Los lotes del este cordobés se ubican primero en la tabla de resultados con zonas que promedian 45 a 50 qq/ha. En el extremo NE de Buenos Aires están los peores valores: promedios de 10 qq/ha y rindes de 8 a 20 qq/ha como en La Violeta o Baradero. Hacia Pergamino la cosa mejora, los resultados son de 25 a 36 qq/ha en la primera tanda, un 10% de la cosecha. “Si el partido de Pergamino logra alcanzar los 30 quintales de promedio va a ser todo un logro”, comentan los ingenieros. También advierten por el desmejoramiento que hay allí en sojas de segunda tras las lluvias: hay efectos de reverdecimiento y nuevas complicaciones que ponen en duda la cosecha de muchos lotes.
En el este de Córdoba los cuadros fueron favorecidos por la recuperación pluvial a partir de enero y la cosecha arroja rindes medios de 45 a 50 qq/ha. Allí los monitores dan gratas sorpresas: 5 quintales extras respecto a lo que se esperaba. En Cruz Alta se marca el efecto relieve: 23-27 qq/ha en lotes altos y 40 a 45 qq/ha en los campos más planos. Hacia la zona de Camino Aldao, Inriville la napa también colaboró para obtener rendimientos de 45 a 50 qq/ha. En el sur de Santa Fe, los escasos 20 a 50 milímetros extra que dejó febrero siguiendo el gradiente oeste a este fueron claves para salvar los rindes del desastre. En Carlos Pellegrini los rindes estimados coinciden con los obtenidos, 42 qq/ha. En Cañada de Gómez el rinde medio se ubica en 32 qq/ha. En el Trébol esperaban más que los 33 qq/ha que marca el 40% de la cosecha. Hacia el norte de Buenos Aires están los cuadros más afectados y donde más se nota la heterogeneidad de rindes. Hay valores 20 a 50 qq/ha en General Pinto, pero los promedios son bajos, en torno a los 30 qq/ha. La franja agrícola cercana al río muestra las peores cifras: 8 a 15 qq/ha.
Agrositio