del proyecto.

Sin embargo, esta no es la única motivación. "Las leguminosas domésticas también benefician a la agricultura, el medio ambiente y el clima de múltiples maneras", dice en el artículo Annette Zeyner, profesora de nutrición animal en la MLU, y agrega que aflojan el suelo y almacenan nitrógeno del aire, algo que la soja también puede hacer, pero de lo que otras plantas son incapaces.

Las arvejas, en particular, contienen grandes cantidades de proteínas y almidón. "Pero en este punto no están a la altura de la soja, en parte porque contienen muchos de los llamados factores antinutritivos", aclara Zeyner. Los factores antinutritivos son sustancias que dificultan la absorción de nutrientes valiosos por parte de los animales. Sin embargo, según la investigadora, el problema es relativamente fácil de resolver.

Por un lado, los ingredientes antinutritivos se degradan en gran medida por las prácticas agrícolas normales de ensilaje. Otro método para aumentar las propiedades nutricionales de las leguminosas, aunque aún no se usa ampliamente en combinación con el ensilaje, es la exposición al calor.

“El tratamiento térmico hace más que degradar los factores antinutritivos en los guisantes. En un estudio reciente, Zeyner y su colaborador, Martin Bachmann, pudieron demostrar que también evita que las proteínas se descompongan tan rápidamente por las bacterias en el rumen de las vacas y otros rumiantes”, explica el artículo de Phys, y aclara que la descomposición que ocurre demasiado rápido es problemática por dos razones: una, una gran cantidad de nitrógeno se excreta a través de la materia fecal y, por lo tanto, puede ingresar al agua subterránea como nitrato o al aire como óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero.

Y, en segundo lugar, aminoácidos esenciales muy valiosos se pierden en el proceso porque necesitan sobrevivir al paso al intestino delgado para ser absorbidos allí. “Esto es particularmente importante para que las vacas lecheras logren una producción suficiente”, detalla la investigadora alemana.

"El problema es que el sobrecalentamiento a su vez daña las proteínas", dice Zeyner. Por lo tanto, el proyecto determinó la temperatura óptima, la duración del tratamiento térmico y el contenido de humedad del ensilaje. En pruebas de laboratorio, Bachmann pudo demostrar que el tratamiento ensilado y térmico no afectaba la producción de gas y metano. El escaneo de imágenes de microscopio electrónico además mostró que las moléculas de almidón no se alteraron por el calentamiento.

Si toman nota los productores agrícolas y ganaderos y los contratistas forrajeros locales, apreciarán que gracias al conocimiento alemán podrán sumar una nueva carta al abanico de opciones. 

 

El diario de la Republica



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