Por Agroempresario.com
AFoA representa a 1,3 millones de bosques cultivados en Argentina, 53 millones de hectáreas de bosques nativos y a 8 mil productores y trabajadores del sector forestal.
Agroempresario.com conversó con la licenciada Claudia Peirano, directora ejecutiva de la entidad, sobre el escenario local de la cadena foresto-industrial, los objetivos en materia de sustentabilidad y los principales desafíos del sector en el país.
En Argentina, el sector forestal cuenta con dos grandes bloques: aquella madera o producto derivado proveniente de bosques nativos y las plantaciones forestales. En términos de superficie, los bosques del país cubren alrededor de 53 millones de hectáreas, mientras que los bosques cultivados o plantaciones forestales son 1.3 millones.
La gestión sostenible de los bosques nativos cumple un rol clave, con un valor ambiental y local muy importante para el desarrollo de las comunidades. Sin embargo, en cuanto a números agregados de las cadenas foresto-industriales, el “corazón” proviene de esta mínima parte de plantaciones que provee al 95% de la industria de base forestal.
“En Argentina no se corta un solo árbol de madera nativa para hacer celulosa o papel. Utilizamos árboles plantados específicamente para ese fin, es un sistema industrializado completo con árboles genéticamente mejorados y de altísimo crecimiento. Argentina tiene uno de los crecimientos en pino más altos del mundo, en productos base como la madera, nuestro país cuenta con ventajas comparativas internacionales y absolutas”, destacó.
La madera posee múltiples usos y alimenta a distintas cadenas de producción de celulosa y papel, donde Argentina es históricamente deficitaria, con importaciones anuales de más de US$1.000 millones. Otra línea es la relacionada a la madera sólida para construcción con madera de muebles y pisos; madera triturada para muebles planos; la línea de energía eléctrica y de pellets para energía térmica, con desarrollos muy interesantes en Misiones.
Mirando hacia el futuro, las biorrefinerías se encuentran en el centro de la escena donde se generan desde nanocelulosa, carbono y textiles hasta químicos de distintos tipos que reemplazan a productos provenientes del petróleo o de minerales a partir de innovación pura.
En este marco, Peirano señaló la proyección de la agenda internacional hoy, muy vinculada al cambio climático y a la sostenibilidad: “Todas estas cadenas colaboran a la transición productiva y energética, reemplazando desde el cemento y el aluminio hasta plásticos y productos provenientes de la industria química del petróleo con bioplásticos, bioinsumos y bioproductos”, remarcó.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) solicitó a AFoA en su próximo Congreso “llamar la atención” sobre la importancia del aporte que tiene toda la cadena forestal y de productos forestales para la transición productiva e inclusiva con alta creación de empleo.
“Son nuevas formas y sistemas constructivos totalmente innovadores que pueden reemplazar y mantener el nivel de bienestar de las personas o inclusive mejorarlo creando empleo, arraigo y desarrollo regional. Creemos que Argentina tiene mucho por delante para crecer en este sector”, resaltó.
Según el ConFIAr (Consejo Foresto Industrial Argentino), uno de los principales desafíos de la cadena se presenta a nivel regional. En los últimos 15 años, Uruguay creció y espera proyectar más de 4/5 millones de toneladas de producción de celulosa. El país vecino continúa desarrollándose en distintas áreas de la cadena con una fábrica de CLT (Cross Laminated Timber), un sistema constructivo de madera laminada cruzada totalmente innovador.
Por su parte, Brasil avanza y Chile se encuentra alrededor de las 5 millones de toneladas. El caso de Paraguay es sorprendente: con una inversión de US$4.000 millones en una biorrefinería, la mayor inversión en toda la historia de ese país, el sector genera este tipo de inversiones que dan nuevas oportunidades.
“Cuando uno impulsa un área o elemento de esta cadena favorece a todo el resto porque son usos complementarios de la madera y genera un impacto local muy importante”, aseguró.
Uruguay, Paraguay y Brasil crearon condiciones específicas para atraer inversiones internacionales de capital intensivo, desde acuerdos bilaterales hasta condiciones específicas de estabilidad fiscal y normativa durante 30 años para los inversores.
“Hay una cuestión básica para todas las inversiones que es la estabilidad macroeconómica y de las reglas, cualquier inversión intensiva en capital requiere de seguridad, esa estabilidad es un prerrequisito para cualquier inversión”, precisó.
En esta línea, Peirano agregó que “desde AFoA se impulsa el acompañamiento legislativo con un proyecto de ley que recrea o revisa las condiciones que hicieron favorables las inversiones en los países vecinos”.
