a garrapata común del bovino, Rhipicephalus (Boophilus microplus), es considerada como el ectoparásito de mayor importancia a nivel mundial. El impacto negativo en la producción ganadera es debido a sus efectos directos e indirectos. Los primeros incluyen irritación, pérdida de peso y daño en el cuero. Los efectos indirectos son aún más importantes ya que incluyen las pérdidas por transmisión de enfermedades hemoparasitarias y las miasis que se generan en el punto de la picadura.
En áreas endémicas de R. microplus de Sud América, los búfalos de agua (Bubalus bubalis) están incrementando su población como una alternativa al bovino en la producción de carne y leche. Los primeros reportes de su presencia en Argentina, datan de 1976, llegando a tener actualmente 100000 cabezas aproximadamente, distribuidas principalmente en las provincias de Formosa, Corrientes y Misiones.
Los búfalos y bovinos a menudo conviven en las mismas áreas ganaderas, y son expuestos a los mismos ectoparásitos y endoparásitos. Como los búfalos son considerados más resistentes a algunas infecciones, los controles sanitarios son menos exigentes que para los bovinos en la misma región.
En la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Mercedes, se llevó a cabo un ensayo de infestación experimental con garrapatas durante el verano con una temperatura media que osciló entre 17,6°C y 32°C y una humedad relativa entre 64,5 y 74%. Se utilizó un novillo bubalino de raza Mediterránea, de 7 meses de edad, y un novillo bovino de raza Holstein de la misma edad, nacidos en zona libre de garrapatas. Ambos animales fueron mantenidos bajo condiciones controladas en corrales, con suministro de agua y comida ad-libitum. A cada animal se les colocó 104 larvas de R. microplus de 15 días de vida obtenidas de la colonia de garrapatas libres de hemoparásitos de la EEA Mercedes.
Al día 18 post-infestación, se realizó el conteo de las garrapatas que se encontraban solo del lado izquierdo del animal y que llegaran a tener entre 4,5 y 8 mm de tamaño. Este conteo se realizó en los dos animales en el mismo día. Además, se registró el tiempo en que tardó en caer la primera y la última teleogina ingurgitada.
Luego de días 20 post-infestación inicial, se tomaron diez teleoginas repletas de sangre que se desprendieron del bovino y el mismo número en el búfalo, se acondicionaron por separado y fueron transportadas al laboratorio. Estas garrapatas fueron lavadas por un minuto con agua destilada, pesadas individualmente, colocadas en placas de Petri separadas, e incubadas a 27 °C ± 1°C y 80 - 85% de humedad relativa.
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