Por otra parte, la directora ejecutiva participó junto a Francisco Torres Cayman, gerente de AFoA en Corrientes, de la Segunda Jornada de Economías Regionales “Estado de Situación y potencialidades”, convocados por la Comisión de Economías y Desarrollo Regional de la Cámara de Diputados. “Destacamos la invitación del Congreso a escuchar al sector productivo. Participamos en el proyecto de ley de Humedales durante este año; destacamos la importancia del diálogo con todos los actores, y la relación entre el sector productivo y el sector público porque es la forma de tomar decisiones informadas. Este tipo de iniciativas son esenciales para poder acercar ideas y ver dónde estamos”, expresó.
Como agenda legislativa, la entidad marcó la necesidad de asegurar el financiamiento de la ley 25.080 de Promoción de Inversión en Bosques Cultivados, como también de buscar la forma de darle continuidad a la norma con un proyecto de ley que cuenta con media sanción en el Senado. A través del PROSAS (Programa de Sustentabilidad Ambiental y Seguros), se crea un fondo proveniente del 0,5% de los seguros automotores destinado a financiar la plantación de árboles como un efecto compensador de la emanación de carbono o gases de efecto invernadero producidos por los automóviles.
“Lo cierto es que si uno hace una evaluación del impacto de esta ley en sus 20 años de vigencia, se observa falta de seguridad especialmente en el cobro de los aportes económicos no reintegrables que financian el PROSAS”, advirtió.
Otro de los desafíos del sector en el que la entidad trabaja fuertemente es el del manejo del fuego, un área pendiente a trabajar con el Ejecutivo. Los incendios forestales de este año fueron catastróficos para las provincias de la Mesopotamia, donde AFoA posee una mayor cantidad de incidencia de socios.
Los hechos movilizaron distintas acciones en el transcurso del 2022: el sector forestal cuenta con Consorcios de Manejo del Fuego, nueve de ellos en la Mesopotamia y Delta, entre ambos protegen a más de un millón de hectáreas, 600.000 en plantaciones forestales. En Corrientes, las áreas bajo protección de los consorcios registraron una menor presencia de incendios comparadas con el resto; vale mencionar que el consorcio de Virasoro tuvo una pérdida de plantaciones forestales menor al 2% del total de las plantaciones, lo mismo el consorcio de Iguazú.
A raíz de esto, se creó la Red Nacional de Manejo del Fuego Rural desde donde se articulan distintas medidas, como una guía de buenas prácticas en manejo de fuego rurales, capacitación de productores con bomberos y con la provincia para el uso del fuego para pasturas, además del refuerzo de herramientas y la creación de nuevas brigadas.
“Desde el sector privado tuvimos una reacción proactiva para estar más preparados, se mejoró la comunicación para articular con las provincias y remitimos una nota al ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié, para el cumplimiento del artículo 10 de la Ley de Manejo del Fuego pero no obtuvimos respuesta. Esto demuestra que en materia de políticas de prevención, detección temprana y ataque rápido hay mucho para hacer”, subrayó.
La norma establece la responsabilidad del Sistema Nacional de Manejo del Fuego del Ejecutivo Nacional para acordar y planificar la temporada de incendios junto con las provincias y los referentes locales. Según lo especificado por Peirano, la ley marca una regionalización del país en distintos ecosistemas de acuerdo a la situación del manejo y de las características de los incendios. En este sentido, la norma prevé que Nación -a través de coordinadores en las ecorregiones- acuerde los recursos y formas de coordinación de los mismos de acuerdo a los distintos niveles de siniestralidad, algo que “no se está haciendo a pesar del pedido de los consorcios”.
Cabe destacar que el periodo de incendios en la región de la Mesopotamia se extiende desde el primero de noviembre hasta el 31 de marzo. “El mayor problema que se vio durante la emergencia fue la falta de coordinación entre los distintos grupos, hubo un fuerte problema de comunicación de las personas y de los recursos, no de dinero. Se necesitan políticas y coordinación”, sentenció.
Del 27 al miércoles 29 de marzo de 2023 (se suma el 30 como día dedicado a visitas técnicas) tendrá lugar en la ciudad de Mendoza el VIII Congreso Forestal Latinoamericano (CONFLAT) y V Congreso Forestal Argentino.
Según los organizadores, bajo el lema “El rol vital del bosque en tiempos complejos y cambiantes”, el Congreso se perfila como el espacio más importante para la actualización y desarrollo de un sector ambiental, económico e industrial vital para el futuro sostenible de la región y del mundo.
“Es la primera vez que el CONFLAT se llevará a cabo en Argentina, lo estamos organizando junto con el INTA, la Universidad Nacional de Cuyo y el CONICET de Mendoza. Además, contamos con el respaldo del Gobierno provincial, la Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación, el Consejo Federal de Inversiones y se van sumando nuevos apoyos para que el evento tenga toda la trascendencia que esperamos”, concluyó.